El gobierno nacional organizó un encuentro con líderes de la CGT, la UIA y funcionarios oficiales, donde se firmó un acta de acuerdo y compromiso con el pacto con el FMI y la política económica de ajuste emprendida por el oficialismo y la oposición patronal.

El encuentro tuvo lugar en el Ministerio de Economía, el jueves por la noche, y contó con la participación de los ministros Martín Guzmán (Economía), Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Claudio Moroni (Trabajo), el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, y, por la CGT, Héctor Daer, Carlos Acuña y Andrés Rodríguez.

Horas antes de que esta reunión se concretara, el Indec daba a conocer el Índice de Salarios del mes de enero, con una suba promedio del 3,8%, contra una inflación del 3,9%. El aumento de distintas cuotas de acuerdos salariales no llegó a empatarle a la inflación, cuando se espera que las estadísticas recrudezcan con las mediciones de febrero y marzo, con una alta inflación y sin actualizaciones salariales importantes.

Todos con el FMI

El documento firmado por los asistentes no pasa de una serie de declaraciones de objetivos y fórmulas refritas que esconden la orientación ajustadora de los participantes. Esto con excepción de una cita que reivindica explícitamente el acuerdo con el FMI y la política macroeconómica emprendida por el gobierno… más del FMI.

Los burócratas de la CGT exculparon al gobierno y a las patronales por la suba de los precios, responsabilizando al “contexto internacional” y a la guerra en Ucrania, y se comprometieron a la continuidad de una mesa de trabajo, incorporando nuevos sectores, como la Mesa de Enlace.

Esto mientras miles de manifestantes pasaban la noche acampando frente al Ministerio de Desarrollo Social, denunciando la crisis de desempleo y el ajuste sobre el salario mínimo que esta misma burocracia viene de cerrar con una actualización del 45% en cuatro cuotas.

La mesa del ajuste

Luego del impacto de algunas revisiones y las últimas cuotas de las paritarias 2021/22, los salarios retoman su curva descendente, con especial énfasis en el empleo público (2,9% de aumento) y el trabajo no registrado (2,5%). La diferencia del 1% entre salarios e inflación en el empleo público deja al descubierto que el Estado es uno de los protagonistas e impulsores de este ajuste salarial.

Las paritarias que vienen cerrando, del orden del 45 al 48% están lejos de alcanzar las estimaciones –cada vez más reales- de una inflación anual del 60%, cuando en febrero los precios saltaron un 4,7% en promedio y un 7,5% para los alimentos, y se espera que marzo supere el umbral del 6%.

La  burocracia sindical está comprometida hasta lo más profundo con el ajuste oficial, lo que le ha significado pagar un costo en algunos gremios, como en la UOM donde la desgastada y cuestionada conducción de Caló fue desplazada, expresando la crisis de la burocracia, aunque por una dirección kirchnerista de igual complcidad con el ajuste

La lucha por una recomposición general de los salarios, cuando un tercio de los trabajadores en actividad se encuentra en la pobreza, es indisociable de la lucha contra el programa macroeconómico del FMI-gobierno, y demanda de una dirección independiente, del movimiento obrero, que libre la batalla por el salario, las paritarias y las condiciones laborales, contra la reforma laboral en curso de las patronales.

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