La detención de Emerenciano Sena, junto a parte de su familia y allegados, acusado de ser coautor del femicidio de su nuera, Cecilia Strzyzowski, muestra hasta qué punto puede llegar la descomposición de los dirigentes sociales que eligen integrarse al Estado para enriquecerse personalmente a cambio de mantener a raya a los sectores más postergados.

Las pruebas recabadas van confirmando la hipótesis que maneja el fiscal a cargo de la investigación, Jorge Cáceres Olivera, de que Cecilia fue asesinada por su pareja, César Sena (hijo de Emerenciano), en la casa de sus suegros, y que estos luego ayudaron a su hijo a encubrir el crimen. Todo indica que trozaron el cadáver con una motosierra y luego incineraron los restos en uno de los campos de la familia Sena.

La conmoción popular que despertó el caso es indisociable de se trata de un femicidio cometido desde el poder. Emerenciano Sena es un reconocido puntero político de la provincia de Chaco, que responde al gobernador Jorge Capitanich. Incluso, antes de que sucediera semejante escándalo, integraba las listas del oficialismo, como candidato a diputado provincial en las elecciones que tendrán lugar el domingo 18 de junio.

Finalmente, la trama de encubrimiento que montó alrededor del femicidio de su nuera es propia de una persona acostumbrada a actuar con total impunidad; aquella que se obtiene estrechando lazos con el gobierno. El kirchnerista Capitanich es responsable de haber empoderado a este personaje, ya que cuando llegó al Ejecutivo provincial en el 2007, cooptó a Sena -que hasta entonces había sido uno de los referentes provinciales del movimiento piquetero que irrumpió en el 2001- y le encomendó la construcción de un aparato punteril al servicio de la gestión pejotista. Lo cierto es que la estatización de las organizaciones sociales fue uno de los pilares de la política del kirchnerismo a nivel nacional ni bien asumió.

Así fue como Sena puso en pie el “Movimiento Emerenciano”, del cual reclutó mano de obra ultraprecarizada para construir el barrio que lleva su propio nombre en la ciudad de Resistencia, cuyas viviendas fueron asignadas “a dedo”. A su vez, gestiona alrededor de 100 escuelas de gestión social, donde los docentes tienen cercenados sus derechos laborales. Es un enemigo declarado de las luchas populares, en particular las que lleva adelante el colectivo femenino. Tal es así, que en 2017, cuando se celebró el Encuentro de Mujeres en Chaco, envió patotas para escarmentar la movilización.

Su papel de regimentación social de los más carenciados, en una provincia en la que arrecia la pobreza, ha sido bien retribuido por el poder político de Chaco, tanto bajo el gobierno de Capitanich como de Peppo. Lo demuestra la fortuna que fue acumulando la familia Sena con los fondos estatales, llegando a ostentar hoy en día numerosas propiedades, emprendimientos económicos y vehículos de lujo. Ese encumbramiento está detrás del femicidio de Cecilia, o por lo menos es lo que le dio a Emerenciano Sena la sensación de que saldría indemne tras participar de dicho crimen.

Mención aparte merece el silencio ensordecedor del feminismo progubernamental frente al reclamo de justicia por Cecilia Strzyzowski. Eligen callar en nombre de preservar al kirchnerismo que gobierna Chaco, en momentos donde la indignación del pueblo chaqueño es tal que sus vínculos con la familia imputada pueden afectarlo electoralmente. Como vemos, su falta de independencia política las lleva a abandonar cualquier lucha en defensa de los derechos de las mujeres.

Ahora bien, debemos rechazar la campaña de la derecha y sus medios afines, que difunden el caso no porque les interese el bienestar de las mujeres, sino porque pretenden desacreditar la lucha del movimiento piquetero emparentándolo con la podredumbre que salió a la luz. Justamente, la pelea que encabeza la Unidad Piquetera es contra los punteros como Emerenciano Sena, que operan en todos los barrios humildes para que la población no se rebele contra los gobiernos ajustadores, tanto del oficialismo como de la oposición patronal. Es una pelea para que el movimiento de desocupados rompa con esa malla de contención y gane las calles, sin ataduras con los políticos del régimen, condición indispensable para desenvolver a fondo las demandas.

Exigimos el inmediato esclarecimiento del caso y el juicio y castigo a todos los responsables del femicidio de Cecilia.

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