Sociedad

7/2/2023

El negocio de la noche y la violencia contra la juventud

Le Brique, el boliche de Gesell donde asesinaron a Fernando.

Un efectivo de la policía Bonaerense hirió de bala a una joven de 17 años a la salida de un boliche en Quilmes, el domingo 5 de febrero por la madrugada. Fue una manifestación más de cómo el Estado ejerce violencia contra la juventud, incluso en momentos en los que se supone que los jóvenes deberían poder gozar de un momento de ocio. El caso de Fernando Báez Sosa, que conmovió a la población, no es para nada un hecho aislado, sino un producto de todo un régimen de violencias que tiene en el negocio de la noche (boliches, alcohol, drogas) una cara tan oscura como rentable.

Los episodios siniestros en los boliches son moneda corriente. El sábado 4 por la noche, en Las Grutas, una localidad balnearia de la provincia de Río Negro, un grupo de patovicas y policías agredió brutalmente a un joven, un hecho que se viralizó. En noviembre pasado, en Mar del Plata, un miembro de la policía Bonaerense violentó a una chica en las puertas de un boliche, generando un extenso repudio en las redes sociales. Ese mismo mes, en Misiones, tres policías fueron apartados de la fuerza tras golpear y torturar a un joven que salía de bailar. En 2021, en La Matanza, un joven de 22 años fue baleado por un policía de la Bonaerense. Y la lista sigue.

Las fuerzas de seguridad también actúan por omisión, dejando zonas liberadas para el funcionamiento de negocios ilegales, y de locales clandestinos o con habilitaciones fraudulentas. Los empresarios, por su parte, contratan agencias de seguridad que despliegan patovicas, que son fuerzas de choque, y que no tienen medida alguna para prevenir hechos violentos o siniestros.

Existen varios ejemplos de esto. En Club Leloir, boliche ubicado en Lanús, un patovica dejó internado a un joven tras agredirlo físicamente, en enero. En Pilar, a mitades de noviembre, un grupo de patovicas le propinó una paliza a un joven en los alrededores de un boliche. Asimismo, en Tucumán, en septiembre pasado, varios patovicas golpearon con látigos a una pareja de jóvenes. En febrero del año pasado, un joven santafesino perdió la conciencia tras ser atacado por cuatro patovicas. Son los casos que trascienden, la mayoría de ellos queda oculto en la oscuridad de la noche.

Esto forma parte de toda una trama de violencias, propia de un régimen social basado en la desigualdad social. Según el Ministerio de Salud, en 2020, año en el que fue asesinado Fernando, el 56% de las muertes de adolescentes de entre 10 y 19 años se debió a causas externas asociadas a la violencia, lo que incluye suicidios, homicidios y agresiones. Esa tasa alta no fue episódica, ya que es casi igual a la que la misma cartera sanitaria identificó en un informe de 2018.

Los hechos violentos son también incentivados por cuestiones como el consumo de alcohol en niveles dañinos. Entre 2015 y 2022, el consumo de alcohol en Argentina entre jóvenes de 12 y 17 años aumentó un 50%; entre los jóvenes de 18 a 24 años, el 62,1% “reconoció haber consumido alcohol en el último mes (abril de 2022), en 2010 ese porcentaje fue del 57,2%”. (Todo Jujuy, 16/4/2022). De esto se benefician las empresas vinculadas a los boliches y a la venta de bebidas alcohólicas, y también el Estado, que recauda dinero de esas ventas.

Estos fenómenos son productos de un régimen social fundado sobre la violencia, la explotación y la desposesión de la mayoría de la población, factores que constituyen el entorno en que crecen los jóvenes. Los políticos capitalistas plantean como salida el reforzamiento del aparato policial del Estado y de su potestad de actuar sin límites. En Argentina, peronistas y macristas han empoderado a las fuerzas represivas, que están ligadas al negocio narco, a las cajas negras y las coimas de la noche, y que hostigan y asesinan a jóvenes en las barriadas o en la vía pública. Es la orientación que Milei quiere profundizar al máximo, a la vez que se pronuncia contra el derecho a la educación pública o a reclamar por trabajo genuino para tener un futuro mejor.

Organicémonos para terminar con esto.