Luego de las suspensiones de los primeros días de marzo el clima que viven los trabajadores de Volkswagen sigue siendo más que tenso. La baja de producción programada para abril es drástica, casi un 40 por ciento (de 450 a 280 unidades por día), y las perspectivas para mayo son aún peores.

En un año Volkswagen redujo su producción en más de un 50 por ciento. La garantía de que no habrá suspensiones es sólo para el mes de abril y la eliminación del tercer turno parece ser el objetivo principal. Los despidos a cuenta gota siguen sin parar(sumados a las prejubilaciones los puestos de trabajo que se perdieron desde finales del año pasado superan los 120).

La eliminación de las asambleas -una de las consecuencias del reajuste trimestral automático acordado por Pignanelli- que, aunque regimentadas, eran un factor de deliberación, no impide que la bronca creciente busque expresarse de mil modos.

Muchos de los despedidos reclaman por su reincorporación, los baños volvieron a ser un foro de denuncia y agitación, las discusiones entre los compañeros crecen a espaldas de los delegados de la burocracia, las actividades del Partido Obrero en la puerta con los materiales de la campaña por prohibición de despidos y suspensiones despiertan gran simpatía.

Pese al desprestigiode Moyano y la presión del Smata, el paro del 10 tendrá un alto cumplimiento entre los trabajadores de Volkswagen. Y el gran terreno de disputa será la próxima elección de delegados en la que la burocracia teme una catástrofe (por eso aumentó el control policial en las líneas y el apriete a los posibles candidatos).

Gaspar