El problema habitacional en la ciudad de Buenos Aires fue tomando cada vez más relevancia en el último tiempo, por un lado por la grave situación que afrontan los trabajadores frente a los alquileres cada vez más caros y a los salarios cada vez más bajos, y por otro lado frente a la política del gobierno de la Ciudad de entrega de espacios verdes y públicos para la especulación inmobiliaria.

Los proyectos votados en la legislatura durante los últimos años, tanto por el oficialismo como por la falsa oposición peronista, marcan la orientación de entrega y negociados por parte de los partidos mayoritarios. Desde la aprobación del “Distrito Joven”, que abrió las puertas para la construcción de un barrio de lujo en Costa Salguero, hasta la presentación de convenios que permiten la construcción de torres en la Costanera Sur y en distintos barrios de la ciudad. El PRO en la ciudad ha rematado 500 hectáreas a través de estas leyes, de las cuales 300 tuvieron el apoyo del PJ/kirchnerismo.

Hoy en día son necesarios 250 salarios promedio, sin destinar un peso a otros gastos corrientes, para adquirir una vivienda en la ciudad, debido a la reducción permanente del poder adquisitivo de les trabajadores. Y a pesar de que la población de la ciudad se mantiene estable desde hace más de 70 años, la construcción de torres y viviendas han continuado sin garantizar una solución para el 40% de quienes habitan la ciudad y deben alquilar o para las casi 400 mil personas que viven en villas o asentamientos. Es que la construcción de edificios es utilizada como una reserva de valor para aquellos empresarios que han tenido ganancias extraordinarias y prefieren volcarse a la especulación inmobiliaria en vez de reinvertir esas ganancias. Mientras el costo de construcción de un metro cuadrado en la ciudad es de 500 dólares, su valor en el mercado supera los 2.400. Un negocio redondo.

Desde el Frente de Izquierda venimos denunciando esta orientación y le oponemos un programa de salida de les trabajadores. La discusión sobre el problema de la vivienda se está dando en otras partes del mundo como España o Alemania. La necesidad de organizarnos por esto es más que urgente. Planteamos el fin del impuesto a la vivienda única y un impuesto progresivo sobre la vivienda ociosa, revisar la venta de las más de 500 hectáreas vendidas en la ciudad en el último tiempo para que sean destinadas a espacios verdes públicos y viviendas, la creación de un banco de tierras y la construcción de viviendas para los trabajadores de la ciudad otorgando créditos a tasa cero y con cuotas que no superen el 25% del ingreso de les trabajadores, la urbanización de todas las villas de la ciudad y que se termine con la especulación inmobiliaria. Este es parte del programa que vamos a presentar el próximo viernes, el que vamos a seguir defendiendo en la Legislatura y por el cual es necesario organizarse y luchar.