Comenzaron las audiencias públicas para fijar aumentos en el gas durante el 2024, donde las empresas transportadoras y distribuidoras reclamaron subas que rondan el 500% en su componente de la boleta. A su vez, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, anunció que, entre febrero y abril, irá reduciendo los subsidios estatales a la producción de gas hasta eliminarlos, y que seamos los usuarios quienes subsidiemos directamente a las petroleras por medio de tarifazos.

Recordemos que el precio de la boleta de gas está compuesto en un 40% por el precio de producción de gas (el eslabón que recibe subvenciones estatales), en un 13% por el del transporte, 23% distribución y 24% por impuestos.

Por el lado de las transportistas, TGN exigió aumentos del 523,5% y TGS del 567,3%. Si el gobierno les concede esos porcentajes, se agregarían alrededor de $3.300 a la boleta promedio de los hogares de ingresos medios y aproximadamente $1.700 a la boleta promedio correspondiente a los usuarios de bajos ingresos.

En el caso de las distribuidoras, Naturgy demandó un incremento del 413% y Camuzzi del 421,4%. Si la Secretaría de Energía le hace lugar a ese pedido, se añaden alrededor de $4.683 a la factura promedio de los usuarios de ingresos medios y aproximadamente $2.960 en la boleta promedio de los hogares de bajos ingresos.

Sea cual fuere el porcentaje final de aumento, los mismos se establecen a libro cerrado, desconociendo los costos reales. Así, se premian empresas que desinvierten y precarizan trabajadores, las  cuales reclaman precios indexados a la inflación general, omitiendo que se benefician indirectamente de los subsidios que recibe la producción de gas.

Por otra parte, Chirillo pretende eliminar los subsidios al eslabón conocido como Punto de Ingreso al Sistema de Transporte (Pist) -a la producción de gas-, como parte del plan motosierra al servicio del FMI. Dijo que en febrero, marzo y abril reducirá esas transferencias en un 33% cada mes hasta erradicarlas. El cumplimiento de ese esquema, le agregaría alrededor de $9.200 a la boleta de gas promedio de los hogares de ingresos medios y $4.682 a la boleta promedio de los usuarios de ingresos bajos.

Como vemos, la quita de subsidios estatales a la producción de gas, en nombre de alcanzar el “déficit cero”, es compensada con tarifazos sobre el deteriorado bolsillo de la población trabajadora. De este modo, somos los usuarios quienes pasamos a subvencionar directamente a las petroleras, pagando en las boletas por un precio sostén del gas en boca de pozo, dolarizado, que no guarda relación alguna con los costos de producción.

El precio del gas en boca de pozo, al estar atado al dólar, se encareció en pesos con la última megadevaluación, impactando en toda la cadena energética. Todo indica que el gobierno volverá a ejecutar otro salto cambiario, poniendo al rojo vivo la cuestión de las tarifas. Ni qué decir si Milei llega a cumplir su promesa de equiparar los precios internos del gas a los internacionales en alza.

Así las cosas, sumando los aumentos que se están barajando para los componentes de producción de gas, transporte y distribución, la boleta de gas promedio de los usuarios de ingresos medios (hoy en $4.892) podría superar los $22.000 más impuestos, y $11.767 más impuestos la de los hogares de bajos ingresos (hoy en $2.485). Estamos en presencia de un duro golpe al bolsillo popular, en beneficio de los capitalistas del sector.

Milei quiere que seamos los trabajadores quienes paguemos los costos de un régimen energético inviable. Es necesario luchar para someter al control obrero los libros de toda la cadena energética a fin de evaluar los costos reales y fijar tarifas acordes a las necesidades del pueblo. Eso, mientras peleamos por la nacionalización bajo control obrero de la industria hidrocarburífera para ponerla al servicio del desarrollo nacional y el interés mayoritario.

Los tarifazos previstos se suman al desmadre inflacionario, con lo que resulta urgente que nosotros también reclamemos indexar nuestros ingresos a la la inflación. Sabemos que la única forma de lograrlo es por medio de la huelga. A por ello.

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