Sindicales

31/8/2022|1652

DOCENTES MENDOZA

La entrega de la conducción del Sute no cierra el conflicto

Foto: Los Andes diario

Después de casi dos meses de conflicto, el Sute aceptó la oferta salarial miserable del gobierno provincial. La conducción Azul-Naranja anticipó esto después de una tregua de más de quince días y maniobras en los plenarios para desplazar a los delegados que llevaban mandatos en rechazo.

La base del problema -que son salarios por debajo de la línea de pobreza, que pierden contra una inflación acelerada- se profundiza cada día más, por lo que lejos de cerrarse el conflicto, la pelota se patea hacia adelante.

Una lucha y un balance

A diferencia de lo que pasó en San Juan, donde las conducciones sindicales enfrentaron abiertamente a los docentes y fueron superados por las bases, la conducción Azul y Naranja del Sute jugó a ponerse a la cabeza de la movilización y los paros desde que recomenzó el conflicto docente en la provincia. La burocracia tomó nota de la lucha docente sanjuanina y preparó el terreno para tener una autoridad que les permitiría cerrar temporalmente el conflicto.

Así es que, en la medida que la lucha de los trabajadores de la educación iba en ascenso, con miles de trabajadores movilizados en las calles y un fuerte apoyo popular, la conducción del Sute empezó a debilitar el plan de lucha.

Sin una propuesta salarial concreta que unificara y fortaleciera la pelea salarial, permitiendo la manipulación de porcentajes como terminó sucediendo, la conducción fue poniendo palos en las ruedas para evitar que se profundizara el conflicto.

Después del contundente paro por 48 horas y un gobierno que estaba cada vez más contra las cuerdas, la realidad imponía la necesidad de un paro indefinido. Sin embargo, la conducción logró imponer primero un paro por 72 horas y luego uno por 24, en cuatro cuotas, “paro de 96 horas rotativo por región”, mientras rechazaban todas las propuestas de fondo de huelga para garantizar las medidas de lucha.

Finalmente, con un gobierno debilitado y que había agotado sus herramientas más importantes para enfrentar a los docentes, como el ítem aula y el decreto salarial, la directiva del Sute salió al rescate del gobierno suspendiendo el paro en cuotas y todas las medidas de lucha. Otorgó así un compás de espera al gobierno de más de diez días para recuperarse de los paros y movilizaciones previos. De esta forma apostaron a la desmovilización de la base docente y el desgaste favoreciendo la aceptación, lo mismo que hicieron a principios de año, cuando cerraron la paritaria a la baja.

Contra esta dirección opuesta al interés de los trabajadores, denunciamos desde Tribuna Docente estas maniobras e impulsamos desde un primer momento la necesidad de establecer una propuesta salarial concreta, de 120 mil pesos de básico, respetando el escalafón docente, e ir a fondo en esta pelea con un paro indefinido, garantizado por un fondo de huelga. Con un gobierno fuertemente golpeado no podía ser de otra manera.

Por definición, la burocracia no lucha, es una corriente del Estado y las patronales en los sindicatos, por lo que los intereses que defienden siempre van a ser los de ellos contra los trabajadores y no podemos depositarles ninguna confianza. Tal es así que ni la CGT ni las CTAs movieron un pelo a pesar de tener a miles de trabajadores movilizados en las calles, pero amenazan con movilizar e incluso ir al paro en defensa de Cristina. Toda una definición.

La pelea por salario continúa

Este acuerdo, lejos de resolver el problema de fondo, patea la pelota para adelante. La “desilusión” de la docencia tiene un límite cuando se abre la heladera y cada vez está más vacía. Esto es objetivo y se va a profundizar. Los ajustes que impulsa Massa sobre el presupuesto y las tarifas van a golpear fuertemente sobre el salario de los trabajadores.

Por esto, es fundamental el fortalecimiento y la organización de la base docente. Muchos delegados, que venían dando una fuerte lucha en las escuelas y los plenarios, quedaron sin una orientación frente a la maniobra de la conducción para darle una tregua al gobierno. Esto refuerza la necesidad de un frente único antiburocrático por el salario y que tiene que empezar por la convocatoria a una gran asamblea de todos los trabajadores que verdaderamente luchan.

En esta perspectiva es que consideramos que la desafiliación, que se propone desde sectores autoconvocados, sería un golpe a los propios docentes, ya que solo significa allanar el camino a la burocracia sindical que es la que va a seguir firmando las paritarias.

El camino de los y las trabajadoras de la educación es romper con la burocracia sindical que dirige el Sute y agruparse para rediscutir cómo seguimos la lucha hacia adelante.

En este marco y contemplando la situación económica y los procesos de lucha que llevan adelante trabajadores estatales, de la salud, municipales y otros, es clara la necesidad de un paro provincial que unifique la lucha de todos los estatales y los trabajadores privados. Esta tarea está más vigente que nunca.