La lucha siempre rinde y este es el mejor ejemplo del resultado que recorre las fábricas electrónicas en la localidad fueguina de Río Grande, quedando demostrado que cuando las bases se ponen firmes y pelean de verdad la plata aparece y si no hacés nada la plata se la sigue llevando las patronales explotadoras. Los y las obreras metalúrgicas fueguinas conquistaron que se complete la paritaria e 65%, 20 puntos arriba de lo logrado por Caló y que sigue vigente en el resto de las seccionales. Además, un bono de $45.000 y cláusula de revisión.

La sensación es que se podía ir por más, porque aunque se logró un mejoramiento de la propuesta de las patronales, igual el aumento no alcanza para hacer frente al altísimo costo de vida de la isla. durante las tres jornadas de paro por tiempo indeterminado, arrancando desde las y los trabajadores metalúrgicos fueguinos en distintas asambleas y a pesar del chantaje de las grandes empresas de la región, se logró obtener este resultado.

Las patronales no pudieron quebrar la lucha

Apurados por una lucha que no podían controlar, la “santa alianza” puso las barbas en remojo y acordaron el operativo “levantamiento”. Empezó la patronal enviando telegramas, amenazando con despidos si no se volvía a los puestos de trabajo. La siguió la burocracia sindical de la UOM Seccional RGA que rápidamente pidió la intervención del Ministerio de Trabajo Nacional y él mismo respondió también, muy presuroso, con una nueva conciliación media trucha, aduciendo que al haber amenaza de despidos se trataba de otro conflicto, montando todo un escenario para que se suspenda el paro y volver a la negociación.

Finalmente la patronal aflojó y ofreció un 65% en tres cuotas, 35% en abril (retroactivo), 15% en julio, 15% en octubre, revisión en noviembre y dos sumas fijas de $25.000 antes del 23 de mayo y de $20.000 antes del 20 de junio.

Los métodos de la clase obrera y el triunfo

La clave del triunfo fue la participación y firmeza de las y los trabajadores que decidieron en las asambleas de cada fábrica los pasos a seguir. Después de los paros de 24 horas a fines de marzo y de 48 horas en abril, el ministerio pretendió enfriar la bronca con la conciliación obligatoria, prácticamente al filo del vencimiento apareció la propuesta del 55% de la patronal. La directiva y la mayoría del cuerpo de delegados aprobaron el ofrecimiento, pero las asambleas la rechazaron por insuficiente, le pasaron por arriba a la conducción y le impusieron el paro por tiempo indeterminado a partir del miércoles 4 de mayo.

A pesar del frío crudo fueguino el ambiente estaba caldeado, el combustible de la lucha es la bronca por los salarios de miseria que se cobran mientras las patronales se la llevan en pala. Las bases metalúrgicas coparon las puertas de los establecimientos y después de tres días de paro activo se empezó a mover la estantería. El gobierno de Fernández, las patronales y el gremio estaban muy preocupados por el efecto contagio al resto del gremio: el paro de las y los metalúrgicos fueguinos era un “mal ejemplo” para el resto de los trabajadores, en momentos donde la inflación proyectada para el año ya está pasando el 60%.

El ejemplo de las y los metalúrgicos de Río Grande debe ser conocido por todas las trabajadoras y trabajadores de todas las fábricas del país. La clave es la organización de las bases y las asambleas para decidir. Hay que dar vuelta el gremio y que los dirigentes acaten lo que deciden las bases.

Basta de salarios de miseria: salarios igual costo de la canasta familiar; basta de contratos basuras, por el pase a planta permanente de todos los PPD y contratados a plazo fijo; derogación ya de la normativa flexibilizadora firmada el el 26 de enero del año 2010 por Oscar “Diestro” Martínez, secretario general de la UOM Río Grande, Héctor Tapia, secretario general de la UOM Ushuaia y los dirigentes José Luis Rodríguez y Enrique Salinas, por el secretariado nacional de Uomra.

En defensa de los puestos de trabajo de las fábricas Ambassador Fueguina de Ushuaia y Digital Fueguina de Río Grande, que vienen llevando una lucha heroica en defensa de las fuentes de trabajo.