La huelga de los trabajadores de Coca Cola en Córdoba se mantiene firme, después de una semana de haber paralizado completamente la producción en la fábrica. Desde el miércoles la patronal comenzó a despedir trabajadores para tratar de meter miedo y dividir al colectivo obrero. Hasta el momento se contabilizan unos 50 despidos. La respuesta ha sido rotunda de parte de los obreros, que en estado de asamblea permanente ratificaron la medida y enviaron un fuerte mensaje: no entra nadie a trabajar hasta que se anulen los despidos y se siente a negociar la patronal los legítimos reclamos obreros.

El planteo de los trabajadores es muy simple: reclaman el pago de un bono extraordinario y el mejoramiento del adicional de empresa (eficiencia). Ese reclamo tiene dos fundamentos principales. Por un lado se trata de recomponer el salario ante el atraso que viene representando las paritarias nacionales de aguas gaseosas, acordadas por la federación Fataga, que representa un salario inicial de $200.000. Por otro lado se encuentran las ganancias millonarias de Coca Cola, una multinacional que aprovechándose de su lugar en el mercado aumentó los precios de sus productos hasta tres veces por mes, muy por encima de la inflación.

Hay que mencionar que en el mes de abril Coca Cola fue multada por la Secretaria de Comercio por aumentar sideralmente sus productos y no cumplir con el programa Precios Justos al cual se había comprometido con el gobierno nacional. En la inspección llevada adelante por la autoridad nacional se detectó que esta empresa había aumentado sus productos hasta un máximo mensual de 32,6% en algunos casos. Si bien la multa impuesta es irrisoria ($40 millones), la imposición de la sanción da cuenta del accionar avariento e ilegal de esta patronal.

Como lo hizo durante todo el período previo, le empresa sigue ninguneando los reclamos y los derechos de los trabajadores. Se niega a negociar con los representantes sindicales y busca establecer toda clase de maniobras y ataques para desbaratar la lucha. En ese punto ha llegado al absurdo legal de intimar a trabajadores por “abandono de trabajo” cuando es claro que se trata de una medida de acción gremial votada en asamblea y en el cuerpo de delegados, y decretada y comunicada por el sindicato Sutiaga. El hostigamiento es tal que la empresa envía la intimación y a los treinta minutos el despido; en otros casos despidió trabajadores que se encuentran de vacaciones o representantes gremiales.

Ante tanta injusticia y arbitrariedad patronal, no quedan dudas que los trabajadores deben triunfar. El sindicato Sutiaga debe decretar el estado de alerta y movilización en todas las plantas de la provincia, y preparar un paro total en solidaridad. A la vez tiene que rechazar fuertemente los despidos y denunciar el comportamiento antisindical y persecutorio de la empresa, ante el Ministerio de Trabajo y demás instancias que correspondan. Lo mismo debe hacer Fataga. Reclamamos que la CGT Córdoba se haga presente en el lugar, brinde la solidaridad y defienda a los trabajadores y avance con el paro general.

A su vez hay que reclamar que el Ministerio de Trabajo del gobierno de Schiaretti cumpla con su función y convoque y obligue a la patronal a negociar e imponga las sanciones que corresponden ante este accionar ilegal. Si no, el gobierno es cómplice.

Es necesario desarrollar una gran movilización por el triunfo de los obreros de Coca Cola, apelando al apoyo activo de las barriadas aledañas y del activo que viene luchando contra el ajuste del gobierno y de los capitalistas. Es fundamental avanzar en un plenario de trabajadores ocupados y desocupados, como el que ya desarrollo cuando la lucha del sindicato químico, que permita desplegar una batería de iniciativas que refuercen la lucha obrera.

¡Fuerza compañeros de Coca Cola!