Como es sabido hace meses, el fin del mes de junio plantea una nueva tanda de despidos masivos en el Estado. El gobierno anuncia cincuenta mil nuevas cesantías; más allá de que el revoleo de números ha sido constante durante la gestión de Milei, lo cierto es que ya se produjeron por lo menos veinte mil despidos en el primer semestre, y ahora vendrán por más. Es una verdadera masacre social, toda vez que el mercado privado no absorberá esa fuerza de trabajo sobrante. Los despidos masivos se concretarán pocos días después del dato oficial de crecimiento del desempleo, con una economía en profunda recesión.

La responsabilidad de la burocracia sindical en que lleguemos a esta situación sin una respuesta acorde es completa. Andrés Rodríguez, el jefe máximo de UPCN y miembro destacado de la mesa chica de la CGT, admitió sin vergüenza que su compromiso con el sostenimiento del gobierno es total. Así, rechazó cualquier movilización contra la Ley Bases, a pesar de que incluye una reforma laboral contra la clase obrera en general y contra estatales en particular. Debería ser absurdo que un sindicato que sufre decenas de miles de despidos no tome una sola medida de acción directa. Sin embargo, es la consecuencia de su desnaturalización al estar controlados por una burocracia sindical adicta a todos los gobiernos, y especialmente a los partidos patronales que garantizan la gobernabilidad de Milei y su pandilla criminal. ¿Cuál es el plan de lucha de la CGT y las CTA frente a cientos de miles de despidos entre el sector público y privado?

Las direcciones de ATE enfrentan discursivamente los despidos, pero no promueven la organización real por abajo para pasar del dicho al hecho. En realidad, son un factor de desorganización: Aguiar, el secretario general nacional, se vuelve a pasear por los medios anunciando permanencias en dependencias que no van a suceder, porque no fueron debatidas ni preparadas por nadie. En seis meses de una masacre antiestatal sin precedentes no hubo una sola asamblea general del gremio para organizar un plan de lucha, como varios sectores reclamamos. Los plenarios de delegados son casi inexistentes; los pocos que se hicieron simplemente validaron alguna acción aislada realizada al día siguiente. Esta metodología inocua llega al ridículo de que ATE Nacional anunció por redes una “jornada de lucha” el 27 de junio, que es no laborable en la Administración Pública Nacional.

La mentada “unidad” con ATE Capital (Verde y Blanca) quedó en el olvido. Así, la seccional conducida por Daniel Catalano realizó el día previo (26/6) una modesta acción desde la Legislatura porteña hasta el Ministerio de Economía. Allí, el dirigente afirmó en su discurso que las centrales sindicales deberían “organizar un paro por tiempo indeterminado” frente a la magnitud del ataque en curso. El planteo es correcto -enfrentar a Milei con una huelga general-, pero ¿cómo contribuimos a que se concrete? Lógicamente, no será ATE Capital en soledad quien organice una huelga general. Pero sí podría ser un factor para organizar por abajo ese paro entre los estatales. Ocurre lo contrario al privilegiar la unidad por arriba (incluso con Andrés Rodríguez) y la negociación fragmentada, lugar por lugar.

Existe una posibilidad de cambiar el cuadro: apoyemos al INTI en lucha

Aunque una primera aproximación plantea muchas dificultades, de fondo la crisis del gobierno es enorme. Por eso, desarrollar a fondo las luchas que ocurran será fundamental para extenderlas. En primer lugar, es muy significativo que el INTI haya votado un paro el viernes 29 y lunes 1, llamando a una concentración de apoyo en las puertas para garantizar el ingreso de las personas despedidas. También es un dato clave el triunfo en estos días de un frente combativo contra la lista oficialista en ATE Conicet, que es un organismo particularmente atacado. En definitiva, ilustran una voluntad de lucha que necesita nuevos canales para expresarse. Los choques de la semana próxima plantean nuevamente la inmediata organización de un plenario general, con participación de afiliados y no afiliados, para concentrar en acciones unificadas el combate contra este ataque. Además de los despidos está el problema del salario: el verso clásico de la burocracia, de cambiar plata por estabilidad, se reveló falso, porque están echando masivamente. La Ley Bases permitirá ir contra la planta permanente y la paritaria desapareció del mapa (-24.7% de caída interanual real).

El lunes por la mañana, todos al INTI. Que sea el punto de partida de un plan de lucha general. Esa es la propuesta de Tribuna Estatal.

“La Ley Bases es un golpe contra los trabajadores, no admitimos ninguna variante de reforma laboral antiobrera”

Romina Del Plá en la comisión de Diputados que trató la Ley Bases y el paquete fiscal. –

prensaobrera.com