El movimiento obrero ante un momento excepcional

6 de agosto: quinto plenario nacional de la Coordinadora Sindical Clasista

Es necesario quebrar el ajuste del FMI

El salto en la crisis económica y política pone al rojo vivo la necesidad de una intervención de la clase obrera. A la luz de esto, la convocatoria al Quinto Plenario Nacional de la CSC, que fue una de las resoluciones del reciente Congreso del PO, resulta, más que oportuna, inaplazable.

La disparada del dólar y el derrumbe de las acciones y los bonos de deuda expresan, en el lenguaje de los mercados, la exigencia al gobierno de que profundice el ajuste pactado con el FMI. Es el rumbo que anunció la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis: sus prioridades serán “el equilibrio fiscal y la acumulación de reservas”. Eso implica, entre otras cosas, más presión sobre salarios y jubilaciones, tarifazos y restricción de importaciones (lo que algunos llaman una “recesión civilizada”).

La inflación de julio difícilmente baje de 7% e incluso podría pasar a dos dígitos. Mientras las patronales se preservan reteniendo los productos o remarcando “preventivamente”, la pérdida para los trabajadores es constante.

La ministra que fuera verdugo de los docentes bonaerenses pagando el aguinaldo en cuotas, como ministra de Scioli, a quien los docentes le hicieron 45 días de huelga, ha logrado el apoyo momentáneo de AF y CFK sobre bases reaccionarias, la ratificación del rumbo de rescate del capital financiero contra el ingreso y los puestos de trabajo de la clase obrera. Pero su precariedad es total, por eso la burocracia sindical “desensilla hasta que aclare”, temerosa de que cualquier movida pueda desbordar por la bronca que hay por abajo.

En un mensaje dirigido a la burocracia, Batakis reivindicó la vigencia de las paritarias (contradiciendo lo que había deslizado CFK en Ensenada), pero aclaró que “no vamos a poder a recuperar el 100% de esa pérdida en unos pocos meses” y además rechazó las cláusulas gatillo. Es claro por dónde empezará a “ordenar las cuentas”.

La respuesta de la CGT fue “esperar el momento oportuno” para convocar a “una movilización contra la inflación”; o sea, ratificar su postración, que contrasta con las luchas que por abajo empiezan a multiplicarse: a las grandes jornadas de la Unidad Piquetera se suman los paros y movilizaciones del Sutna por el salario y el pago al 200% de las horas del fin de semana, la huelga y corte de Panamericana de los choferes de la 60 contra las persecuciones del grupo Dota, la huelga autoconvocada de los docentes de La Rioja por el salario o el conflicto de Arcor en defensa del convenio. El sentido profundo de estas batallas reivindicativas es que le ponen un límite al ajuste y al avance de las patronales.

El Plenario de la CSC será una caja de resonancia de las luchas y una instancia para extender la solidaridad activa con todas ellas y contribuir a su triunfo. Será, sobre todo, la oportunidad para ofrecerles una perspectiva común en torno de un programa de superación del callejón sin salida de la crisis capitalista, que parta de la ruptura con el FMI, el repudio a la deuda externa y la apropiación por parte de los trabajadores de los resortes clave de la economía. La cuestión de las paritarias con cláusula de garantía de inflación pasará a ser clave al mismo tiempo que hacer saltar todos los básicos por encima de 100 mil pesos, la línea de pobreza de mayo.

Las acciones prácticas en defensa de las paritarias libres, con mandato de asambleas de base, la defensa de la movilidad jubilatoria y las condiciones de trabajo, cuando presionan contra los convenios colectivos, refuerzan nuestra política hacia la CGT y las CTAs de que rompan su sometimiento al gobierno y lancen un plan de lucha, que arranque con un paro nacional.

Esta campaña va unida al planteo de un congreso de delegados electos por las bases de todos los sindicatos, de las tres centrales, en unidad de ocupados y desocupados, que materialice la puesta en pie de una nueva dirección clasista del movimiento obrero. El Plenario de Sindicalismo Combativo, que la CSC integra, tiene que ser una palanca en esta orientación.

El progreso de la influencia del Polo Obrero entre las capas más explotadas de los trabajadores indica las posibilidades de una confluencia más amplia de las agrupaciones de la CSC con una vanguardia de activistas que procesa una experiencia terminal con el peronismo en todas sus versiones -en especial, el kirchnerismo. En eso radica, ante todo, el carácter excepcional del momento actual, porque Cristina Kirchner abraza con su ministra el rescate del pacto del gobierno con el FMI.

A una parte de esa vanguardia esperamos atraer y convertir en protagonista de este quinto plenario nacional. Solo una intervención de conjunto de los trabajadores podrá abrir un rumbo, quebrando el ajuste del FMI. Desde luego, el 9 de julio estaremos movilizados con nuestras banderas. Que son las de una salida de los trabajadores a la crisis, mediante la construcción de un movimiento popular con banderas socialistas, que, entre otras cosas significa que barra con la burocracia entreguista de la CGT y las CTAs.