Si bien aún no está publicado el dato oficial, las consultoras coinciden en que la inflación continuó siendo alta en el mes de abril, alentada por la corrida cambiaria. Como si fuera poco, mayo inicia con aumentos en el gas, el combustible y las prepagas, entre otros rubros.

Las subas en esos precios regulados muestra la responsabilidad directa que tiene el gobierno en el alza inflacionaria. Todo porque orienta su política en congraciarse con los capitalistas y el FMI, a costa del bolsillo popular.

Por un lado, las prepagas anunciaron un aumento del 4,76% para mayo. El oficialismo, además de rebajarle los aportes patronales, le concede a la salud privada un nuevo incremento en las cuotas a pesar de prestar un servicio cada vez más deficitario.

A su turno, a pedido de las empresas distribuidoras y transportadoras de gas, las boletas aumentarán un 25% promedio. Por otro lado, cinco millones de usuarios sufrirán subas del 80% en la luz debido a la quita de subsidios que exige el FMI.

Otro aumento ligado al programa del Fondo es el del transporte público, donde la tarifa subirá 8% promedio en pos de reducir los subsidios estatales. En el AMBA, los boletos de colectivo pasarán de costar $39,59 a $42,5 para los viajes de 0 a 3 kilómetros; $47,55 de 3 a 6 kilómetros; $51,20 de 6 a 12 kilómetros; y $54,87 de 12 a 27 kilómetros. Los de los trenes pasarán a costar $26,82 para las líneas Mitre, Sarmiento, San Martín y Tren de la Costa; y $20,72 para las líneas Roca, Belgrano Sur, Urquiza y Belgrano Norte. También se incrementan los precios del subte: cada boleto costará $67. Se trata de un nuevo golpe al bolsillo de los trabajadores y estudiantes que todos los días se toman alguno de estos medios de transporte para llegar a destino, padeciendo las demoras y el hacinamiento fruto de la desinversión patronal.

También sube un 8% la nafta, en favor de las petroleras y refinerías. Lo anterior, sumado al aumento del 100% en los peajes de CABA, eleva los costos del transporte de cargas, impactando en los precios del conjunto de los bienes transables.

A su vez, refinanciar el saldo pendiente de las tarjetas de crédito tendrá una tasa del 80% anual nominal a partir de mayo, fruto de la política propiciada por el FMI de avanzar tasas reales positivas. Esta mayor usura por parte de la banca afectará de lleno el consumo popular.

Frente a estas subas que prometen recalentar aún más los precios, luchemos por aumentos salariales indexados a la inflación mensual. Fuera FMI y su programa inflacionario.