Las boletas de gas de mayo llegarán con fuertes aumentos y seguirán subiendo mes a mes. Para muchos sectores, prender la estufa en invierno dejará de ser una opción, mientras las petroleras continuarán beneficiándose de un precio subsidiado en dólares en el mercado interno y amasando fortunas mediante la exportación de hidrocarburos que extraen del suelo local.

En primer lugar, la Secretaría de Energía dio a conocer cuánto subirá el ítem de la boleta referido al precio mayorista de gas, conocido como Punto de Ingreso al Sistema de Transporte (Pist), como resultado de la reducción de subsidios estatales sobre los usuarios. Solo en ese componente de la factura de gas, los incrementos serán del 193,8% para los hogares de ingresos bajos, del 222,7% para los hogares de ingresos medios y del 213% para los hogares de ingresos altos. Luego, habrá subas mensuales en ese ítem, indexadas a la evolución del dólar oficial, con lo que una nueva devaluación hará saltar los precios de la tarifa de gas.

Además, cambiarán los criterios de segmentación según los niveles de ingreso. Hasta el momento, el tope de ingresos para recibir subsidios estatales sobre el componente Pist de la boleta gas eran 3,5 Canastas Básicas Totales. A partir de ahora, el gobierno quiere utilizar otra medida, la Canasta Básica Energética, que, si bien aún no está diseñada, tiene por objetivo reducir la cantidad de hogares con boleta subsidiada.

No es cierto, como sostiene el oficialismo, que de este modo se estén reduciendo los subsidios. Por el contrario, el precio subsidiado en dólares que reciben las petroleras por el gas en boca de pozo se mantiene intacto. Lo que cambia es que recae cada vez más directamente sobre los usuarios la tarea de costearlo por medio de tarifazos, con el objetivo de aminorar las transferencias estatales destinadas a ello, tal como exige del FMI.

Cabe destacar que ese precio sostén no guarda relación alguna con los costos de producción. Solo busca proporcionarles cierta rentabilidad a las empresas que explotan las cuencas gasíferas de Argentina. Aún así, estas presionan por equipararlo a los precios internacionales -más elevados- porque poco les interesa si la población puede o no calefaccionar su casa en invierno con el gas que se produce en los yacimientos de su propio país, solo buscan maximizar ganancias.

Entonces, nos enfrentamos a la contradicción de que hay récord de producción en Vaca Muerta y está en funcionamiento el primer tramo del Gasoducto Néstor Kirchner que favorece el autoabastecimiento de energía, no obstante, las tarifas de gas que llegan a los hogares son cada vez más caras. Se trata de un régimen energético donde prima el ánimo de lucro de las empresas hidrocarburíferas, que, además de recibir subsidios en el mercado interno a costa del bolsillo popular, amasan fortunas con la exportación. Sin ir más lejos, en los primeros diez meses de 2023, se realizaron ventas al exterior de petróleo y gas por casi U$S 3.800 millones.

Sumado a esto, se vienen aumentos en los otros ítems de la boleta de gas. Las empresas distribuidoras (Metrogas, Naturgy y Camuzzi, etc.) y transportadoras (TGN y TGS) exigen subas de aproximadamente 462% y 524%, respectivamente. Estas compañías recibirán aumentos en su eslabón, concedidos a libro cerrado (sin evaluar los costos reales) y a pesar de la desinversión constante y de haberse beneficiado indirectamente de las subvenciones estatales al Pist durante las últimas dos décadas.

Tanto el componente de distribución como el de transporte de gas seguirán aumentando mes a mes, indexados a una fórmula que contemplará el índice salarial, la inflación minorista y el costo de la construcción. Los mismos regirán para todos los usuarios sin distinción de ingresos, ya que dichos componentes de la factura de gas no se encuentran segmentados.

“Ante una sugerencia de las empresas, Energía definió avanzar en los que se conoce como ‘tarifa plana’. Esto significa que habrá un fuerte aumento en el componente del cargo fijo” (El Cronista, 3/4). Es una decisión absolutamente regresiva, puesto que los hogares más pequeños, que consumen menos gas, terminarán pagando una cifra similar en los ítems de distribución y transporte de la boleta de gas a la que abonan aquellos usuarios que viven en mansiones que requieren de un alto consumo de gas.

Sumando todos los componentes, las consultoras privadas estiman que el aumento de la tarifa de gas para usuarios residenciales, en el mes de mayo, rondará el 400%. Consiste en un nuevo golpe a los deteriorados ingresos de los trabajadores, cuya desactualización, lejos de preocupar al gobierno, es promovida por él.

Energía también autorizó subas de alrededor del 600% en la factura de gas de los usuarios no residenciales (industrias y comercios), los cuales no dudarán en trasladar al precio final este aumento en sus costos, perjudicando a los consumidores. Así las cosas, no solo vamos a tener que costear boletas de gas más caras en nuestros hogares, sino que además, debemos afrontar nuevos incrementos a la hora de hacer las compras.

Lo inviable de este esquema es el usufructo privado de los recursos estratégicos del país. Es necesario abrir los libros de toda la cadena energética, a fin de evaluar los costos reales y fijar tarifas acordes a las necesidades de las mayorías; en el camino de nacionalizar bajo control obrero cada uno de esos eslabones (producción, distribución y transporte de gas), con la finalidad de orientarlos al desarrollo industrial y a la satisfacción de las necesidades sociales.

Por otra parte, urge desenvolver asambleas y planes de lucha hacia la huelga general para derrotar la motosierra antiobrera de Milei y el FMI. Este 1° de Mayo, deliberemos entre trabajadores ocupados, desocupados, asambleas barriales, centros de estudiantes y movimiento de la cultura cómo alcanzar este objetivo.

https://prensaobrera.com/politicas/este-6-abril-veni-a-las-asambleas-abiertas-del-po-para-luchar-contra-milei

https://prensaobrera.com/sindicales/trabajadores-estatales-enfrentan-los-miles-de-despidos-de-milei