Horas antes de su inicio, La Fraternidad decidió levantar definitivamente el paro de 24 horas que fuera postergado la semana pasada en reclamo de adicionales salariales planteados por el gremio.

 

Las patronales ofrecieron el mismo acuerdo que firmaron con la burocracia de la Unión Ferroviaria: el 27,8 por ciento y un adicional del 10,6 por ciento desde enero hasta junio próximos -alargando la paritaria a 16 meses- y el pago del retroactivo desde marzo último hasta ahora, en cinco cuotas. Para encontrarle una salida elegante a la capitulación gremial, acordaron una “revisión del acuerdo salarial en marzo próximo” y “la mejora del adicional por jerarquización, vigente para el conductor de tráfico de forma exclusiva, que pasará de un 10 a un 12 por ciento desde el 1° de julio de 2016”, según informó la cartera laboral. Es decir, un acuerdo que sólo empezará a regir cuando se esté discutiendo el próximo convenio.

 

De este modo, el gobierno impuso el acuerdo de 16 meses a todos los sindicatos ferroviarios, incluso la UTA. Los fraternales están todos afectados por el impuesto a las ganancias, lo que agrava la pobreza del “arreglo”.

 

Tras la reunión frustrada del lunes, Maturano recurrió a amenazas de medidas de fuerza que ni los afiliados creen… Un camino recorrido sin éxito por la burocracia de Caló de la UOM. Es un espejo en el que Maturano no le gusta mirarse.

 

La experiencia de las luchas obreras como la de Aceiteros, Aluar y otras, demuestran que sólo cuando hay fuertes medidas de fuerza se pueden quebrar los techos salariales impuestos por el gobierno.

 

Tras evaluar un reclamo del 50 por ciento en diciembre pasado, pedir un 35 en enero y amenazar con medidas por un 32, Maturano se arrodilla sin pena ni gloria. Rechazado el reclamo del 32 por ciento en una cuota y por un año, se imponía el cumplimiento del paro y un plan de lucha.