La UTA está reclamando un aumento del 25% en 5 cuotas, hasta diciembre, que lleve el salario conformado bruto de $1.060.000 a $1.322.000.

La última reunión paritaria fue el pasado lunes 29; allí las cámaras empresarias no llevaron propuesta alguna. Frente a esto, la conducción de la burocracia de Fernández cometió una agachada monumental; en vez de unificar una medida de fuerza con el paro convocado por la mesa del transporte que reúne a importantes gremios -que está transcurriendo este 30 con una adhesión masiva-, convocó a un paro, sola, para el día después.

Esta enorme concesión al gobierno, que por supuesto debilita la lucha salarial, fue correspondida. Hay convocada para hoy una nueva reunión paritaria.

El resultado parece puesto. Todos están jugando para un acuerdo de último momento que evite el paro. Advertimos también que, como ha sucedido otras veces, aunque salgan de la reunión con las manos vacías pueden dibujar algún “compromiso” que evite el reclamo o algún parche como una suma fija. Todo va a servir para levantar.

Aún así, no está todo cerrado, porque las patronales y el gobierno están atacando el salario no solo de los choferes sino de todos los trabajadores. En esta línea, el secretario de transporte, Franco Mogetta, salió fuerte con una campaña contra el paro de UTA.

Es necesario un salario mínimo de bolsillo de $1.800.000 con ajuste automático de acuerdo al incremento de la inflación, para frenar el retroceso salarial. Que cualquier propuesta se ponga a consideración de asambleas en las líneas. Que se vote el paro.