Sindicales
4/11/2025
¿Es cierto que la reforma laboral beneficia a la juventud precarizada?
Una degradación de las condiciones de trabajo que también perjudica a los no registrados.

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Juventud precarizada.
El gobierno de Javier Milei impulsa como un eje de su ofensiva antiobrera una nueva reforma laboral que tiene por objetivo suprimir derechos y conquistas obreras, devolviendo a los trabajadores a condiciones de trabajo de cuasi esclavitud. Desde La Libertad Avanza argumentan, contra toda evidencia, que esta reforma terminaría con la informalidad laboral y que “beneficiaria” particularmente a la juventud trabajadora, hoy sometida a las peores formas de precarización y flexibilización laboral, degradando los derechos laborales del conjunto de los trabajadores.
El argumento oficial sería que una reforma laboral que modifique negativamente la Ley de Contratos de Trabajo (extensión de jornada laboral, ataque de la ultraactividad y convenios colectivos, supresión de la irrenunciabilidad de derechos, salarios por productividad, etc.) abriría las puertas a la formalización del trabajo no registrado o ultraprecarizado, el cual sería consecuencia de una “legislación anquilosada”.
Esta justificación confronta con la realidad y con las propias cifras que dan cuenta de los resultados bajo el gobierno de Milei, tras las reformas incorporada con la Ley Bases que, supuestamente, venían a favorecer la contratación y el empleo formal eliminando las indemnizaciones por nula o deficiente registración, y terminaron sumando más de 200.000 despidos, 126.000 de estos en el sector privado.
Esto se desenvuelve junto a la tesis oficial de que a la juventud no le importaría la aplicación de una reforma laboral antiobrera, debido a que en su mayoría se encuentra actualmente excluida del mercado laboral formal, con fuerte incidencia del trabajo no registrado en actividades como Comercio (27% de jóvenes), Construcción (9%), Alojamiento y servicios de comida (8%), Administración y los servicios de apoyo (8%), que va desde limpieza y logística hasta call center y empleo temporal (La Voz, 11/10). Sumado a otras formas de fraude laboral, encubiertas como trabajo independiente y autónomo, como monotributistas, en plataformas de reparto y/o contratos basura.
Sin embargo, una degradación general de los salarios y condiciones laborales impactaría de lleno en los sectores más precarizados e informales, empujando a la baja las condiciones generales del conjunto de los trabajadores, y profundizando la precariedad de la juventud trabajadora.
No solo se trata de un efecto dominó que impactaría con más fuerza en los estratos más vulnerables de los trabajadores, sino que no implicaría ningún acceso a una “formalidad real”, como es presentado por el gobierno, ya que el reconocimiento de estos trabajadores sería sobre la base de destruir los derechos que hacen a la formalización laboral (derecho a la seguridad social, convenios, condiciones laborales, jornada, derechos previsionales, etc.).
Esta formalización trucha -de dudosa realización- ademas suprimiría la posibilidad de que los trabajadores informales accionen ante la Justicia para reclamar su formalización y/o la indemnización correspondiente por el salario y las condiciones no reconocidas por las patronales negreras. Se trata de un perder o perder.
El gobierno tambien apunta a eliminar la negociación colectiva, con la reforma laboral, atacando de lleno a las organizaciones gremiales y al colectivo obrero, en su intento por disminuir a la nada misma a los sindicatos y coartar cualquier intento de organización y respuesta obrera. Esto es clave para una juventud precarizada que siempre a buscado las formas de organización y respuesta al ajuste, contra la tercerización laboral y por el reconocimientos de sus derechos, y en la pelea por recuperar los sindicatos para los trabajadores, hoy con una burocracia sindical enquistada en las centrales obreras.
La juventud trabajadora tiene que enfrentar esta reforma antiobrera para garantizar su propia supervivencia y evitar un degradación general de sus salarios y condiciones de trabajo. Ninguna reforma que destruya los convenios y suprima derecho de los trabajadores registrados podría implicar una mejora para los ocho millones de trabajadores que se encuentran en la informalidad.
De esto no solo se desprende la lucha contra la reforma reaccionaria de Milei y compañía, sino también la pelea por el pase a planta permanente y el reconocimiento de los convenios colectivos vulnerados por las patronales para hacer pasar un régimen de precarización y flexibilidad laboral.
La incorporación de la juventud trabajadora al mercado laboral formal solo será fruto de la organización y lucha de los trabajadores, y no de los gobiernos y sus reformas propatronales, que solo buscan garantizar los negocios capitalistas, empujando a millones de trabajadores a la pobreza y la desocupación.




