Políticas
9/12/2024
A un año de Milei, lo peor está por venir
Editorial de Gabriel Solano en el episodio #36 de 14 Toneladas.
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El presidente argentino.
Nosotros hemos caracterizado el año de gobierno de Milei como un año de calamidad, como una pesadilla para el pueblo argentino. Los problemas sociales y laborales, que este año de Milei nos deja, son todos muy negativos como lo demuestra la estadística de la UCA, que es categórica. También lo fue la del Indec, que dio sus cifras de pobreza hace unos meses atrás.
Pero lo interesante de la estadística de la UCA es que dice que, en el tercer trimestre del 2024, la pobreza siguió creciendo. ¿Por qué es importante este dato? Porque el relato de Milei señala que la pobreza es solamente una herencia del gobierno de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Massa, pero que ya estamos yendo hacia una caída de la pobreza y la indigencia en Argentina. Lo de la UCA marca que no es así; en este tercer trimestre del año continuó tanto el crecimiento de la pobreza como el de la indigencia en relación a igual trimestre de 2023. Crece la pobreza, en primer lugar, porque se está destruyendo el salario. Ya no son pobres solamente aquellos a los que se solía llamar “excluidos”; hoy también es pobre el que trabaja.
Bajo el gobierno de Milei hemos tenido un nuevo retroceso salarial. Lo tuvimos bajo el gobierno de Macri, se profundizó bajo Alberto Fernández y tuvo un salto enorme bajo Milei; los trabajadores del Estado perdieron casi 20 puntos en relación a la inflación; los informales, que representan el 40% de la fuerza de trabajo argentina, fueron duramente afectados; los trabajadores que están en blanco también sufrieron el golpe del ajuste, aunque el gobierno quiera ocultarlo evitando tener en cuenta el impacto de la devaluación que aplicó en diciembre. Entonces tenemos una pérdida del salario y también una pérdida muy fuerte de las jubilaciones.
Este año va a terminar con una inflación promedio del 120% y un aumento para los jubilados del 105%. Por lo tanto, tendremos una nueva caída para una jubilación de miseria. Es que la canasta básica de la tercera edad que mide la Defensoría encargada de hacerlo está en $950.000 aproximadamente y hoy la jubilación mínima está en $320.000 con el bono (que está congelado). Con el congelamiento de ese bono ha ido cayendo la jubilación. A través de la destrucción de las jubilaciones, en pocos meses el gobierno de Milei hizo lo siguiente: duplicó la pobreza en los adultos mayores (la llevó a un 30%). Es decir, estamos ante un gobierno criminal que ataca a los trabajadores, a los jubilados y a las infancias.
Por otro lado, tenemos una caída del consumo que ronda más o menos el 20% y se ve sobre todo en el consumo de alimentos, que es fundamental para los sectores que tienen menores ingresos y gastan en ellos casi la totalidad de su salario o sus ingresos (que logran a través de changas u otro tipo de actividad económica). ¿Y con qué contrasta esa caída del consumo? Contrasta con los beneficios extraordinarios que están obteniendo las grandes empresas. Por ejemplo, cayó fuertemente el consumo de leche (un 13% aproximadamente) a la par que la empresa La Serenísima incrementó sus beneficios en un 2.050%. Hay grandes ganadores bajo el gobierno de Milei. La masa de la población, mientras tanto, se hunde en la pobreza; pierden los jubilados y los trabajadores; cierran fábricas y se pierden puestos de trabajo. Hoy, en la Argentina de Milei, tenemos unos 250.000 puestos de trabajo menos en relación a los que había bajo el último gobierno.
El gobierno ha hecho todo esto de manera muy consciente, con medidas para que la crisis no la pague la casta (en campaña electoral prometió ir contra ella) sino para que esa crisis la pague el pueblo trabajador, especialmente los jubilados y los asalariados, y esencialmente las chicas y los chicos de Argentina, cuya pobreza es lacerante porque ronda casi el 60%. Y, como se ha visto, hay sectores que están ganando muchísimo. Las privatizadas y las empresas que producen alimentos han cuadruplicado sus beneficios en un año. Ni hablar de los sectores financieros, que están obteniendo en Argentina lo que no se obtiene en ningún lugar del mundo gracias al carry trade (traer dólares de afuera, cambiarlos por pesos, invertirlos en un activo en pesos y con la diferencia obtenida a partir de la tasa de interés volver a los dólares y llevarlos nuevamente hacia afuera). Esto está dando casi un 45% de beneficio anual y habla de un país que está bajo bandera de remate.
El gobierno dice tener un credo libertario, habla sobre la libertad de mercado e insulta al Estado, pero estas medidas de confiscación (la devaluación, los tarifazos, las reformas laborales, la confiscación de los jubilados) contra el pueblo que conducen a la pobreza, la indigencia, la desocupación y a que ganen los sectores empresarios, las privatizadas y los sectores financieros las llevó adelante mediante la intervención del Estado. Esto es lo que hemos tenido en este año, y, como hemos denunciado en otras ocasiones, Milei logró hacer pasar estas políticas gracias a la colaboración de sectores muy importante de la oposición: el PRO, que está siendo absorbido por La Libertad Avanza, y también el radicalismo y el peronismo. Se ha notado incluso cuando Milei decidió vetar leyes; no se quieren revertir los vetos a las pocas leyes a favor del pueblo que se aprobaron (presupuesto universitario, etc.). Tampoco se revierte el DNU 70, que ataca fuertemente a los trabajadores. La complicidad de la oposición patronal es evidente.
En este marco, ¿qué es lo que dicen Milei y su gobierno? “Bueno, es cierto que la pobreza y la indigencia crecieron, que hay más desocupación y cae el consumo, pero eso es resultado del pasado. Ahora viene lo mejor, viene el momento de crecimiento”. Nosotros opinamos que eso no va a ocurrir. Al revés: si lo que vimos es malo, lo que viene es peor. ¿Y por qué? Puede haber dos escenarios, para decirlo de una manera esquemática. Un escenario es que a Milei le vaya mal; y hay muchas razones para afirmarlo. El esquema económico de Milei es profundamente precario, está basado en una política de dólar muy barato (cepo), el blanqueo y en una tasa de interés en pesos que supera la devaluación; de esta manera, con un dólar barato, se redujo la inflación (aunque sigue siendo una de las más altas del mundo). A partir de esto, muchos dicen que se va a acumular una presión fuerte para ir hacia una devaluación, como ocurrió tantas veces en el pasado, y cuando esa devaluación se consume volverán la inflación y todos los males que tenían los gobiernos de Macri y de los Fernández. Este esquema precario de bajar la inflación pisando el tipo de cambio es pan para hoy y hambre para mañana.
Esta es una manera seria de opinar, sobre todo si se tiene en cuenta el contexto internacional; el triunfo de Trump va a acelerar las tendencias a una guerra comercial e incluso puede profundizar las presiones devaluatorias entre las monedas de los países emergentes. Y Argentina, frente a las presiones devaluatorias, va en un sentido contrario; pisa el tipo de cambio para bajar la inflación, aunque esto lleve al cierre de industrias, etc. Es muy probable que a Milei le vaya mal y termine como Macri y todos los gobiernos, o sea, con devaluaciones en el corto plazo y una crisis financiera (con el agravante de que bajo Milei se incrementó la deuda en casi 100 mil millones de dólares, y el gobierno deberá pagarla). En este contexto, el gobierno maquilla los números cuando habla de superávit fiscal-financiero; es que no contabiliza el pago de intereses por las Lecaps.
Ahora, supongamos por un momento que los que piensan que va a terminar mal se equivocan y que a Milei le vaya bien. Es decir, no tenemos una devaluación en el corto plazo y no se vuelve a desatar una crisis financiera. ¿Qué es lo que tendríamos si a Milei le va bien? Tendríamos universidades sin presupuesto y aranceladas. El arancelamiento de los estudios para los extranjeros es solamente un intento para arancelar a futuro los estudios del conjunto de la población. Tendríamos hospitales nacionales privatizados. Recuerden que Javier Milei planteó concesionar los hospitales nacionales a privados, algo que, insisto, no hizo ni Videla. Tendríamos una reforma laboral muy profunda y por lo tanto la liquidación de conquistas históricas de los trabajadores: la jornada de ocho horas, el régimen de indemnización, la destrucción de los convenios colectivos de trabajo. Eso es lo que quiere Milei. Si a Milei le va bien se acaban los derechos laborales.
Vamos a una reforma jubilatoria reaccionaria, peor de la que ya tenemos. El ministro Caputo dijo que los jubilados que cobran la mínima (la mayoría) casi no deben ser considerados jubilados porque no hicieron los aportes correspondientes, omitiendo que si no lograron hacerlos se debe a que Argentina tiene una fuerte economía en negro que perjudica al trabajador y beneficia al empresario (elude pagar cargas patronales, lo que aumenta sus beneficios). Tendríamos también, con esta política el dólar barato, una destrucción muy importante de puestos de trabajo en la industria como lo prueban el cierre de Avon y otros hechos. En las estadísticas económicas de octubre se ve que la industria cayó ya no en relación a octubre del año 2023, cuando muchos decían que había crecido por el “plan platita” de Massa, sino también en relación a septiembre (además, cayó la construcción).
Si a Milei le va bien tendríamos una política de terror para el pueblo argentino: menos salud, menos educación, menos derechos laborales, menos derechos previsionales. Y nada de esto puede evitar incluso que tengamos una gran crisis financiera, porque lo que importa para Argentina es el contexto internacional y el contexto internacional está signado por profundos choques entre los Estados. Las políticas monetarias (relacionadas al valor de la moneda, la tasas de interés) son instrumentos para la guerra comercial y no solamente un intento para equilibrar una economía mundial profundamente en crisis. Entonces, si a Milei le va bien también podemos afirmar que vendrá lo peor. Por eso tenemos que sacar conclusiones de fondo. El gobierno pretende llevar adelante una modificación reaccionaria del régimen político e incluso formar su fuerza política (no la tenía cuando ganó) apelando a sectores completamente descompuestos (incluso comiéndose al PRO y golpeando a las fuerzas opositoras); en un cuadro de este tipo, prevé ganar las elecciones del año que viene.
En este marco, el peronismo, especialmente el kirchnerismo con Cristina Fernández de Kirchner a la cabeza, tiene muchísimos vasos de comunicación con la fuerza de Javier Milei. Por eso, el otro día, cuando en un acto de CFK el público cantó “Milei basura vos sos la dictadura”, ella lo cayó y le dijo “eso no se puede cantar”. ¿Qué quiso decir Cristina con eso? Que Milei tiene legitimidad y por lo tanto hay que defender la continuidad del gobierno de Milei y a lo sumo criticar las políticas a las que nos oponemos. Y si pensamos, por el contrario, que lo peor está por venir (un plan de guerra sistemático contra los trabajadores y una crisis mayor), lo que tiene que hacer el pueblo argentino es salir a luchar para derrotar a este gobierno definitivamente. Milei viene a tratar de llevar adelante lo que Videla quiso y no pudo aplicar hasta el final, lo que el menemismo quiso y no pudo aplicar hasta el final. Y lo que los gobiernos de tipo nacionalistas de alguna manera consolidaron; nunca terminaron con la reforma laboral que implementaron los gobiernos de derecha, nunca terminaron con las privatizaciones, nunca anularon la deuda externa fraudulenta. Es decir que en esos ciclos de ruptura hubo mucha más continuidad que ruptura.
Para la izquierda se presenta un gran desafío: poner en pie a la clase obrera y al pueblo argentino para derrotar de una vez por todas al gobierno de Milei.