El agravamiento de la crisis y el peligro que el descontento popular irrumpa por fuera de los aparatos de contención parió una movilización “de antorchas” el 26 de julio del Moyanismo y la CTA (Yasky) en apoyo al gobierno “contra los especuladores” y para denunciar “un plan de desestabilización”. Se pretenden diferenciar de la movida de la CGT, de la que también son parte, haciendo algo más cristinista, pero que carece de todo contenido obrero de lucha.

Ni una sola palabra del acuerdo ajustador con el FMI. Ni de la responsabilidad del gobierno que es uno de los principales “formadores de precios” y cómplice de los especuladores. El gobierno es parte del problema, con su ajuste está desestabilizando al pueblo. Pero los sindicatos que deberían organizar la lucha y la acción directa de los trabajadores salen al rescate del gobierno.

A ningún trabajador se le puede pasar por alto que el fracaso del gobierno y del acuerdo con el FMI han colocado a la Argentina al borde del colapso. Es inocultable la responsabilidad del gobierno en la desorganización económica y en el proceso inflacionario, con la emisión monetaria destinada al pago de la usura financiera de la explosiva deuda en pesos y los subsidios a las privatizadas, la política de tarifazos, suba tasa de interés, devaluación del peso en marcha, fijando precios de los combustibles a través de YPF, etc.

En contraste con esta orientación colaboracionista de la burocracia alineada a las patronales y al gobierno ajustador se desarrolla la importante la lucha del Neumático por un aumento salarial real y una nueva movilización de la Unidad Piquetera el 28 de julio a Plaza de Mayo, por un bono de emergencia de $20.000 y un aumento del salario mínimo a $100.000, por trabajo genuino y por un plan de obras públicas y viviendas.

La situación no se aguanta más. Desarrollemos desde las bases una campaña por un paro nacional y un plan de lucha por todas nuestras reivindicaciones para derrotar el ajuste y por un salida de la clase obrera mediante un plan económico y social de los trabajadores, partiendo de la ruptura con el FMI, la nacionalización del sistema bancario y el comercio exterior, y establecer el control obrero general de la economía y las cadenas de producción y abastecimiento.

Esta es nuestra posición en los sindicatos que integran este espacio, cuyas bases no tuvieron la menor consulta ni se abrió en ellos la menor deliberación para organizar una verdadera acción obrera independiente. Con estas críticas y esta orientación vamos al Plenario de la Coordinadora Sindical Clasista el 6 de agosto a reforzar como nunca la campaña por el paro nacional y el plan de lucha.