Sociedad

22/2/2023

Bergoglio nombra a “Tucho” Fernández, encubridor de abusadores, en un puesto en el Vaticano

El arzobispo de La Plata es un enemigo de quienes luchan contra la impunidad de los abusos eclesiásticos.

Jorge Mario Bergoglio y Víctor Manuel Fernández.

El Papa Francisco designó recientemente a Víctor Manuel “Tucho” Fernández, el arzobispo de La Plata, en un puesto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, un organismo importante del Vaticano. Fernández, que pertenece al riñón de Bergoglio, es un defensor de la impunidad de los curas abusadores.

La decisión de Bergoglio representa un espaldarazo a la política de encubrimiento y aval a los abusos sexuales eclesiásticos que desarrolla la Iglesia. El arzobispo platense ha defendido públicamente al cura Raúl Sidders, que fue denunciado por abusar de una menor de 11 años cuando se desempeñaba como capellán del Colegio San Vicente de Paúl de La Plata y por maltratar y acosar a distintos estudiantes.

Fernández llegó a emitir un comunicado buscando amedrentar a Prensa Obrera, amenazando con acciones legales, por haber recogido los escalofriantes relatos de las víctimas de Sidders, que fueron fundamentales en el destape de los hechos y el inicio de la lucha para que el cura no quede impune.

También defendió a Eduardo Lorenzo, un cura que abusó sexualmente de adolescentes durante treinta años. Lorenzo, cuya impunidad fue enfrentada por movilizaciones de organizaciones de mujeres y familiares de víctimas, terminó suicidándose en la sede de Cáritas La Plata, mientras continuaban acumulándose denuncias por abuso en su expediente judicial.

Asimismo, el nuevo burócrata del Vaticano se ha destacado por su oposición a los reclamos obreros. En 2018, intervino en la lucha que los trabajadores del Astillero Río Santiago llevaron adelante contra el desmantelamiento que impulsó el entonces gobierno de María Eugenia Vidal (lo que contó con el apoyo de Mauricio Macri), promoviendo una “paz social” para que pase la ofensiva patronal.

El Dicasterio para la Cultura y la Educación está a cargo, entre otras cosas, de “formalizar el reconocimiento por parte de los Estados de los títulos académicos expedidos en nombre de la Santa Sede”, y de dar luz verde para “para aprobar y erigir institutos de estudios superiores y otras instituciones académicas eclesiásticas, aprobar sus estatutos y vigilar su observancia”. Fernández se desempeñará en un área ligada a una de las principales ramas de negocios que posee el clero católico; razón de sobra para que Bergoglio quiera colocar a uno de los suyos.

La Iglesia católica tiene influencia en los sistemas educativos de varios países del mundo. Según el Informe Global sobre la Educación Católica 2021, 62 millones de niños están matriculados en institutos católicos (jardines, colegios primarios y secundarios), a la vez que 6 millones se encuentran matriculados en la educación superior católica. África es el continente que más alumnos tiene inscriptos en las escuelas católicas; le siguen América, Europa, y Oceanía.

En Argentina, aproximadamente el 25% de los establecimientos educativos son privados. Muchos de ellos están en manos de la Iglesia (en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, más de la mitad). El ministro de Economía, Sergio Massa, viene de otorgarle más prebendas económicas e impositivas a los colegios del clero.

La impunidad de los curas abusadores es un producto de los vínculos políticos que la Iglesia mantiene con los Estados. Como reveló el caso Sidders, lo que sucede puertas adentro de los colegios confesionales es manejado como un coto cerrado. Los gobiernos no solo protegen a los curas abusadores, sino que promueven prácticas educativas antipedagógicas, especialmente el dictado de contenidos bajo los preceptos del oscurantismo, el machismo, la homofobia y la opresión.

La lucha contra la impunidad de la Iglesia y por la aplicación efectiva de la ESI debe ir de la mano de una pelea a fondo contra los gobiernos capitalistas, que son los sostenedores de esta institución antiobrera.