Sociedad

30/8/2022

Abusos eclesiásticos

“La vergüenza y el miedo tienen que estar del otro lado”

Entrevista a Pablo Vio, denunciante de abusos del cura César Fretes en el Colegio del Salvador.

Jorge Bergoglio condujo la congregación hasta que se convirtió en Papa.

En el 2002, Pablo Vio tenía 11 años y según su propio relato un cura del colegio al que asistía, César Fretes, comenzó a abusar sexualmente de él y sus compañeros. Los abusos sexuales sucedieron entre fines de los años noventa y el año 2003, en el jesuita Colegio del Salvador, en CABA. Desde Prensa Obrera entrevistamos a Pablo, que hoy tiene 32 años y es comunicador social. Esta es la congregación a la cual pertenecía Jorge Bergoglio, y que condujo durante años hasta que se convirtió en Papa. Los hechos sucedidos entre 2001 y 2002 salieron a la luz en las últimas semanas a partir de la acusación pública de los exestudiantes y un reclamo que llevaron a las autoridades del colegio.

“El pedido de reparación que le hicimos a las autoridades del colegio tiene varios puntos. No se trata de una denuncia que después se pide una compensación económica y nada más. Nosotros buscamos la verdad de lo que nos pasó, pero no solo nos pasó a nosotros, sino seguramente a muchas mas personas. Queremos información, cosas que no se saben hasta el día de hoy. En este pedido de reparación pedimos sanciones a quienes estuvieron a cargo, encubrieron, no hicieron investigaciones, no se hicieron cargo. Queremos que se puedan rever muchas cuestiones de la iglesia, no solo con el Estado sino con muchas instituciones, como la educativa. Creemos que hay que rever, no funcionaba antes, no funciona hoy, es un buen momento para mirar para adelante con cambios sociales”.

“El rol de las autoridades era un rol ‘educativo’, el de rector, pero también al ser cura ese rol tenía otro significado. No es lo mismo que un colegio laico. Rafael Velazco, quien era el rector, hoy es el provincial jesuita, es la máxima autoridad de los jesuitas. El rol era de cuidarnos, porque teníamos 11 años, éramos estudiantes de un colegio, ese es el rol de un rector. Entendemos que no lo hizo. Cuando se enteró de estas denuncias (porque fueron varias, en distintos años), no hizo lo que uno creería. Darse vuelta y preguntar si a alguien más le pasó, llamar a psicopedagogos que estudien el caso, que se genere un ámbito donde los chicos puedan expresarse, hablar, educarse”.

El abusador Fretes era tutor de los alumnos de sexto grado, una suerte de preceptor del último año de primaria. Luego los chicos pasaban al secundario y ya no volvían a verlo. Así, los abusos se sucedían año tras año sin que se los denunciara. Fretes fue trasladado a Mendoza. Murió en 2015 y la causa quedó prescripta. Allí Bergoglio fue profesor de Literatura y Psicología, además de “director espiritual” y “confesor”. Cuando ocurrieron los hechos, además, el actual papa ya era cardenal y arzobispo de Buenos Aires.

“El rol que cumplió el rector fue el de encubrir. A su vez, hubo muchas otras personas como parte de la institución que cumplieron roles similares, tanto directivos como personas dentro de la congregación jesuita, que sabiendo de esto prefirieron callar y quedarse en un costado. Avalaron el movimiento de piezas, así es el modus operandi de la iglesia, si hay un abuso en un lugar lo que mejor podemos hacer es taparlo, mover al acusado y llevarlo a otro lado, donde seguramente hay niños, es el mismo tipo de comunidad, dejando a la libertad de que vuelva a suceder un caso como este”.

“A partir de nuestro reclamo pudimos conocer más denunciantes, no solo nos interesaba por una cuestión individual sino para darle lugar a los otros y que pudieran hablar. A raíz de la denuncia más mediática, llevamos contabilizados más de 40 casos de abuso en el colegio y creemos que pueden ser muchos más. La forma que tenía esta persona, de perpetuar sus abusos, seguramente haya más casos”.

“Nadie aceptaba ni decía lo que había pasado. Pasaron los años y empezamos a entender. Con Gonzalo nos juntamos con las autoridades del colegio mano a mano. Se lavaron las manos diciendo que hicieron lo correcto, y nos pidieron que no lo hiciéramos público para no ‘afectar a las familias’ “.

“Queremos justicia, no en el lugar donde ellos la encuentran, en la justicia canónica, sino donde todos buscamos Justicia. Si algo bueno tiene que tener todo esto, es el costado social, que podemos agregar como compañeros en esta lucha, a ayudar a las personas que sufrieron esto a hablar. Nosotros no tuvimos esa posibilidad, de hablar de forma consciente. Es un camino largo y difícil pero quizás después de todo esto, podemos ayudar. La vergüenza y el miedo tienen que estar del otro lado”.

“La Educación Sexual Integral no se aplica. En estos colegios lo llaman ‘Taller del amor’. Se considera que no exponer a los chicos a la educación es para protegerlos, para no adelantarlos a ciertas situaciones, pero es una mentira. Todos recibimos información todo el tiempo, pero necesitamos la educación correcta. Yo no la tuve y esperé hasta casi los 30 años para hablar de algo que me había pasado a los 11, porque no recibí esa educación”.