Sindicales
7/6/2024
El único camino viable para el oficio periodístico y sus trabajadores es construir un paro general
Paro y movilización contra la Ley Bases.
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Trabajadores de prensa.
Las patronales de medios han decidido poner fin al oficio periodístico. En el día del periodista conoceremos nuevamente los datos que reflejan la realidad de los trabajadores de prensa a partir de la encuesta que todos los años elabora el SiPreBA entre sus afiliados.
De allí surge que el 78% de los trabajadores de prensa perciben salarios por debajo de lo que establece la línea de pobreza. Por ese motivo, para poder llegar a fin de mes y alimentar a nuestras familias, los trabajadores de prensa estamos inmersos en el pluriempleo. Más de la mitad de los trabajadores del gremio tienen dos o más empleos y solo el 6,5% dice que su salario le alcanza para vivir.
Reforma laboral
Por la vía de la asfixia salarial, en la última década, las patronales de medios han impuesto una reforma laboral de hecho imponiendo jornadas laborales extenuantes y generalizando el trabajo precario a través de colaboraciones y el monotributismo.
El salario testigo de redactor del convenio de prensa escrita en abril se ubicó por debajo de los $270 mil. En ese mismo mes la línea de indigencia para una familia superó los $373 mil. No es apenas una referencia, es lo que pagan a la mayoría de sus trabajadores empresas periodísticas como Página/12, Editorial Perfil, Ámbito Financiero, Crónica y BAE, pero es el salario del que se valen también los multimedios como Clarín y La Nación.
Para el período mayo-agosto las patronales ofrecieron apenas un 15% de aumento en cuatro cuotas. La caída del poder adquisitivo es estrepitosa y no encuentra piso. Desde abril de 2016 el salario real retrocedió un 72% con relación a la Canasta Básica Total. Dicho de otra forma, en aquel entonces ese haber se situaba en $960 mil a valores actuales.
En estas condiciones el oficio periodístico resulta inviable a pesar del profesionalismo y la dedicación de centenares de trabajadores que, abrumados por las cuentas, no tienen otra opción que producir notas como una fábrica de chorizos. La destrucción del oficio compromete la libertad de expresión y el derecho a la información de la población y, a la vez, constituye una concesión al poder político y el Estado que de esta forma reduce su exposición al escrutinio de una profesión cuya naturaleza parte del análisis crítico del poder político y económico.
Más ajuste, represión y persecución
La asunción del nuevo gobierno amenaza con degradar aún más las condiciones de trabajo en el marco de un ajuste gigantesco que, además de un techo a las paritarias, incluye la anulación de la pauta oficial que los grandes medios utilizan de excusa para seguir ajustando los salarios. Para los medios recuperados y autogestivos representa una amenaza cierta a su continuidad.
A la vez, el oficio ha sido objeto de un ataque sin precedentes de parte del Estado. Los reporteros han sido blanco deliberado de la represión policial, el mismo presidente Javier Milei se dedica a atacar a periodistas de prácticamente todos los medios e incluso han comenzado a avanzar con causas por instigación a cometer delitos contra periodistas que no consideran propios. La libertad de expresión está siendo violentada desde el poder estatal que, además, se propone destruir los medios públicos.
Al cierre de la Agencia Télam cuyos trabajadores resisten en un acampe hace ya más de dos meses se le suma el intento de privatizar, a través de la Ley Bases, la TV Pública y Radio Nacional al tiempo que rige sobre ellas una férrea política de censura.
En nombre del “déficit cero” pretenden silenciar medios que, más allá del persistente intento de todos los gobiernos por someterlos a sus designios, representan una conquista popular y un canal para exigir que se garantice la expresión de todas las vertientes políticas y sociales, y sus luchas. La organización sindical ha servido para preservar los criterios de pluralidad y libertad de prensa y poner límites a las imposiciones estatales.
Una respuesta a la altura
La degradación del oficio y los nuevos ataques ameritan una respuesta contundente. La responsabilidad de la situación actual recae principalmente en las patronales de medios y en el trabajo sucio de la UTPBA que se valió de una representación trucha para hundir el oficio y a sus trabajadores.
Pero ahora es momento de producir un cambio drástico y recuperar lo perdido. La actitud de las patronales es muy clara. Pretenden destruir la negociación paritaria centralizada conquistada en 2013 como lo demuestra el hecho de que Aedba, la principal cámara conducida por Clarín, se niega a firmar incluso los acuerdos miserables a pesar de que paga salarios por encima.
La única forma de revertir el cuadro es modificando drásticamente la relación de fuerzas. Necesitamos construir y organizar un paro general en prensa escrita que ponga las cosas en su lugar. No hay otra salida.
Medios como Página/12, Ámbito Financiero, Editorial Perfil, Diario Popular y tantos otros ya mostraron su capacidad de parar en defensa de sus derechos. Es necesario unificar en una medida y lograr que se sumen el resto de los medios que así lo puedan hacer.
Para eso es necesario definir colectivamente medidas escalonadas y, con tiempo, poner fecha y anunciar un paro general. La clave es aprovechar el escenario general. El último paro general del 9 de mayo mostró que una medida de orden nacional sirve de respaldo para impulsar medidas en el gremio.
La votación de la Ley de Bases en el Senado que se realizará el 12 de junio es una nueva oportunidad para parar y movilizar pero no solo contra la aprobación de la ley en el Senado sino explícitamente contra las patronales de medios que estarán interesadas en difundir lo que ocurra ese mismo día. Hay que decir basta.
Exigimos un paro general a las centrales sindicales. Promovamos ceses de tareas esta semana como forma de preparar un gran paro para el 12 de junio que sea apenas el comienzo de un plan de lucha hasta lograr todas las revindicaciones.
Abramos un nuevo camino para el gremio de prensa. Son ellos o nosotros.