Los últimos días, la empresa Autobuses que administra varias líneas en Lomas de Zamora y en distintos puntos del país, dio un nuevo paso en su política de ajuste y amedrentamiento contra los trabajadores de la línea 540 con el despido sin causa de un compañero. El colectivo obrero de la línea respondió a este ataque resolviendo realizar asambleas y una medida de lucha, un quite de colaboración y trabajo a reglamento hasta la reincorporación del despedido.

No se trata de un rayo en cielo sereno ya que el Grupo viene desde hace tiempo intentando doblegar a los choferes con suspensiones arbitrarias, descuentos, sanciones e incorporando elementos de la burocracia de Bustinduy para hacer mella entre los trabajadores. Mientras tanto, los choferes y el personal de la línea han venido dando pelea con distintas acciones y movilizaciones.

La empresa y la burocracia vienen de recibir un golpe con la revalidación del mandato de los delegados independientes en las últimas elecciones sindicales. Con el despido la empresa busca sentar un precedente que incline la relación de fuerzas a su favor para avanzar a fondo con los planes de ajuste, la violación del convenio colectivo, la imposición del chofer multilínea y la disolución de la organización de los trabajadores. Se trata de una pelea estratégica.

La política del Grupo Autobuses no es una excepción ya que es la orientación del conjunto de las patronales del transporte, ha habido despidos en el último periodo en varias líneas (160, La Primera de Grand Bourg, 60). En general, buscan que las condiciones de trabajo y los salarios sean la variable de ajuste entre la reducción de subsidios que busca ejecutar el gobierno y el tarifazo generalizado.

La burocracia de la UTA, tanto la oficialista de Fernández como la oposición de Bustinduy, no han enfrentado el panorama, por el contrario, vienen de firmar una nueva paritaria a la baja consolidando una pérdida salarial que se arrastra desde hace años. La política de la burocracia es acompañar la orientación de las empresas y el gobierno, tratando de garantizar la contención social.

Queda en manos del activismo del gremio, de los delegados independientes y del conjunto de los trabajadores dar una respuesta en primer lugar. La pelea de los compañeros de la 540 debe ser rodeada de la más amplia solidaridad. El quite de colaboración y el trabajo a reglamento resuelto por lo compañeros es un gran primer paso en un plan de lucha que debe ser escalonado con nuevas y profundas medidas y movilizaciones hasta derrotar a la empresa y reincorporar al compañero. Reclamamos a la UTA que apoye las medidas de lucha que definan los trabajadores en asamblea y convoquen en primer lugar un plenario de delegados zonal para votar un plan de acción en apoyo a la reincorporación del compañero despedido y contra los atropellos y violaciones del convenio colectivo.

La historia de lucha de los compañeros de la 540 muestra que es posible ponerle un límite a la avanzada patronal. ¡Apoyemos a los trabajadores de la 540, ningún despido!

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