Sociedad

12/6/2024

Un millón de niños saltea una comida todos los días, pero hay salmón para los milicos

Sobre el informe de Unicef sobre la situación de la niñez y la adolescencia en Argentina.

Se deterioró la alimentación de 7 millones de niños.

Si algo ilustra la naturaleza criminal de este gobierno es que, mientras gasta $200 millones para organizar un banquete con salmón ahumado para las altas cúpulas militares, un millón de niños y niñas en el país deben saltearse alguna comida diaria por falta de dinero. Para colmo, deja pudrir 6 millones de kilos de alimentos debajo de un tinglado con tal de no entregárselos a los comedores populares donde esas infancias reciben ayuda alimentaria.

El dato se desprende de un informe elaborado por Unicef, correspondiente a abril 2024, que revela las múltiples carencias que azotan a la niñez en Argentina. La publicación da cuenta que el 52% de los hogares donde habitan niños y niñas tuvo que dejar de comprar algún alimento. Respecto al año pasado, el 76% redujo el consumo de carne, el 57% compró menos lácteos y el 58% menos frutas y verduras. Es decir, son alrededor de 7 millones de chicos que deben privarse de una alimentación balanceada porque sus familias no pueden costearla.

Las políticas del gobierno que condenan a los pibes a comer fideos todos los días son las mismas que llenaron las arcas de la industria alimentaria, el capital agrario, los grandes frigoríficos y la banca. La megadevaluación y los techos salariales destruyeron el bolsillo popular en beneficio de un puñado de capitalistas. Incluso, el 30% de los hogares con hijos cuya jefatura corresponde a un adulto que trabaja de manera registrada manifiesta que los ingresos mensuales no alcanzan para cubrir los gastos corrientes. El porcentaje asciende a 48% respecto al total de hogares donde habitan niños y al 56% en aquellos con jefatura femenina, desmintiendo el negacionismo del presidente respecto a la brecha salarial de género.

Con este panorama, el ajuste en asistencia social terminó de configurar una situación ruinosa para las familias trabajadoras. Sin ir más lejos, la Asignación Universal por Hijo, en cuatro años, pasó de cubrir el 60% de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) a representar el 44% de la misma. A su vez, la Tarjeta Alimentar cubría el 75% de la CBA en 2020 y ahora apenas sirve para costear el 36% de la misma. Como si fuera poco, Milei sigue reteniendo los fondos destinados a los comedores escolares y no ha entregado ni un kilo de alimentos a aquellos asentados en los barrios pobres de nuestro país.

Ni qué decir del secuestro de 6 mil toneladas de alimentos en los depósitos estatales mientras acontece esta realidad aciaga, donde, como mencionamos anteriormente, un millón de niños no puede completar las cuatro comidas diarias. Una crueldad inusitada por parte de un gobierno, que encima se atreve a criminalizar a las organizaciones sociales que sostienen a pulmón esos comedores desabastecidos, con compañeras que madrugan para recolectar donaciones y poder parar la olla. Muchos han tenido que cerrar ante la falta de recursos y esos jóvenes en situación de vulnerabilidad han quedado aún más a la deriva.

El gobierno retiene impúdicamente esa cantidad de comida mientras arrecia el hambre, y cabe mencionar que estamos hablando de polenta, de fideos, de arroz… nada parecido al salmón y los cortes de carne de lujo que comen los milicos en sus festines organizados con fondos públicos, ni a lo que comen los funcionarios con sus sueldos obscenos, ni esos rugbiers que contrató Pettovello de forma fraudulenta. Los galpones con alimentos a punto de expirar, en contraste con el menú gourmet que disfruta la casta política, castrense y empresarial, simboliza el oprobio que debe soportar nuestro pueblo bajo esta gestión presidencial que se empeña en empobrecerlo.

Milei y los suyos responsabilizan a los docentes de las crisis educativa, cuando, a causa de sus políticas, los niños asisten a clase con hambre y con un sinfín de necesidades básicas irresueltas. Tal es así, que, según el informe citado, el 49% de los hogares con hijos no puede costear el gasto en libros que necesitan esos chicos, el 29% no llega con sus ingresos a comprar útiles escolares y el 30% no puede siquiera comprarles calzado y vestimenta.

No podemos dejar que el porvenir de las nuevas generaciones siga en manos de este gobierno que multiplica los padecimientos de nuestras infancias. Hay que echarlo con la movilización popular cuanto antes.

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