Sindicales
3/7/2024
Diputados debate la jornada laboral en tiempos de ajuste y despidos
Las patronales buscan ampliar la flexibilidad laboral y la productividad, contra los derechos de los trabajadores.
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Caída de la actividad económica.
En medio de una fuerte crisis de desempleo y la caída de la actividad económica del país, el Congreso de la Nación vuelve a discutir distintos proyectos de reducción y/o modificación de la jornada laboral, que van desde un diseño flexible en manos de las patronales a planteos más generales que podrían amenazar los ingresos salariales.
El debate se da en el marco de las sesiones de la comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados, presididas por el diputado radical Martín Tetaz, quien además impulsa un proyecto propio donde se le otorgaría amplias facultades a las patronales para disponer de las 48 horas semanales de la jornada de los trabajadores, según su mejor conveniencia.
Estas discusiones se dan con una caída de la actividad económica, con miles de despidos en el sector público y una reforma laboral (en la aprobada Ley Bases) que habilita miles de despidos baratos en el sector privado, precarización laboral y el ataque a la estabilidad laboral del sector público. Además, en el primer trimestre del año la desocupación creció dos puntos porcentuales.
Entre los proyectos presentados ante la comisión, más allá del mencionado, están los que proponen una reducción de la jornada laboral actual de 48 horas semanales a entre 30 y 40 horas, y con variaciones entre el impacto de esta eventual reducción en los salarios.
Parte de la representación política de la clase capitalista ve con buenos ojos propuestas que hagan foco en el aumento de la productividad del trabajo, como la de Tetaz, con una alta discrecionalidad patronal, de la mano de otras medidas flexibilizadoras sancionadas con la reciente Ley Bases, como los despidos baratos, la ampliación del periodo a prueba, la eliminación de las multas por mala o nula registración, etc.
El cuadro sobre el cual este debate opera es el de la incapacidad de los diversos gobiernos capitalistas para generar empleo, principalmente en el sector privado. Las patronales, además, se valen de la huelga de inversiones para negociar condiciones de explotación más ventajosas, sin que esto genere ni un puesto de trabajo adicional a posteriori.
La idea de que el debate sobre la reducción de la jornada laboral tenga como objetivo “mejorar la calidad de vida de los trabajadores” busca esconder la naturaleza de fondo de un nuevo ataque contra los trabajadores, tratando de vender los “beneficios” de la flexibilización laboral.
Las patronales se valen de la situación caótica creada por ellas mismas para justificar políticas que solo las favorecen a ellas. Lo mismo ocurre con el 40% de trabajo no registrado imperante, para lo cual el gobierno y la oposición patronal acaban de eliminar las sanciones y multas a tal efecto, y atacan derechos laborales al punto de intentar lograr que la registración laboral no dé acceso a derecho alguno (exenciones a las cargas patronales, beneficios fiscales, supresión de derechos laborales, etc.).
El debate sobre la reducción de la jornada laboral no puede procesarse en abstracto, al margen de estas tensiones de clase y de los intereses capitalistas.
El ataque a los trabajadores, con cientos de miles de despidos, debe ser bloqueado con la prohibición de despidos y suspensiones, y el reparto de las horas de trabajo en cada industria y lugar de trabajo, sin afectar el salario, como respuesta concreta a la caída de la actividad económica.
Junto con la acción directa de los trabajadores en defensa de los puestos de trabajo, con acciones de lucha, e incluso la ocupación de los establecimientos que cierren o despidan masivamente trabajadores.
Para que la reducción de la jornada laboral sea tal esta debe afectar de fondo los intereses de los capitalistas, lo que requiere de una fuerte organización independiente de los trabajadores para obtener conquistas reales en esta dirección.