El cura Ricardo Oscar Quiroga, más conocido como el “padre Coco”, fue detenido tras ser imputado por un aberrante caso de abuso infantil que conmocionó a la localidad jujeña de El Carmen. El párroco había sido denunciado por abuso sexual con acceso carnal contra una niña de 10 años, doblemente calificado por ser él ministro de culto .

La investigación sigue en curso. También está imputada una mujer, por colaborar en el hecho como cómplice. Según denunció la madre de la víctima, es quien retiró a la pequeña de su hogar para dar un paseo e ir a la iglesia, pero la llevó al domicilio donde se produjo el abuso. Luego bañó a la niña, quemó su ropa interior y recién entonces la devolvió a su familia.

Por estas horas se busca a una tercera persona partícipe en el abuso, quien se cree que es un servidor parroquial o alguien cercano a Quiroga.

La iglesia rápidamente emitió un comunicado en el cual dice que se pone a disposición de la Justicia, y que suspende de las funciones sacerdotales al párroco e iniciará un juicio canónico (lo que es obligatorio). Estos procesos eclesiásticos en realidad son instrumentos para desalentar a las víctimas a denunciar ante la Justicia, para ocultar pruebas y encubrir.

De hecho, Este aberrante caso de Jujuy es tan aberrante que hace imposible pensar que no haya cometido otros abusos. Los vecinos de El Carmen se convocaron frente a la iglesia y la empapelaron con carteles de repudio al “padre Coco”, pidieron que se llegue hasta al final y sea condenado.

En todos lados abusan, hay que separar a la iglesia del estado para que sean juzgados y condenados por sus crímenes. https://t.co/emvMWcrGWb

— Gabriela Cerrano (@GabrielaCerrano) October 27, 2020

Es una situación que involucra a toda la iglesia Argentina. Esta semana, en Salta, fue detenido un sacerdote acusado de abusar de tres menores de edad, mientras están a la espera de la Corte de Justicia salteña los pedidos de prescripción de los sacerdotes Aguilera y Lamas. En Catamarca, el cura Pachado también pide la prescripción. No dicen que son inocentes, sino que ya paso mucho tiempo.

Sigamos el camino de los vecinos de El Carmen y exijamos en las calles la separación de la Iglesia del Estado, para que no quede impune Quiroga, ni quienes amparan y encubren.

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