Universidad

27/5/2025

Medicina UBA: la letra chica del nuevo plan de estudios

Recorta la carrera y nos aleja de la posibilidad de recibirnos. 

Medicina.

En 2023, la gestión de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA avanzó en una reforma del plan de estudios. Desde hacía meses que el entonces decano y actual rector, Ricardo Gelpi, había declarado en medios de comunicación acerca de la necesidad de “actualizar los planes de estudio” para proporcionar carreras más cortas que se adapten mejor a las necesidades del mundo laboral actual. 

Bajo esa premisa, la carrera de Medicina pasó de tener 37 materias a 31, y de durar 6 años y medio a 5 años y medio, sin contar el CBC ni las PFO (ex Internado Anual Rotatorio). En total, recortaron 1.000 horas de cursada.

Este año entrará la primera camada de estudiantes que se va a recibir con el nuevo plan. ¿Qué significa esta modificación para estudiantes y docentes? ¿Realmente hizo la carrera más corta, o simplemente recortó contenido engrosando los filtros y dificultando que nos recibamos?

Recorte de materias: el Biomédico, destrozado 

Para analizar el recorte, es importante ver las distintas estrategias que se dieron, ya sea el desdoblamiento de materias, la quita de contenido o el aglomeramiento de materias con contenidos correlativos.

Primer año sufrió una modificación especial, ya que se entregó un reclamo histórico de los estudiantes y de la oposición estudiantil, El Frente-Ciencias Médicas, por el desdoblamiento del megacombo de Histología, Embriología, Biología y Genética. Así, se crearon tres materias bajo un mismo departamento. Esto permite que ya no haga falta aprobar un final con 4 materias distintas dentro, sino que cada una puede regularizarse y aprobarse por separado.

Lo que pareciera ser algo positivo esconde que se recortó fuertemente el contenido de Biología Celular. En el plan viejo, tanto Biología como Genética eran materias cuatrimestrales y se cursaban una en el primero y otra en el segundo. Ahora, juntaron las dos materias en un solo cuatri, vaciando prácticamente el contenido de Biología (solo dejaron la porción Molecular de la misma). ¿Cómo “solucionaron” este problema? Pasando el contenido recortado a Biología del CBC, lo que implica un filtro mayor si se tiene en cuenta que quienes ingresan al CBC tienen que tener una primera aproximación a la Biología. Actualmente, en el CBC están brindando clases con contenido que se daba en el primer año de la carrera, representando un grado mayor de dificultad.

Otra materia que desguazaron es Bioquímica, que formaba parte de las anuales de segundo año junto con Fisiología y ahora es cuatrimestral. No es nuevo: hace años que la gestión había armado una cátedra paralela a la histórica primera cátedra, en un intento de boicotear los paros a los que se adhería. Así, armaron una cátedra con una cursada totalmente virtual, cuatrimestral y con fama de ser más fácil, para vaciar la Primera Unidad Académica y atacar la organización de docentes. 

Para Microbiología 1 y 2 y Patología 1 y 2 aplicaron la misma estrategia: mientras en el plan viejo cada una estaba dividida en dos materias cuatrimestrales, una en el Ciclo Biomédico y otra en el Clínico, en el actual las juntaron en una sola materia cuatrimestral. Es decir, recortaron contenido, porque no hay forma de dictar lo mismo en la mitad del tiempo que los docentes tenían previamente. 

La eliminación de Bioética 2, Salud Pública 2 y Medicina Familiar, así como el pasaje de Salud Mental de anual a cuatrimestral, muestra que no solo quieren recortar los años de carrera sino también la orientación de fondo que defienden las autoridades con esta modificación. Una carrera donde solo 2 materias nos enseñan a problematizar la relación médico-paciente y médico-sistema de salud es una carrera destinada a formar profesionales alejados de la realidad social, dispuestos a pensar en ellos mismos como simples ejecutores de salud y no como trabajadores envueltos en diversos contextos sociales dentro de una comunidad.

Las nuevas correlatividades que nos dejan afuera 

La verdadera subtrama del plan de estudios está en las nuevas correlatividades, algo que la gestión y la conducción del CECiM, Nuevo Espacio, obviaron de mencionar. Primer año, que antes podía pasar a segundo con Histo y Embrio aprobada y Anato regular, ahora necesita de ambas materias con el final. Uno podría pensar que no es tan grave, pero hace falta analizar el porcentaje de aprobación que tiene Anatomía actualmente: con una cursada de una vez por semana, el 50% de los inscriptos recursa. La gran mayoría de los que la regularizan no rinden el final antes de segundo año, sino que lo hacen en el transcurso del mismo. Vender un plan de estudios como una victoria cuando deja a más de la mitad de los inscriptos a primer año sin la posibilidad de pasar de año es un engaño que no se puede dejar pasar. 

Si primer año era difícil de pasar, segundo es, prácticamente, inaprobable. La gestión y Nuevo Espacio combinaron segundo y tercer año, dos de los más difíciles de aprobar, para promocionar una entrada más “rápida” a la Unidad Docente Hospitalaria (UDH).

Contiene fisiología anual, la recortada Bioquímica cuatrimestral, Inmunología y la amuchada Microbiología (ahora incluyendo, en un cuatrimestre, contenido de lo que antes era Micro 1 y Micro 2). Pero para cursar Micro en el segundo cuatrimestre y llegar a regularizar el año, hay que aprobar en el mismo cuatri Inmunología y Bioquímica, así como mantener la regularidad de Fisiología. Lo peor es que para llegar a las prácticas en tercero, los estudiantes tenemos que tener aprobado Microbiología, cuando con el plan viejo alcanzaba con tener Micro 1 regular. No solo suma un final sino que también suma el contenido que dejaron de Micro 2, una materia que previamente se cursaba durante el hospital. 

A cambio del desastre que hicieron en los primeros años, la gestión se vanagloria de haber sacado las correlatividades de Bioética, Salud Mental y Salud Pública, que ahora se pueden cursar en cualquier momento de la carrera, y en haberlas recortado a la mitad. 

Un clínico con los mismos problemas de antes 

Uno de nuestros principales reclamos como estudiantes es la falta de prácticas en los primeros años y una UDH que, por momentos, deja mucho que desear en cuanto al contacto con los pacientes. Es conocido que se da de manera muy desigual en cada hospital, algunos teniendo prácticas todos los días y otros cada dos semanas. Motivos hay varios, pero el principal es sin dudas la sobrepoblación de las UDH, con comisiones de hasta 200 personas (caso Hospital de Clínicas), producto de la falta de contratación docente en el Ciclo Clínico y el cierre de UDHs. 

Las prácticas en los primeros años siguen siendo una deuda importante. Hay que tener en cuenta que la facultad no garantiza ni siquiera cursos de RCP, y que la mayoría de los estudiantes que quieren realizar este tipo de cursos tiene que hacerlo a partir de las agrupaciones de la facultad. Lo más parecido a una práctica es el voluntariado “Orgullo UBA” promocionado por propia gestión, que además de ser un parche para una situación social dominada por el ajuste del gobierno y de no brindar ninguna herramienta de organización estudiantil contra el mismo, es una maniobra para acercar a los estudiantes a las agrupaciones de las autoridades bajo la máscara de una actividad “institucional”. Tan es así que la participación en el voluntariado de Nuevo Espacio suma puntos en el promedio, algo que no sucede con el resto de las actividades de promoción de salud comunitaria que hacemos las agrupaciones independientes, mientras sacaron el punto adicional por el IAR que teníamos hasta hace unos años para competir con los promedios inflados de las privadas en el examen de residencia. De más está decir que esta actividad nada tiene que ver con las actividades de formación en primeros auxilios y en los primeros acercamientos a las necesidades sanitarias de la población que necesitamos como futuros profesionales. 

Defendamos nuestras carreras, la educación y la salud pública

En 2022, el actual decano Brusco había declarado que “la idea central (con la reforma) sería lograr una síntesis en la formación básica para dejar en los posgrados una gran capacidad de formación”. No intenta esconder el verdadero objetivo detrás de la modificación del plan de estudios: la puesta en marcha de un pasaje de contenidos previamente gratuitos a posgrados pagos. En otras palabras, una privatización encubierta y una degradación de la formación de grado que ofrecen las carreras de la UBA.

Detrás de esto también está la intención de acreditar la carrera de Medicina a la Coneau, una de las pocas de la UBA que aún no consiguieron incorporar, aunque lo intentaron varias veces lo que fue rechazado tanto por estudiantes como por docentes. Para su acreditación necesitan acoplar los planes de estudios a los del resto de las universidades nacionales y privadas del país, es decir, significa en muchos casos bajar la calidad académica de la UBA recortando contenido y modificando la orientación para garantizar carreras más cortas con la posibilidad de que los estudiantes nos insertemos más rápido en el mercado laboral, con títulos que valen menos y, por lo tanto, con la posibilidad de ofrecernos un salario menor. 

Mientras, nuestro centro de estudiantes, el CECiM conducido por Nuevo Espacio, promociona el plan como una victoria propia así como todas las acciones de la gestión. Es lógico, no representan una voz estudiantil ni independiente, sino la voz de las autoridades que recortan nuestras carreras y nuestra formación. Quienes hoy vemos sentados en la mesa de Nuevo Espacio son las caras que luego estarán en las oficinas de FMed, en el Decanato y la Secretaria Académica gestionando la facultad y sus políticas. Es decir, las autoridades que año a año aprueban en el Consejo Directivo, máximo órgano de cogobierno de la universidad, los ajustes en el presupuesto y los recortes de comisiones y cupos; quienes dejan pasar el éxodo docente producto de los bajos salarios; quienes manejan el presupuesto de los hospitales universitarios a discreción, subejecutándolo y condenando a pacientes a una atención limitada y a estudiantes a una formación con pocos recursos. 

El Torrente (La Cámpora) trata de posar de oposición, pero se queda callado frente a la orientación del nuevo plan. Por ignorancia o, más probablemente, porque comparten el contenido de la reforma, lo único que critican es que lo hicieron de manera “inconsulta”. Su campaña plantea “pasar rápidamente al nuevo plan” para dejar de estar en un intermedio entre los dos. Pero no dicen nada de los problemas del pasaje entre uno y otro, como la adecuación de los planes de cada materia -un trabajo extra que tendrán que hacer los docentes mal pagos de la UBA- o del limbo en el que dejan a estudiantes que adeudan finales de materias que dejarán de existir.

La pelea por nuestra carreras va a incluir un nuevo apartado en defensa de quienes estamos en el viejo plan de estudios -hoy, la mayoría de los estudiantes de FMed. Ya sea por no caernos del plan o para que podamos rendir los finales de materias que en el nuevo plan juntaron sin tener que rendir el mismo contenido dos veces, como podría suceder con el caso de Micro 2 y Pato 2. También contra las nuevas correlatividades, que afectan a los nuevos ingresantes a la facultad con un plan que no los acompaña en la dificultad que tiene la carrera de Medicina, y, de hecho, les recorta horas de cursada transformándola en una carrera cada vez más expulsiva para las familias trabajadoras que con mucho esfuerzo mandan a sus hijos a la universidad o incluso para quienes nos costeamos la carrera con nuestro propio trabajo.

Quizás lo más importante va a ser contra la privatización y el avance de la Coneau. Quienes defendemos la educación pública entendemos que esta tiene que ser de calidad, y para eso apuntamos a que abarque el contenido para formarnos como profesionales con todos los recursos necesarios, desde clases presenciales, tutorías, apoyos y prácticas en hospitales y laboratorios. Rechazamos el ataque permanente que sufren nuestros planes de estudios desde hace décadas, demostrado incluso en el anteúltimo plan aprobado con el que también se recortó contenido. Para eso, la pelea por el presupuesto educativo y contra el gobierno de Milei y los cómplices de los partidos políticos como el radicalismo, el PRO y el peronismo, que atacan en conjunto el sistema educativo público, es fundamental. Es una pelea que solo podemos dar de manera independiente, entendiendo que para defender la educación y la salud, la pelea clave es contra los gobiernos que ajustan y vacían.

Por eso no nos quedamos solo en la pelea por el plan de estudios. Desde El Frente sabemos que un gobierno como el de Milei, que ataca sistemáticamente la educación y la salud, es un gobierno que se tiene que ir. A esa pelea vamos, y desde nuestra agrupación vamos a aportar cada grano de arena en pos de eso. 

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