Sindicales
25/11/2025
Reforma laboral: el "modelo" mortal de la adenda flexibilizadora al convenio petrolero
Muertes obreras, superexplotación y límites a la acción gremial; el régimen firmado en 2017 para Vaca Muerta y que ahora buscan generalizar.

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Trabajadores petroleros.
Pasan los días y el gobierno nacional sigue sin hacer público el proyecto de reforma laboral que prepara contra los trabajadores, sin embargo entre los trascendidos periodísticos se destaca que el ministro Federico Sturzenegger estaría buscando replicar el espíritu de la adenda flexibilizadora de los petroleros de Vaca Muerta, con eje en la productividad y la superexplotación laboral, restricciones sindicales, ampliación de la jornada de trabajo y un recetario conocido que amplió las muertes y los accidentes laborales, entre otras cosas.
Los capitalistas y sus representantes políticos en el gobierno –y en la oposición- tienen como antecedente inmediato para sus reformas antiobreras la adenda petrolera precarizadora para la explotación no convencional en la cuenca neuquina, firmada a principios del 2017 bajo el gobierno de Mauricio Macri, con el aval de la burocracia petrolera de Guillermo Pereyra y el entonces gobernador Omar Gutiérrez, además de las principales patronales del sector, como principales interesadas.
Esta reforma, centrada en la explotación no convencional, principalmente en Vaca Muerta, implicó en los hechos la aplicación de un “convenio regional”, que vino a perforar y modificar a la baja condiciones de trabajo y derechos laborales de los petroleros, adaptando la regulación a las necesidades patronales para ampliar la producción a expensas de los trabajadores, dejando varios heridos por siniestros laborales, además de varias muertes por la precariedad de las condiciones impuestas.
El eje principal de la adenda (reforma) petrolera, que ahora quiere replicarse como modelo nacional, es el de la productividad del trabajo, ligada a las necesidades patronales, estableciendo para el caso de los petroleros afectados jornadas laborales de 12 horas, con dos días de trabajo y uno de descanso, y la eliminación de la cobertura (pago) de los tiempos de traslado de los trabajadores hasta los pozos petroleros.
La adenda vino a eliminar adicionales salariales, redujo horas extras, impuso esquemas de “turnos rotativos” y forzó a los trabajadores a trabajar en condiciones de extrema precariedad y peligrosidad, con fuertes vientos en altura y de noche, además de reducir las dotaciones del personal hasta llegar a un esquema de “mayor eficiencia” y extremando la velocidad de las operaciones productivas en igual sintonía, con un saldo de alrededor de diez muertes obreras en dos años.

En términos sindicales se impusieron restricciones al ejercicio del derecho a huelga, con la provisión de dotaciones mínimas en caso de conflictos sindical –algo que también se encuentra presente en la frustrada reforma laboral del Decreto 70/23- y se sancionó un sistema de “conciliación de conflictos” para frustrar cualquier acción o medida gremial, junto con la introducción masiva de contratos laborales a plazo fijo, a criterio de las patronales.
Como ocurre en la actualidad, el fundamento de dicha adenda contra los petroleros fue el de los supuestos elevados “costos laborales” y la necesidad de atraer inversiones garantizándoles todo tipo de libertades y arbitrariedades.
La reforma laboral que preparan el gobierno y las patronales se está construyendo a imagen y semejanza de los planteos capitalistas, encubiertos tras el eufemismo de “modernización laboral”, como si trabajar más por menos plata y con menos derechos fuera más moderno.
La adenda del convenio petrolero se implementó para crear un marco normativo que respalde a las patronales contra los trabajadores, de precarización laboral, contando con el aval de la burocracia sindical entreguista. La reforma antiobrera de Milei tiene el mismo contenido: deprimir los derechos y condiciones laborales para garantizar los negocios capitalistas y sus ganancias, con la destrucción de cientos de miles de empleos y la liquidación del poder adquisitivo de los trabajadores. Los trabajadores debemos derrotar esta ofensiva, con los métodos históricos de la clase obrera.




