Sindicales
18/3/2022
La primavera de la sastrería del Teatro Colón
Un gran movimiento de lucha reincorporó a Maia, la trabajadora precarizada embarazada, y desplazó a la repudiada jefa que ordenó su despido.
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Foto: Infonews.
El sábado 12 marzo se vivió un clima de fiesta en el Teatro Colón. El motivo no tenía nada que ver con la programación habitual del Teatro sino que provenía de los subsuelos, donde cumplen sus tareas las y los trabajadores de la sastrería, contagiando a todas y a todos. Entre risas, festejos y llantos muchos propusieron declarar esa fecha “día de la sastrería del Teatro Colón”.
La razón de ese sentimiento compartido es tan sencilla como profunda. Luego de un mes y medio de una lucha fulminante, trascendió sin mayores detalles que la saliente directora María Victoria Alcaraz firmó el desplazamiento de Stella Maris López, la repudiada jefa de la sastrería que ordenó la cesantía de la trabajadora precarizada Maia Bernstein, quien se encontraba cursando su sexto mes de embarazo. Justicia poética: reincorporación de Maia y expulsión de quien había intentado despedirla.
Al conocer su desplazamiento, López se atrincheró en su oficina y luego resistió la firma de la disposición que la desplazaba. Ahora se encuentra de licencia para evitar ser notificada. Sin embargo, ya asumió el nuevo jefe del sector.
Las trabajadoras y trabajadores de sastrería triunfaron a pesar de que tenían todo en contra: años de violencia patronal, despidos, precarización laboral, complicidad de la burocracia sindical de Sutecba y el respaldo sin fisuras de la dirección a la jefa maltratadora. Solo contaban a su favor con la valentía de Maia y sus compañeras y compañeros, que se plantaron para poner fin al régimen de terror laboral que vivían. Un nuevo “no nos callamos más”.
Todo comenzó cuando Maia, luego de buscar infructuosamente una respuesta en las autoridades del Teatro y en Sutecba, hizo pública la denuncia de su despido con un posteo que se viralizó en las redes sociales. Su postura de defender su puesto de trabajo para darle un sustento a la familia que está formando fue respaldada por todos los sectores del Teatro y motorizó el apoyo unánime de la sastrería donde se puso en pie una asamblea permanente que impulsó la enorme campaña para lograr la reincorporación.
A la de Maia se sumaron más de 30 denuncias contra López por malos tratos, discriminación, desplazamientos y todo tipo de arbitrariedades y violencias. Las reuniones permanentes afectaron la producción de trajes y le dejaron en claro a la patronal que si la Sastrería iba al paro obligaba a suspender las funciones. Se juntaron más de 300 firmas de los cuerpos escenotécnicos y artísticos pidiendo la reincorporación y el cese del maltrato. Se realizó un importante abrazo que impactó en el cierre del ciclo de Disney. Se hicieron fotos en todos los sectores del teatro con denuncias y mensajes de apoyo a Maia. La patronal y la burocracia de Sutecba intentaron miles de maniobras para desactivar la lucha, dividir a los trabajadores y meter miedo pero fueron derrotadas una a una por la firmeza y claridad de los trabajadores.
Paralelamente, las asambleas del movimiento de mujeres independiente que preparó el 8 de marzo jugaron un rol y fueron un punto de apoyo importante para esta lucha, lo cual habla de la progresividad y potencial de este movimiento para el conjunto de las mujeres trabajadoras. Quedó planteada la importancia de la necesidad de impulsar las comisiones de mujeres en todos los lugares de trabajo.
Paso a paso, la lucha se extendió al conjunto del Teatro, poniendo sobre la mesa toda la agenda de reivindicaciones de los trabajadores bajo el régimen de precarización laboral y privatización artística que impera en el Colón. Ante esto la patronal echó lastre, revirtió el despido de Maia y desplazó a la jefa. Sin embargo para los trabajadores quedaron planteadas tareas claras, organizarse en cada sector, elevar sus reclamos, votar nuevos delegados y representantes que respondan a la base y unirse a través de una asamblea general que resuelva un plan de acción. Es el punto de partida de una tarea estratégica: recuperar los sindicatos para la defensa de los intereses de las y los trabajadores.
Los maltratos de la sastrería no son una excepción sino solo el emergente más exacerbado de la política de precarización laboral que priva a los trabajadores de sus derechos. Maia tenía una antigüedad de tres años, sin embargo figuraba como “refuerzo” con un contrato de locación de servicios y un salario de 42.000 pesos -apenas arriba de la canasta de indigencia, hoy en $38.000- no cobraba aguinaldo, no tenía obra social y tampoco cobraba el mes de enero, durante el receso del Teatro, por lo tanto no tenía derecho a vacaciones pagas. La rescisión de este tipo de contratos en cualquier momento es la forma habitual mediante la cual en el Teatro Colón se disciplina a los precarizados. El pase a planta permanente de todos los contratados bajo distintas modalidades es la gran pelea de la próxima etapa.
Este modelo patronal se pretende extender al conjunto de los trabajadores de planta. La salida de Paloma Herrera de la dirección del cuerpo de ballet se debe a que su intención de ponerle fin a la estabilidad laboral de las y los bailarines encontró un freno en la resistencia y reservas de lucha de éstos en defensa de sus condiciones laborales. Lo mismo ocurre en otros sectores a los cuales se sumó ahora la sastrería. La miseria salarial también se extiende al conjunto de los sectores, precarizados y de planta.
La defensa de los derechos laborales adquiridos está íntimamente ligada a la defensa de un modelo de Teatro de producción propia. Este está siendo sistemáticamente bombardeado por los eventos y shows privados o la contratación de espectáculos ya montados, muchos de ellos del exterior. Es claro que si el Teatro va a ser reducido a una sala de alquiler, lo que sobran son los centenares de trabajadores de los cuerpos escenotécnicos y artísticos estables.
La lucha de la sastrería del Colón tiene un enorme valor. Se ha dado un nuevo golpe a la política patronal de precarización y vaciamiento. La nueva gestión encabezada por el privatizador Jorge Telerman no podrá avanzar de frente contra la agenda planteada por los trabajadores sino que arrancará a la defensiva. Son los trabajadores los que ahora tienen la palabra y la iniciativa para avanzar por todos sus reclamos.
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