Sindicales

23/7/2022

Mendoza: necesitamos un paro general por salario

Todo sube menos los ingresos de los trabajadores.

Foto de archivo

Se cae de maduro que los acontecimientos de los últimos días han terminado por destruir los ya pobres salarios de los trabajadores mendocinos. Es que la inmensa mayoría de los trabajadores de la provincia se encuentran lejos de los $99.178. que se necesitaron en junio para superar la línea de pobreza (Deie, 21/07).

En apenas unos días la depreciación del peso se profundizó, presionando fuertemente la inflación. Los más optimistas esperan una inflación con piso del 10% para julio, pero la remarcación de productos de primera necesidad es generalizada y casi cotidiana. El acopio y escasez hacen el resto del trabajo.

Esta situación es la que explica por qué un gobierno abiertamente antipopular, como el de Cambia Mendoza, decidió modificar por tercera vez en el año la partida para salarios. Es que claramente entienden que crece el descontento y bronca en los lugares de trabajo. La situación no da para más.

Reapertura de paritaria: puro humo

El gobierno de Rodolfo Suárez puso en la mesa paritaria la propuesta de sumar un 12% según los medios, y que los gremios denuncian que tan solo es un 7%, a los aumentos ya acordados. Algo insignificante si se contempla que la inflación acumulada en el año ya superó los acuerdos firmados y sus modificaciones. Por otro lado, este 7% podría quedar corto para cubrir la inflación que se espera solo para julio. En el esquema que propone el gobernador ya no “sobraría mes al fin del salario”, sino que sobraría casi medio año.

Más allá del simulacro de aumento que no es tal, como explicamos, es importante tener claro dos aspectos.

El primero es que el gobierno se juega a establecer “aumentos” de sumas fijas y en negro, apostando a que la inflación licue estos fondos y no signifiquen un mayor costo a las finanzas provinciales. Suárez pretende profundizar la política de subsidios a las grandes patronales como ya lo hizo con Impsa que fugó esos fondos al exterior.

El segundo aspecto es que Suárez se adelantó a cualquier reclamo de las conducciones sindicales burocráticas que si bien declamaban la necesidad de reabrir las paritarias no movieron un dedo para que esto se concretara. El gobierno caracteriza que la volatilidad y sobre todo la paciencia de los sectores populares está llegando a su límite, como consecuencia del empobrecimiento general de los trabajadores bajo convenio.

La aparición de experiencias autoconvocadas responde a los esfuerzos de sectores de base por superar el rol de contención de las direcciones burocráticas. Su desarrollo está determinado por el rol que jueguen las direcciones sindicales. En este aspecto los agrupamientos antiburocráticos dentro de los grandes sindicatos deben jugar un rol unificador colocando por delante los reclamos más sentidos como la urgente recomposición salarial. En este punto la institucionalidad o lo “orgánico” es abiertamente funcional a la contención burocrática de los trabajadores.

El 26 y 27 paro provincial

Hasta el momento las direcciones sindicales han rechazado la propuesta del gobierno pero no dejaron pasar la oportunidad de agarrarse a las piñas entre ellos para dejar en claro que van a hacer todo lo posible para que no existan medidas unificadas de lucha.

El humor en las grandes y medianas concentraciones obreras a cambiado radicalmente, así lo registramos en cada uno de los actos y agitaciones en puertas de fábricas, bodegas y lugares de trabajo los militantes del Partido Obrero que impulsamos la necesidad de un paro nacional unificado de la CGT, la CTA y todo el movimiento piquetero.

El 26 y 27 está convocado el paro del gremio docente y de los profesionales de la salud. Es la oportunidad para que la CGT y CTA convoquen a parar y movilizar en Mendoza junto con un plan de lucha unificado. Por salario, contra las suspensiones, en rechazo a la reforma laboral y por todos los reclamos postergados.

Esta convocatoria implica necesariamente la ruptura con la política de garantizar la gobernabilidad de Alberto Fernández que solo ha servido para que progresen las medidas reclamadas por el FMI y las patronales se animen a ir por más.

La pelea por salario ha comenzado ahora, esperar al 17 de agosto no solo sería un crimen si no abiertamente funcional al gobierno derechista de Suárez y las grandes patronales.