Esta semana Filo estuvo teñida con la lucha universitaria contra la motosierra de Milei: 300 clases públicas donde participaron más de 5.000 estudiantes, y una jornada de corte y movilización con más de 1.000 docentes, estudiantes y no docentes en Rivadavia y Puan. Hace años que no tenían lugar jornadas tan masivas, se vivieron con mucho entusiasmo por el conjunto de la comunidad de la facultad; sin duda fueron motivadas por la gravedad del asunto y la posibilidad real de cierre de la universidad.

Las actividades, convocadas a iniciativa de la última asamblea del CEFyL, y coordinadas entre el centro de estudiantes y los gremios docentes y no docentes, marcan un nuevo paso adelante. Es evidente que se puso de pie un movimiento de lucha en la facultad, con nuevas camadas de cientos de estudiantes y docentes que se preparan para organizarse y luchar en contra del plan Milei que amenaza con llevar al cierre a nuestras casas de estudio.

En este contexto, la tarea fundamental es, ni más ni menos, clarificar las perspectivas políticas en juego, debatir cómo desarrollar el movimiento en toda su potencialidad e impulsar con todo la lucha docente-estudiantil.

Las autoridades y sus agrupaciones

En primer lugar, hace falta señalar un peligro que enfrentamos a la hora de construir este movimiento: confundir nuestros aliados circunstanciales en la lucha contra la motosierra con aliados políticos en la defensa más general de nuestros reclamos propios.

La pelea contra Milei y el cierre de la universidad nos encuentra, excepcionalmente, impulsando acciones en común con las autoridades de Filo y las agrupaciones que representan al kirchnerismo-peronismo en la universidad, incluyendo a quienes dirigen el CEFyL o el radicalismo (¡hasta las agrupaciones del rectorado aparecieron durante la semana!). Pero hay que caracterizar que ni tenemos los mismos objetivos ni la motosierra significa lo mismo para cada sector.

Mientras que para lxs estudiantes y docentes la motosierra significa la destrucción de nuestros lugares de estudio, de nuestro salario, de nuestra investigación, para las autoridades universitarias se trata del ataque a los negocios que los últimos años han avanzado a partir de la creciente mercantilización de la universidad. Son sus negocios con las “políticas de recursos propios”, con los cursos de idioma, los posgrados y diplomaturas (como la de ESI, arancelada por el decano Manetti) los que ellos ven en peligro. Ellos vienen acomodándose al ajuste presupuestario año a año: el recorte de horarios y a las obras sociales del año pasado son ejemplo de ello.

Y sucede que a lecturas diferentes les corresponden objetivos y métodos diferentes. La orientación del peronismo-kirchnerismo, que en la facultad está representada en el Colectivo como el frente de agrupaciones de la gestión, busca utilizar el descontento para presionar al gobierno a negociar. Es lo mismo que quiere la Franja Morada. Ellos no quieren derrotar el plan de Milei, concepto que ni siquiera usan, sino negociar un aumento para que la universidad sobreviva durante el año y mantener los negociados funcionando. De ninguna manera van a luchar consecuentemente para reconstruir el salario docente, ampliar las becas, por el boleto educativo, o por cualquiera de nuestras necesidades. Cuando lo suyo esté garantizado, van a retirarse y organizar el fin de la lucha, como ocurrió en 2016 y 2018.

Nuestras tareas

Es necesaria y defendemos la más amplia unidad para reforzar el movimiento contra la motosierra de Milei. Todo aquel que quiera sumarse es bienvenidx. Sin embargo, creemos importante la clarificación de los roles que juega cada sector político para clarificar quienes queremos llevar la lucha hasta el final y poder prepararnos para rechazar las maniobras de las autoridades. Preparando estos debates, vamos a consolidar a la nueva generación de estudiantes que se suman a la lucha y evitar su cooptación o desmoralización.

La masividad de la participación es la clave, para empujar hasta el triunfo la lucha, y para evitar que ganen terreno los intereses particulares y sectarios de aquellas agrupaciones que, de manera infantil, no están preocupadas por desarrollar el movimiento, sino sólo crecer en influencia y destacar su autoconstrucción.

Esta semana tiene que servir para balancear este poderoso inicio de lucha, convocar a nuestrxs compañerxs y preparar una enorme movilización de Puan para la marcha federal educativa del 23. La asamblea del 22 tiene que encontrarnos siendo el triple, en unidad y a la altura de las tareas que tenemos como movimiento estudiantil.

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