Sindicales

9/9/2022

Gerardo Martínez marca la pauta de las paritarias del hambre

Acumulado salarial del 76%, por debajo de las proyecciones inflacionarias.

Gerardo Martínez y Alberto Fernández.

Gerardo Martínez, secretario general de la Uocra, acaba de firmar una nueva actualización de la paritaria de la industria de la construcción, que pasa del 62% a totalizar un aumento del 76%. Se trata de una paritaria testigo, que marca una referencia para el conjunto de la burocracia sindical, estableciendo un antecedente de un “aumento” por debajo de la inflación proyectada para todo el año.

La actualización opera como una especie de refuerzo al acuerdo de ocho tramos firmado por la dirigencia de la Uocra, al cual se adicionan un 5% en septiembre, un 5% en octubre y un 4% en noviembre.

De esta manera, el salario básico inicial para la categoría de ayudante en la construcción asciende a unos $75.314 para el mes de septiembre y llegaría a escasos $94.000 con todo el aumento aplicado en… febrero. Estamos ante cifras de pobreza, parcialmente compensadas por el pago del 20% por presentismo: una cláusula que obliga al obrero a asistir a trabajar a pesar de toda contingencia.

Tomados los primeros siete meses del año los salarios de la construcción aumentaron un 33% contra un 46,2% de los precios. Con la nueva actualización, los salarios llegarían al 56,2% en septiembre, cuando resta contabilizar la inflación acumulada de agosto y septiembre.

Todos son Gerardo Martínez

Lo de la dirigencia de la Uocra no es la excepción, sino la regla. La Federación de Empleados de Comercio negoció, vía el burócrata Armando Cavalieri, el adelanto de una cuota del 10,5% en el marco de un acuerdo ruinoso del 59,5%.

Por su parte, la Uthgra de Luis Barrionuevo aflojó por un porcentaje total similar al de Gerardo Martínez: 78%. La UOM del kirchnerista Abel Furlán cerró la paritaria siderúrgica en un acumulado del 65%.

Este escenario se repite en casi todos los gremios, en lo que hace a una negociación salarial sometida a la política de ajuste del gobierno y las patronales, bajo el marco de un supuesto acuerdo de precios y salarios que no es más que la tapadera de la liquidación del poder adquisitivo de los trabajadores.

Cuando la burocracia cegetista reivindica las paritarias por sobre las sumas fijas -con algunas diferencias internas- lo hace para respaldar su lugar en la mesa de negociación, pero no para representar los intereses de los trabajadores y el poder adquisitivo de los salarios.

Esta orientación de la burocracia sindical ha llevado a que en el último mes los salarios, en promedio, pierdan 2 puntos porcentuales contra la inflación: algo similar a lo que ocurre en la comparación interanual, donde la brecha se amplía a un 2,4%, con los salarios abajo.

A pesar de esto la CGT omite hablar de la posibilidad de un paro, cuestión que solo se discutió a los fines de apoyar o no a la vicepresidenta Cristina Kirchner. Las CTA´s expresan la misma orientación desde un palabrerío distinto, pero se niegan a organizar la intervención colectiva de los trabajadores contra el ajuste, algo que sucede en el marco de distintas luchas provinciales de docentes y estatales, a las que les dan las espaldas.

Una intervención decidida del conjunto del movimiento obrero colaboraría con las luchas que sí están en curso, como la de los trabajadores del neumático y su sindicato, el Sutna, que vienen batallando contra las grandes patronales de la industria; e incluso la lucha piquetera y de los trabajadores precarizados y desocupados contra el ajuste y por el aumento del salario mínimo, la apertura de los programas sociales y medidas urgentes para paliar el hambre.