Sindicales
25/11/2024
La renuncia de Pablo Moyano a la CGT, mucho ruido y pocas nueces
Seguir
Moyano.
La renuncia de Pablo Moyano al triunvirato dirigente de la CGT era medio cantada. Luego de que la mesa chica, dominada por los gordos y los independientes, rechazara cualquier medida de acción y reafirmara su colaboracionismo con el gobierno y su descomunal ofensiva contra la clase obrera no quedó margen para la demagogia opositora del segundo de camioneros. Pero la tibieza de sus términos habla de los límites de esta ruptura.
El aislamiento de Pablo Moyano quedó expuesto al conocerse que, antes de esa reunión, Hugo había llamado personalmente a Héctor Daer, Gerardo Martínez y Andrés Rodríguez, adversarios de su hijo, para dejar clara su postura negociadora y ratificar que el gremio no abandonaría el lugar en la conducción. Al punto que “Huguito”, el menor del clan, formó parte de la “mesa técnica” armada por el secretario Cordero, Funes de Rioja y Gerardo Martínez, los arquitectos del nefasto pacto para hacer pasar la reforma laboral, antisindical y represiva en marcha.
El nombre que más suena para ocupar la silla de Camioneros en la conducción de la CGT es el de Omar Pérez, secretario de Políticas de Transporte del gremio y secretario Gremial de la Catt. Pérez enfrenta un procesamiento por el bloqueo a una transportadora de Trenque Lauquen en 2021. O sea que la respuesta al apriete judicial es el arrugue.
Si se confirma su designación, dos de los tres titulares de la CGT quedarían en esa situación (Carlos Acuña también está procesado por una causa similar). Recordemos que uno de los artículos de la Ley Bases que aún no tiene reglamentación es el que penaliza los bloqueos; este tema y una reforma de la ley de ART están en el tope de la agenda de las reuniones promovidas por Cordero.
Bloqueos, ART y… obras sociales
El dialogo “tripartito” entre el gobierno, la CGT y la UIA, que la mesa chica resolvió retomar, en realidad nunca se interrumpió; se desarrolla por diversos canales y sobre diversos aspectos desde la borrada de la burocracia sindical ante la aprobación de la ley Bases, cuando fuimos brutalmente reprimidos.
Una señal inequívoca se produjo esta misma semana cuando el oficialismo volvió a bloquear en la Comisión de Trabajo los proyectos de la UCR y el PRO para limitar los mandatos y eliminar los aportes compulsivos de los trabajadores no afiliados. La moneda de cambio: las prendas de la burocracia sindical.
Un tema fundamental es la situación de las obras sociales. Por caso, el choque entre Pablo y Hugo Moyano (y con otros miembros del clan) tiene muchas aristas, pero la obra social es la más crítica. Hugo considera que los exabruptos de su adjunto ponen en riesgo un preacuerdo clave que, además de un aumento del 5 % y un bono de 650 mil pesos, incluye un aporte empresario de 14 mil pesos por trabajador para la obra social de Camioneros. Muy complicado.
La negociación en torno a las obras sociales no solo se refiere al rescate de algunas y la devolución de fondos de las prestaciones complejas, sino a la reconfiguración de todo el sistema. La “mesa” que discute este temón es más chica que la de la CGT: la integran el flamante ministro de Salud, Mario Lugones, Luis Barrionuevo y Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA y apadrinado del “Coti” Nosiglia.
Lugones, Barrionuevo y Nosiglia conformaron en el pasado una estrecha “sociedad de negocios” con el Pami. Lugones también fue miembro de la dirección de Osecac (Comercio), y luego, como directivo del Sanatorio Güemes, representante de las patronales de la salud en las negociaciones con Sanidad, encabezada por Daer, con quien tiene una relación aceitada.
Lejos, muy lejos del MTA de los ’90
La renuncia de Pablo Moyano fue precedida por la deserción de la UTA del paro del 30 de octubre, la entregada del conflicto de Aerolíneas por los gremios aeronáuticos, Apa, Apla y AAA, y la ruptura de la “mesa del transporte” (un ensayo de “puente” entre la Catt y la Ugatt) por parte de Omar Maturano de La Fraternidad. A esto se suma su mencionada debilidad en la interna de Camioneros (a la que a partir de ahora -trascendió- dedicaría toda su atención).
La posibilidad de que Pablo Moyano sea articulador de una reedición del MTA de los ’90, en lo inmediato, choca con esta realidad contrastante: el MTA fue vehículo de importantes choques y de la primera Marcha Federal. Lo que comparte sin duda es el contenido de su orientación; así como el moyanismo de los noventa canalizó el derrumbe de la Alianza hacia una salida peronista de reconstrucción de la autoridad del Estado, la finalidad declarada de Pablo Moyano es “confrontar” pero “en ningún caso organizar desde el pie a los sindicatos y regionales cegetistas para un plan de lucha hasta quebrar la política del gobierno. Es una estrategia basada en que cada movilización… tiene que contribuir a la reorganización del peronismo”.
En la CGT, Pablo Moyano mantiene una cercanía con los gremios de la Corriente Federal alineados con el kirchnerismo; también con las dos vertientes de la CTA; y estrechó sus contactos con Rodolfo Aguiar de ATE, y con Alejandro Gramajo, hombre de Grabois. Con estos sectores impulsa un acto el 5 de diciembre, que hace semanas se discute sin ver la luz aún.
Para discutir y organizar en común una intervención independiente de los sectores combativos, ocupados y desocupados, la junta interna de ATE del Hospital Garrahan (en lucha) convoca a una reunión abierta el próximo 26. No queremos quedar absorbidos por un acto sin perspectivas atravesado por la interna del PJ. Vamos por un paro activo de 36 horas, con continuidad hasta la huelga general para quebrar la ofensiva patronal y echar a Milei.