Sindicales

14/12/2022|1659

Un primer balance de las elecciones en la UTA

Siguen al frente del gremio los socios de la Metropol

Sede de la UTA

La Junta Electoral publicó la participación del 60% del padrón en las elecciones de la UTA. De los 47.190 votos emitidos, la burocracia oficialista obtuvo 28.212 (60%) contra 18.589 (39%) de la lista Azul -Miguel Bustinduy-; votaron en blanco y recurridos 389 trabajadores (1%).

Fernández habría ganado en la mayoría de las 24 seccionales del país, aunque Bustinduy parece haberse impuesto en Córdoba -principal seccional del interior-, Santa Fe, Corrientes, Jujuy y Mar del Plata: varias de las seccionales más numerosas del país. Habrá que esperar los datos definitivos.

En el AMBA también habría ganado la Celeste y Blanca, aunque con porcentajes mucho más ajustados y con la Azul imponiéndose en grandes empresas como la 216, LPGB, la Almafuerte, la 203, 21-108, La Perlita y en otras con altas votaciones como en la Expreso General Sarmiento, la 180 o Los Constituyentes. Un relevamiento hecho por el activismo en 40 líneas de AMBA, sobre la base de informes y actas de escrutinio, arrojó el siguiente resultado: Celeste y Blanca obtuvo 3.417 votos (52%); la Azul, 2.915 (45%) y los votos en blanco fueron 147 (3%). Estos datos son más fiables y dan cuenta de un triunfo muchísimo más ajustado de la burocracia oficialista.

Con esta victoria de Fernández prosigue la alianza del gremio con determinados monopolios del transporte y empresas vinculadas, como Metropol, Ersa, Rosario Bus, Mercedes Benz y otras, que se valen de este acuerdo en la disputa de los negocios -entre ellos los cuantiosos subsidios del Estado- por sobre otros grupos como Dota, Grupo Autobuses, Agrale, que apostaron a un candidato propio.

La elección tuvo también una clara proyección política al interior de la CGT y del peronismo. Distintos medios titularon “Perdió Moyano”, dando cuenta del alineamiento de la Azul con camioneros y su espacio de influencia gremial, contrario al del oficialismo de UTA, que orbita alrededor de los llamados “gordos” e “independientes”. Por eso hablaron de un segundo golpe al moyanismo, tras las elecciones de este año en Comercio, donde reeligió Cavalieri. A su vez, Fernández fue ungido como el candidato privilegiado del gobierno (“’el Flaco’ es una garantía”, esgrimieron sus defensores). Bustinduy, en sintonía con el moyanismo, se acercó al kirchnerismo.

La oposición: integración a la burocracia sindical o política independiente

La UTA es un gremio que viene de un fuerte proceso de movilización. La continuidad de ese proceso fue el triunfo de varias listas, contra la burocracia sindical en los cuerpos de delegados de varias empresas importantes, como Almafuerte o El Halcón. Las elecciones alteraron este proceso, a partir de un ataque a esta tendencia a la independencia de los trabajadores. Las distintas burocracias logran reabsorber parte de este activismo. A su vez, sectores que supieron desarrollar posiciones independientes y de lucha en el gremio entraron en una variante de apoyo a la burocracia oficialista de la Celeste y Blanca con el argumento de enfrentar “el copamiento del sindicato por parte del monopolio Dota”.

En esta línea oportunista de apoyo al “mal menor” se inscribieron cuerpos de delegados como la de la ex Expreso Lomas, Línea 540 y una minoría de delegados de la Línea 60. Imposible no advertir que el gremio ya se encuentra en manos de los monopolios y patronales.

Por último, sectores desplazados de la burocracia sindical presentaron la Lista Roja Federal -no oficializada- que encabeza Ricardo Ríos, quien integró la cúpula del gremio e intentó capitalizar con un armado burocrático propio el descontento con las dos variantes principales. Esta variante contó con el apoyo del “Pollo” Sobrero e Izquierda Socialista.

La definición del Cuerpo de Delegados de la 60, con el lanzamiento de una campaña por el voto en blanco, puso las cosas en su lugar y logró la estructuración de una posición antiburocrática clara, que a su vez saldó todo el cuadro de confusión.

La Naranja clasista de UTA desarrolló una intensa campaña por el voto en blanco o la abstención. Hacia adelante queda una burocracia sindical dividida a más no poder, una elección judicializada y la disputa por el aparato gremial en las seccionales. Todo eso se desarrollará mientras ambos sectores entregan el salario, el convenio y los derechos.

Para lo que se viene necesitamos organizarnos en una agrupación clasista, que una la lucha diaria en las empresas a un planteo político de fondo contra un régimen que vive de nuestra explotación -esto es el clasismo. Desde un fuerte agrupamiento es clave sumar a la recuperación de los cuerpos de delegados y a un frente de lucha “autoconvocado” por el salario, el convenio y nuestras necesidades inmediatas.

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