Sindicales

18/2/2024

Paritarias estatales: basta de farsa, sin lucha nos pasan por arriba

delegado general de la Junta Interna de ATE Hospital Garrahan

La dirección de ATE no propicia pelea alguna ante la licuadora salarial y los despidos.

El sábado 17 de febrero Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE Nacional, publicó en su cuenta de X que el gobierno convocó a una reunión “de urgencia” para abordar la paritaria central el lunes 19. En esa publicación afirmó que “si se mantiene la pretensión de licuar salarios y jubilaciones será muy difícil lograr un acuerdo”. Es una aseveración curiosa, porque la pretensión licuadora ya estaba en enero, cuando ATE avaló con su firma un incremento del 16% tras un mazazo inflacionario de 25% en diciembre.

No es cierto, tampoco, que la convocatoria a reunión paritaria sea “una sorpresa” para la burocracia dirigente. En función de su “diálogo” con ciertos funcionarios, la Verde convocó una reunión de estatales nacionales el pasado viernes donde abordó abiertamente  “la paritaria que se viene”. Lo hizo en espejo a una convocatoria de delegados generales propiciada por ATE Capital, cuya dirección Verde y Blanca afirmó haberse enterado oficiosamente de la inminencia de esta reunión “frente a la cual no podíamos asistir sin debate previo de una propuesta por parte de los trabajadores”.

Así, se retomó un escenario de cierto choque faccional entre las conducciones de Nación y Capital, que viene aburriendo al público con la repetición hasta el hartazgo de la palabra “unidad”. En nombre de ella, ambas direcciones ingresaron a la reunión paritaria del 16%. Ahora, la Verde y Blanca se “arrepiente” de esa firma bochornosa y plantea que había que “ir con un piso del 46% para recuperar lo perdido en estos meses”. A la vez, aseguró que “no podían firmarse paritarias a la baja mientras hay despidos”, aunque fue precisamente lo que hicieron en enero.

La Verde, por su parte, rechazó ese planteo como la antesala de “una ruptura”. Con un cinismo sorprendente, asegura que “la negativa hoy es testimonial, porque para tener una propuesta propia hay que preparar una lucha mucho antes de la reunión”. Con la profecía autocumplida de no haber propiciado pelea alguna, lo “sensato” es “firmar” porque lo contrario mostraría “debilidad” frente al tema que importa -los despidos. El argumento es bochornoso, porque es evidente para cualquiera que un sindicato que no pelea frente a tamaño ataque entrega de antemano tanto sueldos como puestos de trabajo.

Han existido entregas de otras burocracias sindicales con cláusulas de rebaja salarial a cambio de estabilidad; pero en este caso ni siquiera es eso, porque la licuación salarial es extraordinaria, los despidos ya empezaron y van a continuar a una escala muy superior.

La Verde y Blanca, por su lado, acusa recibo del golpe que implicó colaborar con una conducción nacional que se ha logrado asimilar a UPCN. Sin embargo, carece de cualquier planteo combativo -en el mejor de los casos, será una diferenciación de consumo interno. Además, la consideración de la reunión paritaria como un hecho en sí mismo está por fuera de la realidad. Es obvio que no afrontamos una “ronda normal de paritarias” que siguen un calendario, y en la cual la burocracia pacta con las patronales la contención de la crisis. La guerra que el gobierno encabeza contra la clase obrera puso patas para arriba ese esquema: por eso destruyó la reunión del Consejo del Salario, para luego declarar muerta la paritaria docente.

Por supuesto, las consignas salariales son el punto de partida de la lucha contra la licuadora. La referencia está en la canasta de consumos mínimos que calcula ATE Indec, y ya llegó a $931323. Los salarios han caído tanto que el piso elemental de no caer en la pobreza ($600.000) implica un choque contra el estado de cosas actual. La unidad de este planteo con el rechazo a cualquier despido es total.

Cualquier consigna, sin embargo, será letra muerta si no encarna en una lucha real. La orientación de la dirección de ATE es contraria a que esta lucha se desarrolle. El primer paso es promover una activa participación de la base para pelear por todo lo que está en juego. La caída de la Ley Ómnibus ilustra que el gobierno de Milei está lejos de haberse asentado, y la movilización popular jugó un papel importante. Si el movimiento obrero entra decididamente en escena cambiará por completo la situación del país. Por ello planteamos en la reunión de delegadxs generales que tenía que convocarse urgente una asamblea general del gremio para organizar un plan de lucha. La motosierra, además, unifica como nunca al conjunto de lxs trabajadorxs que tenemos al Estado como patronal. La necesidad de un paro activo nacional por parte de la CGT y las CTAs está en el centro de la escena.

En ese sentido, ATE planteó una difusa “jornada de lucha” para fines de febrero con otros sindicatos. Tiene que ser claramente un paro nacional (basta de acciones a la carta), con movilización activa, fecha definida y en unidad con la docencia.

Para debatir esta situación y aportar iniciativas, nuestra agrupación Tribuna Estatal realizará un plenario el próximo sábado 24/2 a las 13:00.

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