Sociedad
21/8/2025
Conmebol, Grindetti y la Bonaerense son responsables del caos en la cancha de Independiente
Descontrol y zona liberada dejaron decenas de heridos y casi 100 detenidos en Avellaneda.
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Incidentes en Independiente.
La definición de la serie entre la Universidad de Chile y el Club Atlético Independiente, por la clasificación a los cuartos de final de la Copa Sudamericana, terminó en un escándalo total, con incidentes graves, decenas de heridos y casi un centenar de detenidos, en lo que fue una “tormenta perfecta” bajo la responsabilidad de la Conmebol, la presidencia de Néstor Grindetti y una zona liberada por la policía bonaerense.
El partido tuvo que ser suspendido ni bien comenzado el segundo tiempo, cuando un grupo reducido del público visitante de la U de Chile comenzó a arrojar todo tipo de objetos desde la bandeja superior de una de las cabeceras del Libertadores de América (estadio de Independiente), de la Pavoni Alta, hacia la popular local, donde se encontraba el público del Rojo y la barrabrava oficial. Y culminó con la cancelación tardía del encuentro y la barra local sometiendo físicamente a un grupo reducido de la parcialidad visitante.
Allí se sucedieron alrededor de 30 minutos de una agresión unilateral y continuada sin que mediara ninguna intervención de la organización de la competencia, más que la interrupción del partido y la invitación por alto parlantes a que el publico visitante se retirara del estadio, sin ninguna garantía para una mayoría del público que no intervino en los incidentes.
La primera conclusión generalizada de lo sucedido es la responsabilidad tanto de Conmebol como de la dirigencia macrista del club local de generar todas las condiciones para que prospere el caos: no existió personal de prevención asignado al publico de la U de Chile; el control de los accesos fue un colador, donde se ingresaron elementos corto punzantes y bombas de estruendo; no existió vallado ni alambrado preventivo; la policía careció de todo protocolo de actuación y se le liberó la zona a la barra de Independiente para que haga “justicia por mano propia”.
Algunos medios periodísticos relatan que el partido fue precedido por problemas entre las barras de ambos equipos, con enfrentamientos y sustracción de banderas, preanunciando una situación que no fue considerada por los organizadores.
El ataque del puñado de hinchas de la U de Chile contra la gente de Independiente fue caldeando aún más el ambiente, llegando al punto de una situación crítica: el envió de la policía a la bandeja superior hubiera supuesto un desastre total, como suele ocurrir contra el público argentino en algunos estadios de Brasil. Pero lo resuelto por los organizadores fue lo peor, liberando la zona a la barra para que desaloje la tribuna visitantes y de paso ejecute su venganza por la agresión inicial, con imágenes dantescas que recorren las redes sociales, incluido un hincha de la U cayendo al vacío.
En estos momentos existe una acusación reciproca entre todos los responsables. Conmebol acusa a ambos públicos y a la dirigencia de Independiente, y seguramente busque ocultar sus responsabilidades con una “sanción ejemplar” -se habla de la descalificación de ambos equipos e incluso una exclusión anual de competencias internacionales. La dirigencia del Rojo, con Grindetti a la cabeza, acusa a la parcialidad visitante y denuncia los estragos en el club. Desde Chille denuncian el operativo fallido y la liberación de la zona.
Tampoco quedan exentos el gobernador Axel Kicillof y la policía bonaerense. Si bien existe una especie de “acuerdo” de no intromisión de las fuerzas provinciales en la jurisdicción del Estadio a cargo de Grindetti, y hasta podría entenderse el no ingreso de las fuerzas represivas para desalojar a la U de Chile de la bandeja superior -que hubiera podido culminar en un desastre total-, no existe ninguna explicación racional para la no intervención en oportunidad del avance de la barra del Rojo hacia la Pavoni Alta, en clara flagrancia de un delito de acción pública.
Estos hechos también golpean por elevación a la pretensiones de Claudio “Chiqui” Tapia de regreso del público visitante en la Liga Profesional de Fútbol argentino, con clubes que no cuentan con las instalaciones ni modificaciones necesarias en sus estadios y accesos.
La cuestión de fondo sigue siendo la responsabilidad de los organizadores y los negocios a costa del fútbol, cuando circulan versiones de todo tipo que apuntan a negocios con la sobrefacturación de de operativos de seguridad que se reducen a la mitad de lo abonado, con una Conmebol que da luz verde a condiciones inapropiadas y una gestión que hace bandera nacional del ajuste y que no puso un peso en reforzar los resguardos preventivos.
Hace rato ya que la Conmebol antepone los negocios al fútbol, con la organización de la Copa América en los Estados Unidos que culmino con los incidentes con el público colombiano en la final con Argentina, y despreciando la seguridad de los hinchas en cada oportunidad, como ocurre con el público visitante en Brasil y con al antecedente inmediato de dos hinchas de Colo-Colo en la previa del enfrentamiento con Fortaleza en la Copa Libertadores, a manos de la represión de Carabineros.
Hay que erradicar los negocios y las gestiones ajustadoras y vaciadoras del fútbol, recuperando las organizaciones deportivas y construyendo un fútbol que consagre la hermandad de los trabajadores y los pueblos de Latinoamérica.

