Universidad

27/11/2025

Censura y negacionismo en la Universidad Nacional de San Luis

Censuran a un docente por incluir en sus clases el “Índice de abuelidad”

Un nuevo caso de persecución y censura en las universidades

El docente Leonardo Seguín, Jefe de Trabajos Prácticos en la asignatura “Biología molecular e ingeniería genética” de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), propuso trabajar con el Índice de abuelidad. Un instrumento científico utilizado para determinar la probabilidad de parentesco entre nietos y abuelos, desarrollada por la genetista Mary-Claire King, junto con Abuelas de Plaza de Mayo, para identificar a los nietos apropiados durante la última dictadura militar en nuestro país.

La semana pasada el propio docente denunció que fue censurado dentro de la cátedra de genética de la carrera de Biotecnología. El profesor responsable del curso, Darío Ramírez (un reconocido ultraderechista), le prohibió utilizar como “material de cátedra” el conocido Índice de abuelidad. No obstante, la censura ocurrió en septiembre, cuando el propio Ramírez eliminó los materiales del aula virtual y envió un mensaje a los estudiantes con la siguiente leyenda: “Perdón alumnos del curso, ha sido eliminado un documento de adoctrinamiento que no ha sido autorizado por el profesor responsable de este curso”.

La valiente denuncia de Leonardo Seguín, rápidamente recibió apoyos de miles de docentes y estudiantes universitarios, y de diversas organizaciones sindicales, políticas y de derechos humanos. El hecho es de tal gravedad -académica, política e institucional- que el propio rector de la UNSL, Raúl Gil, debió emitir una “Carta Abierta a la Comunidad Universitaria” (23/11).

Este claro acto de censura no se trata de un hecho aislado: el gobierno ultrarreaccionario de Javier Milei desarrolla, desde la dictadura genocida en 1976 a la fecha, uno de los mayores ataques a las universidades nacionales. A las acusaciones macartistas de las universidades como “centros de adoctrinamiento”, “manchas rojas” o “cueva de zurdos y ladrones”, se le sumó una sostenida asfixia presupuestaria,  expulsó a más 10 mil docentes, el incumplimiento de la Ley de Financiamiento Universitario, el impulso oficial de una reforma educativa regresiva, y un largo etcétera. También hay que colocar el hecho ocurrido en la UNSL junto a la persecución contra docentes opositores en la Universidad Nacional de Formosa (el rectorado abrió un juicio académico colectivo a más de 50 docentes), el cierre de Cátedras y reformas regresivas de los planes de estudio (en el marco del “Sacau”, acordado entre el gobierno y el Consejo Interuniversitario Nacional -CIN) en la UBA, y la censura en el Conicet ante las presiones del lobby minero.

El gravísimo acontecimiento ocurrido en la UNSL no puede quedar impune. Hay que ampliar, nacional e internacionalmente, la red de solidaridad en defensa de todas las libertades democráticas, y particularmente de la libertad de cátedra conquistada con la reforma universitaria de 1918. Ante este cuadro general, pongamos en pie un frente único -con independencia política de las patronales y los gobiernos- en defensa de la universidad estatal y gratuita, de los organismos científicos-tecnológicos y toda la educación pública, del presupuesto para funcionar y del salario de sus trabajadores docentes y nodocentes.

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