Mientras se desarrolla el Censo 2022 en todo el territorio nacional, crecen las denuncias por parte de los censistas sobre las pésimas condiciones de trabajo a la que son sometidos y la falta de recursos estatales destinados para este operativo estadístico.

Fiorina, censista de Córdoba capital, describió en su testimonio las dificultades que tuvieron a la hora de capacitarse dado que el campus estaba caído, y, a su vez, alertó que terminarán realizando más trabajo del previsto ya que, al no funcionar, “se descarta el uso de la App y va a ser reemplazada por las planillas convencionales”.

 

Natalia de Formosa, por su parte, expresó que ella, al igual que tantos otros, se encuentra censando ante la necesidad económica, a pesar de contar con 20 años de antigüedad en la docencia. “Acá en Formosa los salarios son muy bajos y necesitamos de este dinero extra para poder sobrevivir” indicó.

 

Felipe, censista del barrio porteño de Palermo, retrató otro aspecto de la precarización a la que son sometidos, denunciando que “en uno de los días más fríos del año el gobierno no fue capaz de proveerme ni una vianda ni una bebida caliente”. Lo anterior se suma a la remuneración miserable de $6.000 por única vez que recibirán estos trabajadores por censar más de 15 millones de viviendas en todo el país, y, como si fuera poco, como señala Rosalía de provincia de Buenos Aires, “tenemos que poner nuestros propios materiales para trabajar, el celular por ejemplo”.

 

 

A su turno, Rodrigo de CABA, señaló que el Estado no les entregó a los censistas ningún elemento de protección (ni barbijo ni alcohol en gel) para resguardarse de los contagios; y que se encontraron con una sobrecarga laboral ya que les fueron asignadas 40 viviendas cuando las entrevistan en cada hogar “duran como mínimo 20 minutos”.

 

Julieta, que se encuentra censando en Puerto Madryn, provincia de Chubut, alertó sobre que “la gran mayoría de las viviendas no pudieron acceder al Censo Virtual todo este tiempo porque la página estaba colapsada”, una problemática que vuelve más ardua la tarea de los censistas y frente a la cual el gobierno no dio ningún tipo de respuesta.

 

Con todo, vemos cómo los lineamientos del ajuste impuestos por el FMI repercuten también en el desenvolvimiento del Censo y las consecuencias nuevamente recaen sobre los trabajadores.