Sindicales

15/6/2021

POLÉMICA

La gran jornada unitaria del Plenario del Sindicalismo Combativo

Divisionismo y electorerismo del PTS.

La jornada nacional de movilización “por salario, vacunas y trabajo” –protagonizada por el PSC y las organizaciones sindicales y piqueteras, junto a sectores obreros en lucha del momento, como en todas sus movilizaciones del pasado- fue un enorme triunfo la orientación de frente único de clase y de lucha, porque en ella participaron, además, otros sindicatos que no integran el Plenario como el Suteba Tigre y Adosac que convocó a parar en Santa Cruz.

Las diversas acciones desarrolladas desde la mañana en varias provincias del interior -Córdoba, Mendoza, Rosario, Neuquén, Santa Cruz, entre otras-, la caravana docente contra la presencialidad sin condiciones, la movilización de trabajadoras de casas particulares por su paritaria, de la Unidad Piquetera por su aguinaldo y el corte del puente Pueyrredón, tuvieron su broche de oro en el acto de Plaza de Mayo, en el que numerosos oradores reflejaron los aspectos fundamentales del creciente ciclo de luchas.

En representación de las luchas del momento fueron oradores compañeras y compañeros de EMA, Clínica San Andrés, municipales de Salud de La Matanza, Polymont, Coordinación Comisiones Internas de ATE, Argencobra, Enfermeras de Ela y un delegado de Austral. En la reunión de Mesa Ampliada participaron también las organizaciones autoconvocadas de jubilados que dos días antes movilizaron a Plaza de Mayo y otros puntos del interior por sus reivindicaciones.

Las banderas de las seccionales combativas de los Sutebas, de Ademys, el Sutna, la UF o el Hospital Italiano mezcladas con las banderas de cada lucha, las del Polo Obrero, Teresa Vive y MTR 12 de abril fueron el testimonio de la confluencia alrededor de un planteamiento contra la asimilación al gobierno ya su ajuste de burocracia sindical de la CGT y CTAs y del Trío Vaticano.

El acto, abierto por Alejandro Crespo del Sutna y cerrado por el Pollo Sobrero de la UF Oeste, marcó una perspectiva política al movimiento obrero, con importantes intervenciones políticas de los oradores obreros, entre ellos también la secretaria general del Suteba Matanza, Romina Del Plá que ya dio a entender lo que será la acción de lucha del sindicalismo docente rechazando la apertura sin fundamentos de Kicillof con la complicidad de Baradel.

El PTS-MAC, como siempre…

Dentro del mapa de organizaciones que formalmente fueron parte de la convocatoria común, la nota discordante la marcó, una vez más, el PTS-MAC que actuó, en todo momento, como un obstáculo; contraponiendo forzadamente la jornada nacional con lo debatido por un llamado “encuentro de las luchas” convocado por la Cooperativa MadyGraf (ese encuentro tuvo lugar unos días antes de la reunión ampliada del PSC, con algunos sectores efectivamente en lucha). En ese encuentro se congregó la militancia del PTS junto a los sectores descriptos, porque el MAC fue la corriente convocante en los hechos. De hecho hablaron todas sus representaciones, pero los “invitados” de otras corrientes sindicales de la izquierda tuvieron solo un orador de dos minutos.

En MadyGraf se votó, a instancias del MAC y con su apoyo, cortar el puente Pueyrredón el mismo viernes 11 y llamar al PSC a apoyar esa acción; pedir encabezar la movilización y tener oradores de cada sector en la plaza y formar una mesa permanente de coordinación.

En nombre de la solidaridad con las luchas el MAC-PTS opuso sistemáticamente las resoluciones de ese encuentro a la jornada general; incluso intentó vaciarla (no movilizó prácticamente a nadie, retiró sus referentes políticos de la movilización central y en el interior del país estuvo “ausente sin aviso”, como ocurrió en Neuquén, Córdoba y Rosario).

Todo su esfuerzo militante y, sobre todo, mediático, se centró en este contrapunto falso entre las luchas y el PSC, cuya mesa, no está demás aclararlo, el PTS-MAC integra. Su actitud respecto al PSC combina permanentes ataques, tentativas de paralelizarlo y el ninguneo a sus acciones. Una rápida revisión demostraría sin atenuantes que la política de hostilidad al PSC que el PTS desarrollo durante los dos años en los que se negó a incorporarse, continuó “desde adentro”.

Solo como botón de muestra: en la nota alusiva a esta jornada, publicada en ID, no se nombra ni una sola vez la marcha y el acto en Plaza de Mayo. Solo se pondera el corte de Puente Pueyrredón que, aunque fue acompañado por todas las organizaciones del PSC, el MAC insiste en presentar como algo diferenciado (y toda su intervención ese día apuntó en esa dirección) de la acción común con los sindicatos y otras organizaciones recuperadas.

Una vez más: el PSC y las luchas

En el mencionado artículo el PTS afirma que “estamos ante la emergencia de fenómenos de auto-organización… que hace tiempo no se veían en nuestro país”; motorizados por “el ajuste, las expectativas defraudadas de quienes habían votado al peronismo para recuperar lo perdido y el rol entreguista de las cúpulas sindicales”. Y les asigna un objetivo monumental: “van en busca de una unidad más grande, no solo de los que hoy están en conflicto sino de toda la clase trabajadora… apostamos a la unidad de ocupados, desocupados, precarios, informales y quienes luchan por vivienda”.

Pero el PTS pretende ignorar que la unidad del movimiento obrero es un aspecto clave del programa y la práctica del PSC; que en su seno actúan sindicatos, comisiones y juntas internas y las principales organizaciones piqueteras combativas; que esas organizaciones, confluyendo siempre con sectores y luchas que no pertenecen al Plenario, han sido protagonistas de movilizaciones multitudinarias (como la del 27 de abril o esta última que estamos balanceando), contra el ajuste de Macri –diferenciados de la burocracia sindical opositora de la época- y ahora de los Fernández. Y, lo más importante, lo han hecho en torno a planteos y reivindicaciones que delimitan de las fuerzas patronales y la burocracia de todos los colores; es decir, trazan un rumbo independiente y una salida a la crisis, propia de los explotados.

Borrando de un plumazo esa trayectoria, el PTS postula que el camino universal para el triunfo de la clase obrera es el desarrollo de los procesos autoconvocados, sin detenerse a reflexionar sobre la relación entre esos conflictos y el PSC, que define con sus acciones y programa un campo autónomo, imprescindible para el desarrollo y el triunfo de esas luchas.

Las autoconvocatorias a que se refiere el artículo representan, según datos citados de LID, “el 40% de los conflictos actuales”. O sea que su análisis no considera a la mayoría de las luchas de los sindicatos, seccionales y comisiones internas recuperadas; también resueltas en asambleas y plenarios de delegados, también autoconvocadas, contra de las burocracias de sus gremios y centrales, que aplastan a la mayoría de la clase obrera con sus aparatos. Luchas que sacuden los “cuerpos orgánicos” de la casta sindical y potencian cada conflicto con el método del frente único y el programa del clasismo.

¿O qué cree el PTS que son los paros y luchas del Sutna, de Ademys, Adosac o los Sutebas Combativos, de la AGD-Uba, de Amsafe Rosario, de Agmer, de las seccionales recuperadas de Aten Neuquén, de otras asociaciones de Conadu Histórica (todos integrantes de alguna de las Ctas), de la Unión Ferroviaria o la Comisión Interna del Hospital Italiano, integrantes de la CGT?

Para el PTS la izquierda es un grupo de presión

En toda la extensión del largo artículo del PTS, la caracterización del gobierno, de la burocracia sindical, de las fuerzas actuantes en las riquísimas acciones del movimiento argentino, están completamente ausentes.

Los conflictos de sectores tercerizados son presentados como expresiones avanzadas de la clase obrera (“simbolizan los más atacados por la pandemia, pero también la resistencia…”) contrapuestos a las acciones de los sindicatos recuperados y el PSC, que son permanente apoyo de esos conflictos, de sus fondos de huelga, de sus acciones, etc.

La respuesta a todos los problemas que presenta la tarea histórica de construir una dirección clasista sería “la libre deliberación y la asamblea”. El PTS reemplaza las luchas políticas que se desarrollan en el seno del movimiento obrero y de sus sindicatos, materializadas en la acción cotidiana de tendencias y agrupaciones, por un esquema simplista de “democracia versus despotismo”. Pero lo peor es que incluso tergiversan el contenido de la democracia obrera. Así se apreció en su reclamo “a viva voz” de que había que votar al finalizar la reunión ampliada del PSC, cuando una votación entre algunas decenas de obreros y organizaciones que representan a miles, hubiera sido una deformación con exclusivas consecuencias rupturistas, cuando se trata del frente único para la acción común. Y así lo entendieron los compañeros que participaron.

La exaltación de la “autoorganización” deja de lado la intervención de la propia izquierda, a la que el PTS le confiere sólo la responsabilidad de solidarizarse “con los que recién empiezan a luchar”; algo necesario pero insuficiente.

Es la visión de una organización que está completamente al margen de la génesis del movimiento de lucha de los trabajadores, de la delimitación de las políticas que actúan sobre ese movimiento y de la dura batalla por expulsar a la burocracia sindical de los sindicatos.

Esta idea medular de su concepción fue sintetizada por una de las oradoras del PTS en el acto del FIT-U, el Primero de Mayo: “construir desde abajo instituciones de democracia directa y de autoorganización de los sectores en lucha (¡no recuperar los sindicatos!) … para imponerle a la burocracia sindical que abandone su subordinación al gobierno, rompa la tregua y convoque a un plan de lucha”. O sea, la izquierda sindical como factor de presión de la burocracia. No conciben la lucha por una nueva dirección del movimiento obrero como norte estratégico.

¿En qué quedamos?

El empeño del PSC en atraer a los sectores que salen a la lucha -vengan de donde vengan- a un campo de independencia política promoviendo acciones unitarias con el clasismo, por medio del consenso y el frente único, es caracterizado por el PTS como “corporativo” y “poco democrático”.

En nombre de la “autoorganización” y de un asambleísmo que no practica, descalifica las resoluciones asamblearias de miles de trabajadores en los sindicatos, seccionales y comisiones internas recuperadas (y no las respeta allí donde participa).

En aras de una lucha faccional que lo salve de su aislamiento “abusa” de la asamblea para la conformar una “Mesa de Coordinación de las Luchas” permanente, una contradicción en los términos con el carácter justamente circunstancial de cualquier conflicto y que no contribuye a acercar a esos conflictos al campo del PSC. Al contrario, fue constituida para alejarlos, abusando de la total buena disposición de los trabajadores en lucha que participan de todo con la mejor intención.

El argumento esgrimido en diversas oportunidades, y también en el acto del Primero de Mayo, de que el programa clasista es muy elevado y “los compañeros no lo pueden procesar”. Equivale a una renuncia explícita a luchar por ganar al activismo a una política revolucionaria al tiempo que desvaloriza a esos mismos activistas, a los que demagógicamente, por otro lado, realza como “pequeñas muestras, iniciales, de esa potencialidad” de la clase obrera.

El complemento de esta conducta divisionista es la especulación electoral, que busca por medio de “meloneo” alzarse como la voz de los que hoy -según el mismo PTS – están muy lejos de entender y compartir un programa clasista y revolucionario.

Si la presencia de los diputados del PTS dentro del FIT-U (que, como se sabe, tiene un programa más acabado que el del PSC) en los conflictos o cortes (como el del puente Pueyrredón, el viernes pasado) no es para colaborar a que esos luchadores obreros “defraudados con el peronismo”, que hacen sus primeras experiencias, se eleven políticamente, qué función tendría ¿El mero micrófono mediático? Linda con la manipulación.