Sociedad
31/7/2024
Los Juegos Olímpicos y la desigualdad en el acceso a una carrera deportiva
En Argentina, el último año el presupuesto para financiar las becas deportivas se redujo a la mitad.
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Macarena Ceballos, nadadora olímpica argentina.
Los Juegos Olímpicos que se están llevando adelante en la ciudad de París dejan al desnudo la inequidad que existe en el desarrollo deportivo de los atletas, fundamentalmente por la carencia de presupuesto, lo que impacta directamente en su carrera deportiva y su formación.
El financiamiento de los atletas corre por cuenta propia y queda en evidencia cuánto destinan los estados a financiar el alto costo de esas carreras deportivas y de la preparación para la competición. Este año, 197 atletas argentinos competirán en 37 disciplinas, lo que convive con un brutal ajuste fiscal que impacta de lleno en las becas para deportistas y entrenadores de alto rendimiento y en el presupuesto destinado a financiar el deporte.
En la actualidad, son 1.189 los deportistas y entrenadores de alto rendimiento que reciben becas por parte del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), el cual se nutre gracias a las partidas discrecionales autorizadas por el Poder Ejecutivo. Son casi 200 becas menos que el año pasado. A su vez, el presupuesto del año anterior fue prorrogado, constituyendo a una caída estrepitosa. El año pasado, por ejemplo, se destinaban 3.514 millones de pesos al financiamiento de becas, este año se destinan 870 millones de pesos a valores del año pasado. Puntualmente el Enard, que se ocupa del alto rendimiento, tiene a disposición una partida de 11.600 millones de pesos, que en 2023 equivalían a 20 millones de dólares y este año a la mitad, 10 millones de dólares.
A su vez, la alimentación de un deportista y las necesidades propias del alto rendimiento tienen un costo mucho mas alto que una alimentación básica. Es necesario el consumo de proteínas de alta calidad, comida altos valores nutricionales, variedad de fuentes de fibras, hidratos y grasas, a lo que se suma el costo fijo del equipo deportivo, el cual en la mayoría de los casos tiene valor en dólares, la protección necesaria para cada entrenamiento y ni que hablar del enorme costo del equipo de profesionales que asisten a cada atleta, psicólogos, entrenadores, preparadores físicos, nutricionistas, etc. Según centros de investigación deportiva, cada año deberían invertirse entre 10 mil y 15 mil dólares por atleta.
Sin embargo, la beca más alta, la que perciben aquellos que hayan logrado conseguir una medalla en el último Juego Olímpico o Paralímpico, en Tokyo 2020, y hayan “revalidado” ese resultado en el mundial de sus respectivas competencias, se ubica en $659.576 mensuales, ni siquiera una canasta básica. En segunda instancia se ubica la beca de “proyección”, que se otorga a aquellos deportistas argentinos que presenten tendencias, a través de sus resultados, a conseguir un podio olímpico, la cual se ubica en $501.271, y luego la beca más baja para deportistas de alto rendimiento que se ubica en $287.504.
De esta forma, el enorme costo de la carrera deportiva de cada atleta recae sobre su bolsillo y el de sus familias, lo que amenaza con quitarle la posibilidad a cualquier hijo de obrero que sueñe con competir en las grandes ligas por no poder financiarse, y relegando el alto rendimiento a un sector minoritario de la población.
Como contrapartida puede verse a muchos atletas vendiendo rifas, colectas u organizando eventos para juntar fondos, sobre todo destinados a competencias internacionales por sus altos costos de traslado y alojamiento en dólares. Sin ir más lejos, para estos juegos, Paula Pareto, deportista olímpica ganadora de la medalla de oro de Judo en los juegos de Río 2016, donó su beca para ayudar a financiar a todos aquellos deportistas que estaban con dificultades para viajar. Hasta el influencer Santiago Maratea fue quien consiguió el financiamiento para la participación de la delegación de atletismo en el sudamericano de Ecuador (clasificatorio a Tokio).
Esta situación deja a los deportistas de todo el mundo en desigualdad de condiciones. Su rendimiento está fuertemente condicionado por el nivel de presupuesto al que puedan acceder para financiar su carrera deportiva. Vale aclarar que si el atleta no rinde, o se lesiona en el marco de una competencia, nadie se hace cargo económicamente. Así lo denuncian los atletas argentinos: “Ni el Enard, ni el Comité Olímpico, ni la Secretaría de Deportes me dieron nada cuando me lesioné. Me tocó vender todo y tuve la suerte que mi familia y la de mi esposa me prestaron dinero para poder seguir. Espero que los que vengan de abajo no tengan pasar lo mismo que yo, tuve que vender mi auto, dormir en un aeropuerto”, sostuvo el judoca tucumano Emanuel Lucenti.
Si bien estas condiciones atraviesan a todos los atletas a nivel mundial, el cuadro es aún peor en América Latina con respecto a las economías más importantes del mundo, como Estados Unidos o China, que destinan más recursos a la competición. Por ejemplo, el boxeo panameño tiene como una de sus máximas favoritas para aspirar a medalla en los Juegos Olímpicos de París 2024 a Atheyna Bylon: “Muchas veces me ha tocado sacar de mi dinero… la gente no sabe lo que uno vive como atleta”, sostuvo Bylon. El plan de preparación para los deportistas de cara a París 2024 presentado por el Comité Olímpico de Panamá (COP) está tasado en un millón de dólares, según explicó a EFE la presidenta del COP, Damaris Young.
El subsecretario de Deportes de la Nación, Julio Garro, integrante de la cartera de Turismo, Ambiente y Deportes que dirige Daniel Scioli, tuvo el tupé de afirmar: “Nos encontramos con un escenario en donde todo es un gran atraso. No había agua caliente para los deportistas en el Cenard (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo). Hay muchas cosas para solucionar: obras abandonadas, infraestructuras viejas, faltas de insumos”, pero forma parte del mismo gobierno que recortó el presupuesto a más de la mitad.
El deporte es una herramienta de inclusión, de conformación de valores como la disciplina, la camaradería y el respeto por lo humano, pero por sobre todas las cosas es un derecho, otro más que el gobierno quiere arrebatarle al pueblo argentino con sus políticas antipopulares. Hay que defenderlo organizándonos contra este programa económico y el brutal ajuste que lleva adelante el Ejecutivo.