Sindicales

12/2/2025

TrabajAR: el Partido Sindical de Barrionuevo

Colaboracionismo y crisis de la burocracia peronista

Barrionuevo lanzó su corriente política en Mar del Plata

El tradicional asado que Luis Barrionuevo organiza en Mar del Plata cada febrero desde décadas fue la oportunidad para anunciar formalmente la constitución de su nuevo partido TrabajAR. “Vuelve el peronismo” se leía en los pasacalles cercanos al ingreso al hotel del sindicato donde se realizó el evento.

La mesa que hizo la presentación acompañando a Barrionuevo estuvo integrada por Roberto Fernández (UTA), Hugo Benítez (textiles), Maia Volcovinsky (judiciales), Juan Pablo Brey (aeronavegantes), Rubén Aguiar (panaderos) y los máximos dirigentes del barrionuevismo, como Carlos Acuña (estaciones de servicio), Daniel y Gustavo Vila (Carga y Descarga), Roberto Solari (guardavidas) y Oscar Rojas (maestranza).

Aunque entre los más de 500 comensales había representantes de prácticamente todo el arco sindical las figuras de mayor peso, como Hugo Moyano (Camioneros), Gerardo Martínez (Uocra), Héctor Daer (Sanidad) y Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Omar Maturano (La Fraternidad), optaron por no asistir; “el que no quiere estar, que no esté: a los tibios los vomita Dios”, se quejó el gastronómico.

Seguir participando

TrabajAR es la continuidad del Movimiento Sindical Peronista, un sello que el propio Barrionuevo impulsó en 2022 (aquella vez sí, junto a gran parte de la cúpula de la CGT) para incidir en el armado de las listas del PJ. Como se sabe, sin mucho éxito, ya que terminó imponiéndose el dedo de Cristina Fernández en favor de unos pocos dirigentes afines al kirchnerismo.

Justamente ese es el meollo de la denuncia de Barrionuevo: la escasa representación parlamentaria del sindicalismo; en las últimas elecciones apenas se sumaron cinco diputados de extracción gremial -Mario Manrique (Smata), Carlos Cisneros (bancarios), Sergio Palazzo (bancarios), Hugo Yasky (CTA) y Vanesa Siley (judiciales) – contra 39 que llegaron a ser entre 1973 y 1976.

“Vamos a hacer un partido con todas las organizaciones gremiales y políticas que se sumen y en 30 días estaremos constituyendo en todo el país el partido nacional del movimiento obrero”, dijo Barrionuevo. Un partido sindical, con una impronta peronista, pero independiente del PJ controlado por la ex vicepresidenta.

 Todo colectivo los deja bien

“El desafío legislativo que viene servirá como oportunidad para ocupar espacios, desde consejerías escolares a nivel municipal hasta cargos legislativos. Recién después se verá qué postulante nos representa mejor hacia las presidenciales de 2027”, señaló el dirigente gastronómico (La Nación, 7/2).

Por otro lado, Barrionuevo no ocultó que tiene canales abiertos con el gobernador bonaerense Axel Kicillof a través del jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, pero sobre todo con Milei. Conviene recordar que luego de su apoyo a la efímera precandidatura de Wado De Pedro, Barrionuevo anunció la formación de la “Mesa Milei Presidente” y le aportó fiscales y fondos.

Con la llegada de Mario Lugones al ministerio de Salud, Barrionuevo se convirtió en el principal negociador de la reorganización del sistema de obras sociales; su última muestra de alineamiento con el oficialismo es la entrega de la paritaria (ya firmada, del 16% en cuatro meses) para adaptarla a la pauta del ministro Luis Caputo: 7 % para 6 meses, con porcentajes descendentes que llegan al 0,5% en mayo.

Colaboracionismo al palo

No cabe duda que la jugada de Barrionuevo busca reforzar el ala más colaboracionista de la “oposición”, ya sea dentro del peronismo o jugando por fuera (“no vamos a entrar en ningún tipo de internas”). No es un dato irrelevante que varios de los gobernadores que vienen acompañando al oficialismo como Ignacio Torres (Chubut-Juntos por el Cambio), Gustavo Sáenz (Salta-cercano al PRO y al Frente Renovador), Martín Llaryora (Córdoba-PJ) y Raúl Jalil (Catamarca-PJ) hayan saludado el lanzamiento de TrabajAR.

Lo nuevo con olor a naftalina

Barrionuevo presentó su iniciativa como “lo nuevo”, en oposición a los “mariscales de la derrota” -el cristinismo y La Cámpora-; lo que no solo resulta absurdo por la composición (en su mayoría burócratas octogenarios, como el mismo Barrionuevo) y sus lineamientos (el manifiesto que se difundió es un refrito de frases vacías del tipo de “el peronismo es la idiosincrasia misma de los argentinos”) sino porque no tiene nada de novedoso. De hecho, con menos repercusión mediática, Hugo Moyano reflotó hace unos meses su Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo (CET), el sello electoral que creó en 2013 y que es uno de los 17 que conforman el frente Unión por la Patria.

Lejos de ser un nuevo reagrupamiento unitario el partido sindical de Barrionuevo es otra expresión de las divisiones que recorren a la burocracia y de su falta de brújula en el embravecido mar de la interna pejotista.

Los trabajadores deben dar la espalda a todos los mariscales de la derrota - peronistas (entre los cuales Barrionuevo ocupa un lugar destacado), radicales, centroizquierdistas- y poner en pie su partido de clase, sin burócratas ni patrones, para luchar por su propio gobierno.

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