Sindicales

11/12/2024

Otro aumento de la carne

Las patronales frigoríficas se enriquecen mientras el consumo de los trabajadores se desploma.

Frigorífico.

Las ventas de carne vacuna registran niveles históricamente bajos. A pesar del aumento en la producción y las exportaciones, el consumo interno continúa desplomándose al ritmo que las y los trabajadores se empobrecen. Por habitante, la caída llegó a un inédito piso de 47,2 kilos por año, marcando el nivel más bajo en 28 años, reflejando una caída del 11,2% según un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra). El gobierno se jacta de que el ancla de la inflación sea la licuación de los salarios, porque los trabajadores han dejado de consumir muchísimas cosas incluso carne vacuna, golpeando los hábitos alimenticios y sociales de la población.

Si analizamos la evolución de los precios en dólares (como son las ganancias de los frigorífico) 1 kg de asado en octubre de 2023 tenía un precio de $ 1.540, el equivalente a 1.5 dolares (dolar blue $990). 1 kg de asado en octubre de 2024 tiene un precio de $9.500, el equivalente a 7.7 dólares (dolar blue $1230). Y 1 kg de asado en diciembre de 2024 tiene un precio de $ 10.800, el equivalente a 10 dólares (dolar blue $1080).

De esta manera queda demostrado que la inflación en dólares destruyó el consumo interno (no existe ningún salario que haya acompañado semejante aumento) sin embargo las patronales, a pesar de la baja de consumo, han logrado potenciar sus ganancias.

…“Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”…

La industria frigorífica logró aumentar la producción en octubre de 2024, alcanzando las 290.000 toneladas de res con hueso. Este dato representó un repunte significativo en la faena, que ascendió a 1,27 millones de cabezas, el nivel más alto en quince meses.

Las exportaciones en alza de carne vacuna marcaron cifras récord durante los primeros diez meses de 2024, ascendieron a 784.000 toneladas res con hueso, lo que significa un aumento interanual del 12%. En septiembre de 2024, las exportaciones alcanzaron las 60.200 toneladas, la cifra más alta desde finales de 2020.

A pesar de la contracción en los precios internacionales, la recuperación en el volumen exportado permitió un incremento del 3,6% en la facturación acumulada, Según CICCRA, los cortes congelados representaron el 67,9% de los ingresos totales, seguidos por los cortes enfriados con el 31,7% y las carnes procesadas con el 0,4%.

No podemos dejar de mencionar las devaluaciones monetarias que están realizando los países limítrofes. En estas condiciones se profundiza la precarización laboral sobre las espaldas de las y los trabajadores, porque para sostener las ganancias patronales buscan aumentar la tasa de explotación.  

Es evidente que la industria frigorífica se enriquece con la carestía popular, siendo parte de la casta más enquistada de nuestro país desde hace cientos de años. El gobierno de Milei y sus cómplices, radicales, peronistas, el Pro, etc., aprovechan la coyuntura político-económica y la acción colaboracionista de la burocracia sindical para desplegar una ofensiva sobre los trabajadores, aumentando la productividad y explotando a cada uno de los operarios, realizando un recambio generacional de las y los trabajadores. Al igual que en la industria automotriz, van reduciendo los gastos salariales para obtener mayores ganancias.

Hay que pararle la mano a las patronales 

Las y los trabajadores de la industria frigorífica tenemos que enfrentar este ataque patronal, las empresas tienen que repartir las horas disponibles de trabajo realizando turnos de 6 hs, sin reducción salarial, incorporando mayor cantidad de trabajadores para no recargarnos de tareas y dejar de sufrir físicamente las enfermedades profesionales. De esta manera obtendremos un beneficio mayor al de un bono de fin de año que rápidamente es licuado por los aumentos estacionales debido a un “periodo festivo”. Más que un bono, necesitamos una recomposición salarial real, para que el básico llegue a la canasta familiar, ya que los únicos que ponen el “lomo” son los obreros.

Por otro lado, el impacto que genera la pérdida de poder adquisitivo, debido entre otras cosas a que el pago de los servicios esenciales consume más del 40% de los ingresos familiares, ha sido determinante en la caída del consumo de carne vacuna. 

Miguel Schiariti, presidente de Ciccra, nos quiere hacer creer que la carne vacuna ha sido reemplazada por otras opciones como el pollo y el cerdo, debido a un cambio alimenticio o porque son más accesibles para los consumidores. La realidad es que hoy la clase trabajadora no puede elegir qué comer, come lo que puede. No se está reemplazando un producto por otro, sino que se está consumiendo muchísimo menos. 

Según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el precio de la carne vacuna subió un 33% entre enero y octubre de 2024, mientras que el pollo y el cerdo experimentaron aumentos de 176% y 173% respectivamente. 

Como es sabido, la especulación capitalista no tiene límites y, al ver que los trabajadores consumen otros productos, solo se dedican a aumentar el precio de éstos, excusándose en la oferta y la demanda, pero lo que esconden en realidad es su carácter opresor sobre las masas obreras, dejando a cientos de familias sin la posibilidad de tener una buena alimentación, obligando a la población más vulnerable, trabajadores con salarios paupérrimos por debajo de la línea de pobreza, trabajadores desocupados, y trabajadores jubilados con haberes de indigencia, a elegir entre comprar comida, pagar los servicios o comprar medicamentos.

Los trabajadores necesitamos intervenir en la crisis con un plan de lucha para enfrentar la agenda anti obrera de hambre y represión. Contra la reforma laboral, por el salario y en defensa de las jubilaciones. 

A un año de Milei, lo peor está por venir
Editorial de Gabriel Solano en el episodio #36 de 14 Toneladas. –
prensaobrera.com