Sindicales
30/11/2022
Tucumán: el “limón de verano” y las elecciones en Uatre
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Foto: archivo.
Cuando se habla del citrus en nuestra provincia, generalmente se hace referencia a la campaña de exportación de fruta fresca, que representa menos del 15% de lo producido. Un 75% se utiliza para la producción de los derivados de la fruta: aceite, jugo, cáscara, polvillo. El 10% restante se vuelca al consumo en el mercado interno, y contiene al “limón de verano”.
La campaña veraniega comienza en octubre y culmina en marzo (sin industria). En esta, se emplean trabajadores mayoritariamente en negro, ya sea para las tareas de cosecha, empaque, o para las labores de campo. Para que la máquina de negocios entre la burocracia sindical, el gobierno y los empresarios no se detenga, los cosecheros deben soportar elevadas temperaturas (hasta 40°) durante una jornada que inicia a la madrugada y puede terminar pasadas las 15:00 horas, y deberán recorrer distancias extensas en busca del calibre 60 (tamaño del limón), el cual debe ser cortado principalmente con tijera.
La paga de la maleta o bulto (20kg) es de $90, y con suerte se puede llegar a juntar 15 maletas diarias, siempre que no llueva. Es decir, en el mejor de los casos se obtiene un jornal de $1.350, con el cual no se puede adquirir ni siquiera 1 kg de carne.
Por supuesto, esto es otro negocio redondo para las patronales que pueden vender la fruta por un valor hasta 30 veces mayor de lo que pagan por la cosecha. Además, lograron hace muy poco tiempo, gracias al apoyo de Jaldo y Manzur, y de toda la oposición (Sánchez-Alfaro-Bussi), que se declare al sector citrícola en emergencia. Esto les permitió acceder a nuevos subsidios y promesas futuras de quita de retenciones, y de un dólar limón, algo como lo que Massa le otorgó al capital agrario con el dólar soja 2.
Obviamente, la que nunca saca los pies del plato es la conducción peronista del sindicato de Uatre. Demuestra desde hace décadas cómo defiende incondicionalmente los intereses de las patronales y de los gobiernos de turno, con el único objetivo de mejorar sus negocios personales. Remache, Ferrari y todos los responsables de las distintas seccionales de la provincia no dicen ni una palabra sobre el hambre que pasa el trabajador rural. No nos defienden.
En diciembre, un puñado de secretarios y congresales elegirán nacionalmente entre las camarillas de Voytenco y Ansaloni, que acordaron la elección a espaldas de los trabajadores. No hicieron nada para reabrir las paritarias firmadas a la baja, contra la precarización laboral, o por un bono de fin de año. Son la continuidad de una dirección sindical que se dedica a entregar a los obreros rurales, y por eso llamamos a votar en blanco. Es evidente que defienden a un gobierno antiobrero, cuyo programa hace que todo aumente día a día, menos nuestro salario.
El reciente “plan provincial” por dos meses anunciado por Jaldo estará puesto al servicio de intervenir en ese proceso electoral, y evitar cualquier conflicto social, para lo que habilitó una “caja negra” de casi 100 millones de pesos a la burocracia sindical, que puede otorgar beneficios a quien quiera. Al plan provincial se le suma el plan “intercosecha”, de $24.000 y del cual quedan fuera miles de compañeros y compañeras. Estos resultan totalmente insuficientes, sumados ni siquiera alcanzan la mitad de la canasta de indigencia.
Vamos por asambleas en los lugares de trabajo, en Tucumán, pero también en provincias como Río Negro o Mendoza. Tenemos que expulsar a la burocracia sindical y eso será posible con la unidad de la vanguardia obrera que enfrenta el ajuste de todos los gobiernos.