Universidad
11/7/2024
Sobre la fundación del Movimiento Universitario del Conurbano (MUC)
Un armado de rectores, intendentes y funcionarios para jugar en la interna peronista y regimentar al movimiento estudiantil universitario.
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MUC
El sábado 6 de julio, en la Universidad de Lomas de Zamora, tuvo lugar el plenario fundacional del “Movimiento Universitario del Conurbano” (MUC). Un nuevo sello peronista que tiene como objetivo mellar en la interna que atraviesa al PJ, sobre todo en la provincia de Buenos Aires con la disputa entre Máximo Kirchner y Axel Kicillof. El MUC surge de la mano de dirigentes políticos de peso, como el actual ministro de Obras Públicas bonaerense, Gabriel Katopodis; Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda y armador todo terreno de Kicillof; y rectores importantes como Carlos Greco de la Unsam, o Gustavo Naón, decano de la Facultad de Sociales de la Universidad de Lomas de Zamora, que ofició como orador en la apertura del plenario. Según Página 12 participaron representaciones estudiantiles de Lanús, San Martin, Avellaneda, La Matanza, Almirante Brown, Hurlingham, Lomas de Zamora, José C. Paz, Ezeiza y de la Jauretche. La Cámpora no participó, ni siquiera mediante una mínima delegación para realizar un saludo de ocasión.
El comunicado de prensa que emitió el MUC después del plenario pone de manifiesto el contenido camarillesco del armado. “Entre sus objetivos principales se encuentra lograr el debate interno y refundar la conducción estratégica de la rama universitaria del movimiento peronista (…)”, dice. A su vez, un tramo del documento fundacional afirma “(…) se busca la reorganización del peronismo universitario para la defensa de la educación pública”. El documento, que sintetiza los debates de las comisiones, etc., no contiene ningún balance de la rebelión universitaria ni mucho menos el más mínimo esbozo de un plan de lucha contra el gobierno de Milei para quebrar el ataque a la universidad pública. No nos sorprende en lo más mínimo, pero vale la pena destacarlo para el conocimiento de lxs lectorxs.
El armado del MUC no responde a una ruptura de un sector del peronismo universitario por izquierda, ni a una rebelión de organizaciones de base ni nada que se le parezca. Todas las organizaciones universitarias que fueron parte del mitin se caracterizan por tener sus centros de estudiantes y/o federaciones paralizadas, regimentadas por las autoridades y sin espacios de participación estudiantil. Por ejemplo, la agrupación “Construir Unsam” juega un papel de desorganización y despolitización en los centros que conduce, y un papel directamente reaccionario en los que es oposición como en Ciencia y Tecnología, donde en la última elección se hicieron eco de la “antipolítica” y de los ataques libertarios contra la izquierda y su principal consigna estuvo relacionada a que las agrupaciones no puedan pasar por los cursos a hacer política. Vale describir brevemente a Construir Unsam, agrupación alineada al rector de la universidad y a Katopodis, porque es una de las principales fundadoras del MUC; de hecho, en febrero, el primer encuentro para conformar el MUC se realizo en la UNSAM con Construir Unsam como anfitrión.
Los modelos de centros de estudiantes que pregonan las agrupaciones que integran el MUC tienen como eje la gestión capitalista de las universidades. Los centros, según su óptica, no tienen como objetivo organizar y conducir la lucha del movimiento estudiantil contra el ajuste de los gobiernos y las autoridades sino ser un apéndice del régimen universitario ajustador. Su rol es someter las organizaciones estudiantiles al Estado. Naturalmente esta orientación lleva a vaciar y a postergar hasta nuevo aviso la agenda urgente de reivindicaciones estudiantiles. En este punto en nada se diferencia el MUC de agrupaciones como La Cámpora o la JUP, y ninguno de estos se diferencia, desde el punto de vista de la política gremial, de los radicales de Franja Morada o Nuevo Espacio. ¿O acaso alguien vio a la Federación Universitaria de La Plata que dirigen La Cámpora y Patria Grande (agrupación universitaria de Grabois) organizando la rebelión universitaria desde abajo mediante asambleas y continuando la pelea por la triplicación del presupuesto y el aumento del salario docente? Nadie los vio porque no lo hicieron; de hecho, el Congreso de la Fulp se dio en el medio de la rebelión universitaria y estuvo completamente vaciado de participación estudiantil y debate. El único objetivo del congreso fue garantizar la rosca entre el peronismo para repartirse los delegados y continuar al frente de la Federación.
Esta política de regimentación del estudiantado e integración al Estado por parte de los centros se demostró como un fracaso rotundo. No solo ahora que gobierna Milei, y por tanto se ve más nítidamente el trabajo de desorganización y despolitización consciente que generaron las conducciones peronistas contra el movimiento estudiantil, sino también porque implica la colaboración con Milei en pos de garantizar la gobernabilidad. Los rectores peronistas y sus agrupaciones actuaron en común con sus pares radicales trabajando activamente para intentar cerrar la rebelión universitaria justo en el momento en que Milei había sentido el impacto del golpe y sin más remedio se tuvo que sentar a negociar y largar un aumento del presupuesto en gastos de funcionamiento, pero manteniendo un ajuste nunca antes visto en materia salarial de docentes y no-docentes, en el congelamiento de becas estudiantiles y el achicamiento de las de investigación, en infraestructura, etc. Al mismo tiempo, las autoridades universitarias y sus nexos estudiantiles sacaron de la agenda la lucha estratégica contra la Ley Bases de Milei. Un gran favor al presidente. Estamos seguros de que, si un millón de universitarios ganábamos las calles contra la Ley Bases, la historia sería otra.
Pero el fracaso de la estrategia del peronismo universitario viene de antaño. Su desembarco en las universidades fue reaccionario. Cayó en paracaídas y con los recursos del Estado en el año 2010 con La Cámpora como estandarte con el objetivo, por un lado, de bloquear el desarrollo de la izquierda, es decir de una perspectiva de independencia política, y, por el otro, oponerle a la independencia política de la juventud la integración y subordinación al Estado, es decir militar activamente para ganar a la juventud a una lógica de funcionariado; digámoslo así: “luchar no sirve, sirve integrarse al Estado y gestionar desde allí”. Esto, en términos sociales, fracasó completamente porque la integración al Estado de jóvenes militantes no derivó en mejoras en las condiciones de cursada, de estudio, de programas académicos, de régimen de becas, ni mucho menos de salarios docentes. El ajuste contra las universidades fue una constante durante la década kirchnerista, se perpetuaron las camarillas universitarias, creció el copamiento capitalista de los planes de estudio mediante los convenios entre universidades y empresas, una gran porción del personal docente se mantuvo precarizado, ad honorem o con salarios por debajo del costo de vida. En las universidades del conurbano, el nivel de deserción fue y es altísimo y por ende el de graduación es bajo. Ningún gobierno peronista tomó medidas para atacar el drama de la deserción, fueron responsables de ella.
En síntesis, el MUC no representa nada nuevo. No es más que un nuevo armado camarillesco típico del peronismo, que surge en el marco de una crisis política de magnitudes que afecta a todos los partidos del establishment.
Para los estudiantes universitarios que peleamos contra el gobierno de Milei, el MUC no representa una noticia alentadora, más bien representará un nuevo obstáculo que deberemos superar poniendo en pie un movimiento estudiantil que se organice sin atarse a ningún partido capitalista para poder así desplegar una lucha hasta el final y colaborar en la derrota del gobierno de Milei mediante la huelga general. Esa es la perspectiva de la Unión de Juventudes por el Socialismo.