Universidad

9/10/2025

Sociología UBA: la reforma del plan de estudios

¿Sociología para qué y para quiénes?

Comisión abierta convocada por la carrera (29/09).

La dirección de la carrera de Sociología de la UBA presentó una propuesta de reforma del plan de estudios que, a pesar de largos textos que detallan los debates previos que -supuestamente- dan origen a esta nueva estructura del plan, deja más dudas que certezas sobre qué se pretende solventar con esta iniciativa y cómo piensa aplicarse. La principal de todas estas es: ¿Sociología para qué y para quiénes?

Esta nota pretende abrir este debate a todos los claustros e integrantes de la comunidad de sociología con una perspectiva clave: que la actualización de nuestro plan de estudios sea debatida y decidida por la totalidad de docentes, estudiantes y graduados de la carrera.

La propuesta de la Dirección de la Carrera en detalle

El pasado 22 de septiembre la dirección de la carrera convocó una comisión abierta para debatir la reforma: para la misma solo se presentó un PowerPoint donde figura la estructura del nuevo plan de estudios, y días después presentaron los contenidos mínimos y el nuevo plan de estudios.

Los primeros argumentos para reformar la carrera son motivos normativos: se pretende adecuar la carrera a lo dispuesto por la Ley de Educación Superior menemista (n° 24.521), a las presiones del Consejo Superior de la UBA, y de la Dirección Nacional de Gestión Universitaria (Disposición DNGU 001/2010). Supuestamente se alargaría la carrera para estar “a tono” con esta última, pero el plan de estudios actual ya supera la cantidad de horas requeridas por la disposición. Supuestamente, la no homologación de nuestra carrera la deja en una “desventaja comparativa” con las carreras de la región, no se entiende entonces por qué la carrera de Sociología de la UBA sigue figurando en el ranking QS de las mejores 50 carreras a nivel mundial y otras no.

Según motivos disciplinares y curriculares, la reforma vendría a suplir una supuesta desarticulación de las áreas actuales del plan de estudios (sociohistórica, teórico-sociológica, metodológica y de formación en investigación) y una vacancia de “temáticas clave” (población y estructura social, políticas públicas, métodos estadísticos avanzados y nuevas herramientas para el análisis de datos, y transversalización de la perspectiva de género y latinoamericana). Esto justificaría las siguientes modificaciones en el Ciclo de Formación General:

  1. La reducción de horas en las materias de historia (historia social contemporánea, historia latinoamericana y argentina), lo cual implica un recorte de contenido -y una degradación de las materias- o el dictado del mismo en una menor cantidad de tiempo - lo cual desfavorece su correcta aprehensión.
  2. La transformación de Historia del Conocimiento Sociológico I y II en “Teorías sociológicas” y “Teorías sociales”, y la eliminación de Sociología Sistemática. Esto afectaría directamente a la capacidad de integración y reflexión sobre la propia disciplina, modificando uno de los aspectos fundamentales de nuestra formación teórica.
  3. La división de las metodologías en “Principios generales de Metodología de la Investigación Social”, “Metodología cuantitativa” y “Metodología cualitativa”. Al momento de escribir esta nota, no hay claridad sobre cómo se reacomodarían las cátedras de Metodología que hoy dictan los tres niveles de la materia de manera integral, y concursan por esas tres materias, no solo por una. Además, esto resulta en un retroceso a un modelo viejo de enseñanza de las “métodos”.
  4. Introduce el taller de ciencia de datos y la materia población y estructura social.

Este Ciclo de Formación General sería suficiente para la obtención del -también incorporado en esta propuesta de reforma- título intermedio no habilitante “Bachiller Universitario en Sociología”.

En Sociología no sobra nadie

Lo más preocupante son las modificaciones en la estructura de la parte optativa de la carrera, ahora llamada “Ciclo de Profundización”:

  1. Se establecen 4 ejes temáticos: “Estado, estructura social y políticas públicas”, “Cultura y significación”, “Territorio, ambiente y poblaciones” y “Desigualdades, control, conflicto y cambio social”. Las materias optativas preseleccionadas a conformar esos ejes temáticos determinan qué equipos de cátedra podrán concursar su cargo.
  2. Esto lleva a que estas materias optativas sean definidas como “electivas” -las concursables que serían parte de estos ejes- y las “optativas” -que podrán seguirse dictando pero sin la posibilidad de concursar-.

¿Por qué la formalización de unas materias sí y otras no sería preocupante? Es simple: establece materias de primera y segunda mano, no solo por la prioridad curricular que se les asigna, sino por las condiciones laborales de los docentes que las dictan. Estamos ante un hecho de gravísima potencialidad, donde decenas (si no es que cientos de docentes) se verán expulsados de la carrera.

En este punto debemos remarcar una cuestión clave sobre el contexto en el que se da esta reforma: gracias al ajuste de este gobierno, que somete a la universidad a una situación de crisis nunca antes vista en la historia de la UBA, cientos de docentes, profesionales e investigadores se ven obligados a abandonar sus puestos de trabajo para trasladarse al sector privado o fuera del país. En un contexto de fuga de cerebros y renuncias docentes, y de caída precipitada de la matrícula de la carrera, priorizar unas optativas por sobre otras no solo degradaría el carácter generalista y diversificado de nuestra formación, sino que también implicaría que muchas materias no cuenten con una inscripción suficiente para mantener su dictado.

Rodrigo Salgado, Director de la carrera, afirma que los puestos docentes están garantizados y que “podrán concursar quienes quieran hacerlo” y que “la posibilidad de regularizar docentes en este contexto sería algo positivo”. Sin embargo, no hay ninguna garantía concreta de que esto suceda. La predeterminación de las electivas a medida de los ejes y contenidos propuestos por la gestión no permitiría la regularización del conjunto del plantel docente de las materias optativas. Desde la AGD UBA ya se reunieron con la Dirección de la Carrera para expresarles la necesidad de un plan de regularización del conjunto de la docencia.

Título intermedio, perfil profesional y la mercantilización de la educación

La reforma también presenta como objetivo mejorar el perfil profesional de los egresados incorporando el título intermedio y las prácticas sociales educativas.

Por un lado, la incorporación del “Bachiller Universitario en Sociología” dice venir a suplir la necesidad estudiantil de conseguir trabajo relacionado a nuestros estudios de manera previa a la finalización de la carrera: “dinamizar los trayectos formativos”. Si bien esto funcionaría como un “reconocimiento” académico a un tramo realizado de la carrera, es una impostura porque no es habilitante: no resuelve el problema de ser garantía de una mejor calificación o salario. Tampoco resuelve la deserción estudiantil a mitad de carrera -que, en la mayoría de los casos, es resultado de la incompatibilidad entre trabajar y estudiar- en un cuadro de congelamiento de las becas estudiantiles (en sus montos y cantidades asignadas) y de recorte en la oferta horaria.

Por otro lado, mientras se reducen 20hs de investigación -con un seminario y un taller equivalentes a 180hs- y se liquida la acreditación de horas de investigación externas, se incorporan las prácticas sociales educativas en el primer año de la carrera (con el CBC como único correlativo). Las mismas no aclaran si se van a realizar en el ámbito público o privado. A su vez, las prácticas son gratuitas, con buena presencia de convenios con empresas privadas además de públicas, y no suele haber un acompañamiento docente (este es el caso de Veterinaria UBA). Desde ya, si bien incorporar prácticas desde los primeros años no sería negativo, las mismas no pueden ir en reemplazo de las prácticas de investigación -e incluso la quita total de las horas externas, donde cada estudiante elige dónde y con qué equipo realizar su práctica- y mucho menos no tener fines pedagógicos claros.

De conjunto con el cambio curricular, la carrera tiende no solo a un cambio estructural sino a su modificación de carácter muy marcado, y de manual. Estas mismas incorporaciones son requisitos viejos de la LES menemista y su art. 43, la Coneau (que, por si no se entendió con lo de “menemista”: impusieron reformas de recorte y degradación de contenido, que luego fue trasladado a posgrados, es decir, privatizados). En este mismo momento se está implementando el Sacau (Sistema Argentino de Créditos Académicos Universitarios), aprobado bajo el gobierno de Alberto Fernández en las universidades nacionales. Este impone como principal criterio organizador del currículo el tiempo total de trabajo del estudiante, y ya pasaron anteriormente en reformas neoliberales en Europa y América Latina. El Sacau recorre las comisiones convocadas por la dirección de la carrera para debatir el plan de estudios, y Salgado dice — pero luego se desdice — “querer discutirlo más adelante”.

En ambos casos, se presentan como una adaptación a un modelo de sociología con una perspectiva más técnica y profesionista y, al mercado laboral actual lo cual es cierto: un mercado laboral trazado por una juventud que accede a trabajos informales, precarios, no duraderos.

Sumado a esto, las políticas del gobierno de Milei tienden a un profundo ataque y desmantelamiento de los organismos de investigación, del acceso a las becas y de la caída de sus montos. Ni hablar del abierto desprecio ideológico que tiene por quienes pensamos y reflexionamos sobre qué sociedad tenemos, necesitamos y cómo transformarla.

Mientras parece darse un debate sobre las “estructuras” de los planes y “unidades de medida” de acreditación, en realidad se está discutiendo cuánta injerencia de “instituciones/empresas/sociedad civil” tendrá el contenido y orientación de nuestra formación: si al servicio del mercado laboral y su lógica expulsiva y privatista sobre la educación, o manteniendo un espíritu crítico. Evidentemente nuestra disciplina debe repensarse, actualizar contenido e incorporar debates innovadores. Pero para eso no es necesaria una reforma que incluya cláusulas poco explicadas, que tiendan a degradar nuestra formación académica, sino todo lo contrario. La sociología debería ser una herramienta no para convertir a sus egresados en mano de obra precarizada, sino para transformar las relaciones sociales y eliminar la precarización, defendiendo su espíritu crítico.

¿Sociología para qué y para quiénes?

Venimos de dar grandes luchas como comunidad universitaria y frenando los intentos del gobierno de avanzar en una privatización de la universidad. Pero lo que no pueden hacer mediante un vaciamiento total, lo hacen mediante una privatización, por lo bajo, de nuestra formación: la creación de posgrados pagos con contenido recortado o especializado (y muchas veces más actualizado) que no incorporan en la currícula de grado gratuita, los convenios con empresas que tercerizan tareas en “pasantes”, y más.

Si hay algo que no responde esta propuesta de plan de estudios es para qué hacemos sociología y quiénes la hacemos. En ningún momento se analizó la situación socioeconómica que de conjunto asumimos es la mayor causal de deserción. Ni hablar de la caída en la matrícula, que dudosamente se solvente con un plan de estudios que estipula una carrera de 5 años y medio cursando mínimo 3 materias por cuatrimestre. La Dirección de la carrera está disociada de la realidad de sus estudiantes.

Esta propuesta del plan no contempla ninguna de estas cosas, y mucho menos la situación docente por lo explicado anteriormente.

La pregunta detrás de esta reforma es en qué disciplina van a formarse lxs futurxs sociologxs argentinxs. Creemos que vale la pena defender el carácter generalista y la formación crítica de nuestra carrera, aun en un momento de desprestigio de la disciplina, porque también de eso se trata hacer ciencia y ciencias sociales. Así se parió nuestra carrera: defendiendo su lugar y vigencia a uñas y dientes.

¿Y qué hacer con la reforma? La misma viene discutiéndose hace añares y esa es la excusa para avanzar precipitadamente en su presentación y votación, pero la propuesta actual solo se discutió en una única comisión abierta -donde no se contaban con todos los insumos, y se expresaron más dudas que certezas-. La Dirección de la Carrera -Movimiento Evita- no incorporó ninguna de las correcciones propuestas en el debate de la reforma del año pasado. De hecho, nada garantiza que los debates y problemas denunciados en estas comisiones sean trasladados a la propuesta: no hay ninguna convocatoria que asegure un debate honesto y participativo sobre esta reforma.

Semana a semana crece la preocupación en las cátedras de las optativas por el temor a no poder regularizar y la incertidumbre de qué pasaría con esas materias -que con esta propuesta y con la caída de estudiantes en la carrera, se cerrarían. La preocupación genuina de lxs estudiantes por participar del debate, opinar y construir una disciplina a tono con las necesidades de hoy.

Lxs consejerxs por la mayoría estudiantil (y actual conducción del CECSo), La Mella, La Cámpora y El Mate, acompañan esta reforma sin ni siquiera abrir el debate que reclaman los estudiantes independientes y desde la izquierda. Las agrupaciones estudiantiles funcionarias, de la 15 y AxS, toman activamente un rol de administrar la reforma más reaccionaria de sociología en los últimos años. De ninguna manera denuncian las magras convocatorias que realiza la gestión -su gestión- ni reclaman por una discusión donde les estudiantes además de tener voz, tengamos voto. Ni hablan de denunciar la degradación de contenido y la innecesaria extensión de +200hs de la carrera. Todo lo contrario, quieren vender la miserable propuesta de reforma del plan de estudios de la dirección de carrera como una "victoria estudiantil". Pretenden la que misma sea votada en cuatro paredes, sin abrir y movilizar al conjunto de la comunidad sociológica para abrir debate y resolver el futuro de nuestra disciplina.

En este sentido, rechazamos cualquier reforma del plan de estudios que imponga condiciones de mercantilización de nuestra formación, y mucho menos bajo las presiones del Rectorado y gobiernos que pretenden adecuarla a la precarización laboral y descalificación de la mano de obra que necesita el mercado hoy. Desde la UJS, como estudiantes y consejeros por la minoría estudiantil en la junta de carrera, vamos a defender hasta el último momento una sociología con todes adentro: no puede haber una reforma a espaldas de docentes y estudiantes, y mucho menos una expulsiva de su propia comunidad. Pero además, también defendemos una sociología crítica que pueda hacer frente teórica y prácticamente a la degradación social que impone el sistema capitalista en su descomposición, para poder transformarlo.

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