Sindicales
24/9/2024
La CTA se reunifica por derecha
El “mito fundante” y la unidad que necesitamos los trabajadores.
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Hugo Yasky y Hugo Godoy.
El anuncio de que las dos CTA preparan su reunificación, luego de 14 años, no debería sorprender. Hace tiempo que ambas centrales se ubican en el mismo campo político: desde la constitución del frente “anti-Macri” impulsado por el kirchnerismo, que desembocó en el gobierno de los Fernández al que, con sus matices, acompañaron. Las dos CTA fueron, junto con la CGT, herramientas fundamentales para contener al movimiento obrero y permitir al Frente de Todos gobernar con el programa del FMI.
Las paritarias a la baja, el abandono de los sectores más precarizados (en especial durante los años de pandemia), la justificación de los recortes en salud o educación y el aislamiento al que condenaron cada lucha fue lo que pavimentó el ascenso de Milei. La ausencia completa de autocrítica respecto a aquel papel lamentable es compatible con su política actual y permite caracterizar el contenido de la unidad que se propone. Hoy, ambas centrales tienen por política no hacer nada que no sea en “unidad con la CGT”. Incluso hubo un pedido de integración a la CGT de parte de Yasky, rechazado por la burocracia tradicional que no quiere adentro más lío del que ya tiene.
La autocrítica que expresó Yasky en AM 24, en el programa QR, es “haber confundido la central con un partido político”, lo que sonó a crítica a la CTA fusionada con la Unidad Popular que prácticamente ha dejado de existir. La integración a UxP de ambas fracciones es el hecho dominante.
¿Unirse… para contener y votar a Kicillof?
“No hay posibilidad de diálogo con el gobierno de Milei”, explicó Hugo Godoy, secretario general de la CTA Autónoma; “la idea es unirse para luchar, resistir, pero también para discutir una propuesta que vuelva a poner a la clase trabajadora en una reconstitución del campo popular”. O sea el PJ, lo mismo que Pablo Moyano.
La frase “unirse para luchar” no se condice con la pasividad creciente de toda la burocracia sindical frente al avance de los despidos, el derrumbe salarial y jubilatorio y la flexibilidad laboral. Siguiendo a la CGT, las dos CTA se ausentaron de la movilización contra la aprobación de la Ley Bases y fueron “testimoniales” en la lucha contra el veto a la movilidad jubilatoria. La masacre en el Estado apenas generó medidas de protesta sin continuidad (muy alejadas de los discursos incendiarios de Rodolfo Aguiar, titular de ATE y miembro de la Conducción Nacional de la CTA-A). La Ctera no movió un dedo contra el proyecto de esencialidad educativa.
La resistencia a Milei se construye en luchas, como la de la docencia neuquina o la del Garrahan, antagónicas con la orientación de utilizar el conflicto como muleta o como presión de la oposición parlamentaria o la Justicia. Bajo esta óptica resulta claro que la unidad que se impulsa no es para desenvolver una confrontación consecuente sino para reforzar la regimentación de la movilización obrera. En una reciente entrevista, Hugo Yasky, visiblemente contrariado por la pregunta de una periodista referida a la “pronta retirada” de la convocatoria contra el veto, respondió: “el acto empieza y termina cuando nosotros decimos”.
¿Podemos derrotar a Milei juntando firmas?
La avanzada del proyecto de reunificación fue un plenario común de “secretarios generales y adjuntos” de las dos CTA de la provincia de Buenos Aires, encabezado por el colorado De Isasi y Roberto Baradel, bajo la consigna “Lucha para resistir y unidad para vencer”. Entre las principales resoluciones figuraron “continuar la campaña de firmas contra el DNU70” y “trabajar por la restitución de los fondos a las provincias”. De lucha, poco.
Uno de los arquitectos del plenario fue el ministro de Trabajo de Kicillof, Walter Correa. Como venimos denunciando en la provincia el ajuste en los salarios públicos supera al de Nación. Pese a eso los gremios, de una y otra CTA insisten en no enfrentar a un “gobierno popular” al que, además, postulan como la tabla de salvación que sucederá a Milei. El mismo gobernador que les descuenta los días de paro a los docentes que pararon contra la esencialidad educativa, a pesar de la carnereada de Baradel y Ctera, el mismo también que le mandó la bonaerense a Bridgestone contra los piquetes del Sutna.
Una reunificación compleja
El próximo 24 se realizará una reunión de las dos mesas ejecutivas de las CTA en el orden nacional para definir una hoja de ruta general, que irá de la unidad de acción a la unificación organizativa e institucional. La división de la central en 2010 -luego de una elección escandalosa y denuncias de todo tipo entre Yasky y el, por entonces, secretario general de ATE Pablo Micheli- alumbró dos aparatos cuya integración parece muy compleja. Otro factor de crisis es la exclusión de una buena parte de los cuadros medios de las centrales (ni hablar de sus bases) de cualquier debate serio.
Tanto Yasky como Godoy han expresado que aspiran sumar a la Utep, cuyo anunciado matrimonio con la CGT nunca llegó a consumarse. El sueño de una gran unidad de todas las fracciones de la burocracia bajo la sigla de la CGT, promovida por algunos operadores del Frente de Todos, duró una siesta. Esta podría ser una variante algo menor, pero igualmente muy importante, como sostén de una candidatura (Kicillof u otra) y a la hora de repartir lugares en una futura lista pejotista.
No está claro cómo se posicionarán Pablo Moyano (hoy bastante marginado de las decisiones de la CGT y en disputa con otros integrantes del clan familiar) y la Corriente Federal kirchnerista frente al proceso abierto en las CTAs. Algún tipo de confluencia más amplia podría convenir a todos y, fundamentalmente, potenciar un eventual “Hay 2025”, por ahora lejano.
El mito fundante y la unidad que necesitamos los trabajadores
La CTA surgió en 1992 de la mano de Víctor De Gennaro para enfrentar a la burocracia alineada con el menemismo; encarnó el intentó poner en pie un sindicalismo de centroizquierda separado políticamente del viejo pejotismo y lo que el degennarismo llamó el “sindicalismo empresarial”. Más allá del derrotero que siga la anunciada reunificación es evidente que se coloca a la derecha de aquel proyecto, que el verborrágico Aguiar denominó el Mito Fundante de la CTA.
La unidad del movimiento obrero sólo puede progresar sobre bases de independencia política de los trabajadores, de verdadera democracia sindical, un programa y una nueva dirección clasista, que lleve adelante un plan de lucha hasta la huelga general para derrotar a Milei.