Tras una negociación de varias horas, se anunció el levantamiento del paro de los choferes en una conferencia de prensa encabezada por varios de los principales ministros del gobierno -Massa, Kelly Olmos, Giuliano-, por Roberto Fernández de UTA y los representantes de las cámaras patronales del sector, que se comprometieron a cumplir con el acuerdo paritario. La lucha de los colectiveros adquirió una enorme relevancia política.

Lo que ha trascendido es el compromiso de las cámaras patronales de pagar la escala resultante de la renegociación de la paritaria, previa firma del acuerdo por parte de los empresarios. El resultado final de la paritaria es un aumento del 102% anual, con un básico conformado inicial de bolsillo de $380 mil y de $325 mil para técnica, aproximadamente, al que se llegará recién con el cobro de septiembre. Las diferencias salariales, de aguinaldo y reajustes se pagarán en tres tramos entre julio y agosto.

Informalmente -ya que no está en el acta firmada que circula públicamente- el gobierno anunció la conformación de una “mesa” para atender los reclamos de las cámaras de transporte. No hay mayores precisiones al momento.

Va de suyo que el acuerdo en cuestión no fue sometido a debate en ninguna asamblea de trabajadores, por parte de la dirección burocrática de UTA.

Horas antes de la negociación el ministro-candidato Massa, en modo electoral, cacareó en particular contra Zbikovsky y Faija, los accionistas principales de los grupos Metropol y Dota, refiriéndose a ellos como “parásitos del Estado” y concretamente acusándolos de haber retenido los incrementos de los subsidios públicos que deberían haberse destinado a pagar los aumentos salariales. Pero Massa es cómplice directo de las patronales y la burocracia sindical en la perdida salarial de los choferes al propiciar en el transporte una paritaria que inicialmente fue de 29,5% para el semestre de 2023.

En un próximo artículo compartiremos un balance de las conclusiones que deja esta importante lucha.