La patronal le informó a los trabajadores del restaurante Novecento Bellas Artes (Fanzone SA) que deberían cambiar el contrato de trabajo y pasar, de uno de 48 horas semanales a otro de 50 semanales… con el mismo sueldo. Quienes no aceptasen cambiar de contrato iban a ser despedidos, les dijeron.

Este ataque provocó que los trabajadores se organizaran inmediatamente. Así, mientras se bajaban platos y se cocinaban carnes, se convocaba a asamblea sobre el final del turno, donde se votó rechazar el nuevo contrato y parar ante el primer despido.

En el proceso se recurrió al asesoramiento de los abogados de Apel, que jugaron un rol importante en todo el conflicto. En contraste, el sindicato dio como respuesta a los trabajadores que “si los querían despedir, podían hacerlo” y además se comunicó con la patronal para alertarla sobre la situación, incluso señalando a activistas.

Ante la negativa a ceder por parte de los trabajadores, las reuniones con el contador de la empresa comenzaron a cambiar de tono, con amenazas de despidos. En el pasillo, los compañeros comentaban: “Están cagados”.

Con el primer despido, todas las discusiones empezaron a volverse acción. Se dispuso que la mayoría de los trabajadores entraran para garantizar el paro, mientras que se sumaba una agitación del lado afuera con los despedidos, otros trabajadores, amigos y familiares.

Los dueños del lugar son también los de RGB (Telefé). Ante la firmeza de los compañeros de parar hasta que fueran reincorporados los despedidos y la preocupación de que el conflicto tomara estado público, la negociación duró una hora. Los cuatro despedidos fueron reincorporados y del nuevo contrato no se volvió a hablar. Quedó demostrado que depende de la organización y la lucha parar la mano a los despidos y la flexibilización. 

Esta victoria sirve para fortalecer la organización para enfrentar nuevos ataques e ir por nuestros derechos. Frente a los despidos y el ajuste, la alternativa es la organización obrera.