La UOM no puede hacer pie en la paritaria siderúrgica y, al mismo tiempo, no tiene ningún plan para enfrentar los despidos, suspensiones y ajustes varios que sufren los trabajadores y trabajadoras del sector. 

Para el nuevo tramo paritario, la dirección metalúrgica reclama una recomposición del 4% para julio y agosto y un 3% para septiembre y octubre; son porcentajes que, en el mejor de los casos, mantienen salarios de pobreza. Recordemos que el básico de un ingresante está por debajo de la canasta familiar y en las grandes fábricas, si no fuera por los premios y adicionales, trabajadores con antigüedad sufrirían la misma situación. 

Hay pequeños talleres y fábricas -las pymes defendidas por Furlán- que se referencian en el IMGR (ingreso mínimo garantizado) que está por debajo incluso del básico metalúrgico. Hablamos de salarios promedio de 800 mil pesos.

Las cámaras empresarias, sin embargo, están plantadas en el 2% (que es la pauta fijada por el gobierno), muy lejos incluso del desfasaje inflacionario acumulado en estos meses. Por supuesto, otras cuestiones que interesan a los metalúrgicos, como la efectivización de contratados -postergada por años- o mejoras en las condiciones laborales, brillan por su ausencia en toda discusión.

El cuarto intermedio que se acordó hasta el 21 de noviembre para seguir discutiendo solo agrava las cosas. Estirar como chicle la negociación, con conciliaciones obligatorias y luego con cuartos intermedios, como viene siendo la norma, equivale a un congelamiento de los ingresos y de todo, porque ese tiempo no se utiliza para convocar asambleas o congresos que resuelvan las medidas de lucha para quebrar la intransigencia patronal.

Para agregar nafta al fuego, Rocca anunció “la necesidad” de eliminar 600 puestos de trabajo en el conglomerado siderometalúrgico Termiun, del Grupo Techint, ubicado en San Nicolás; habló de 300 despidos en la planta de fabricación de aceros planos y otros tantos en las empresas contratistas. Está claro que los empresarios no se quedan quietos como la UOM.

Rocca, el “nacionalista”

Rocca, que impulsó y financió la campaña presidencial de Milei y puso varios de sus funcionarios -entre otros al secretario de Trabajo, Julio Cordero, y al presidente de YPF, Horacio Marín – choca hoy contra su política de apertura de importaciones, que le abre las puertas al acero barato de China y Brasil. Rocca enfrenta su propia política de dumping denunciada en USA y Canadá.

Al derrumbe del consumo de bienes durables y de la construcción, que arrastró hacia abajo la producción (un 28% en los primeros nueve meses de 2024 en comparación con el mismo período de 2023), Tenaris y Arcelor Mittal denuncian ahora la competencia desleal y anuncian la inevitabilidad de despidos, retiros voluntarios y, de paso, de todo el paquete flexibilizador que están ejecutando amparados en uno de los gobiernos más anti-obreros de la historia. La voz de orden de los capitalistas, plasmada como consigna del último Coloquio de Idea, es: “si no es ahora, cuándo”. 

Posiblemente la nave insignia de este avance de la flexibilidad sea Siderca, la estrella del tubo sin costura y “cuna” del actual secretario general de la UOM. Al argumento de la situación del acero a nivel mundial suman los efectos de las políticas de descarbonización para reventar dotaciones, imponer nuevos turnos, mayores ritmos, desconocer derechos elementales (como la antigüedad) e introducir el criterio de “perfomance” como medida arbitraria de calificación del personal. Esta política no es de ahora, pero se ha acelerado considerablemente en los últimos meses.

La interna del PJ y lo demás

La UOM no ha sabido y, sobre todo, no ha querido enfrentar este plan de guerra patronal. Cuando el año pasado, aún sin contar con una preparación colectiva, la base mostró su total predisposición a la lucha, Furlan prefirió desactivar todas las medidas para mediar y conciliar con las empresas. De las promesas de sacar a los salarios del nivel de pobreza pasó a centrar su discurso en “la defensa de la industria nacional y las pymes”. Coincide con Rocca en rechazar la apertura económica que “perjudica” a la “industria nacional”.

Esta orientación está inspirada por CFK quien, desde aquella primera “carta” de febrero hasta sus actuales discursos como flamante presidenta del PJ, insiste en bajarle varios cambios a la oposición a Milei; entre otras cosas habló de la necesidad de adecuar las leyes laborales y, su hijo y vocero, Máximo Kirchner, llamó a dejar de patalear contra el veto presidencial a la movilidad jubilatoria. La “gran jugada estratégica” del kirchnerismo es un refrito del “hay 2019” que condicionó la resistencia al ajuste de Macri en aquel momento: preparar un relevo institucional en 2027. O sea, otro gobierno del tipo de los Fernández, cuyo fracaso allanó el ascenso del liberfacho que nos gobierna hoy.

Pero además… ¡la solución a los salarios de hambre y los despidos no puede esperar! 

Hay que impulsar un debate a fondo, en la base del gremio; los cuerpos de delegados y comisiones internas deben tomar en sus manos la convocatoria a asambleas y plenarios para votar y organizar un plan de acción contra los despidos; por un aumento de emergencia que permita empezar a recuperar el salario; en defensa del convenio; y por el pase a planta de todos los tercerizados y contratados.

Festejan la desinflación… de los salarios

El IPC de octubre dio 2,7%, pero los trabajadores siguen perdiendo y vienen más tarifazos. –

prensaobrera.com