Llegó al Vaticano una protesta organizada por la Red Internacional Contra el Abuso Infantil Eclesiástico (ECA – Ending Clergy Abuse), tras un recorrido de 130 kilómetros del último tramo de la Vía Francígena, un sendero medieval que conecta la localidad inglesa de Canterbury con Roma.  Junto a los sobrevivientes de abuso de diferentes países se encontraba Diego Pérez (“Leon”), primer denunciante de los abusos sexuales y vejaciones del cura Eduardo Lorenzo de La Plata, quien fuera capellán del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y se suicidara al enterarse del pedido de detención tras sumarse varias denuncias en su contra.

Desde la movilización reclamaron que que firme una ley de tolerancia cero, para que sea aprobada por el sínodo de obispos el 4 de octubre. Allí se debatirá, entre otras cosas, el papel de la mujer en la Iglesia y la actitud hacia el colectivo LGBT. Señalan que el Papa promete acabar con estos delitos pero no tomó ninguna medida al respecto. La peregrinación “muestra la determinación de los supervivientes de venir a entregar su mensaje al papa Francisco (…) de que debe haber una ley universal de la Iglesia de tolerancia cero”, dijo el abogado estadounidense Timothy Law, cofundador de ECA (La Nación, 27/9). “Cualquier cosa menos que eso no es adecuada”, añadió.

La movilización culminó en la basílica de San Pedro, frente a la Congregación de la Doctrina de la Fe dentro del Vaticano. Allí Diego Pérez denunció que el exarzobispo platense “Tucho” Fernández, quien será nombrado cardenal este sábado tras haber sido designado como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y presidente de la Pontificia Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional, actuó como encubridor del cura Lorenzo. Cabe recordar que luego del suicidio de Lorenzo el entonces arzobispo Fernández realizó una misa de despedida en la Catedral de La Plata.

La ECA solicita que el Papa ordene la retirada inmediata del Ministerio de los sacerdotes sospechosos de abusos, el despido de los obispos culpables de encubrimiento y la denuncia obligatoria de los casos de abusos a las autoridades civiles, en lugar de a las religiosas.

Esta movilización representa un enorme paso adelante en la organización internacional contra la impunidad de los integrantes de la Iglesia Católica en todo el mundo. Seguiremos luchando contra la impunidad de todos los curas abusadores y sus cómplices. ¡Separación ya de la Iglesia del Estado!

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