Universidad
14/10/2024
UBA: La Cámpora naranja que no quiere patalear
Por un nuevo estudiantazo y una huelga general educativa para que se vaya Milei.
Seguir
Corresponsal.
La universidad está conmocionada por el veto de Milei, algo que venía tomando forma desde que anunció el recorte presupuestario en un marco de más de 200% de inflación, pero que terminó de consolidar un importante repudio popular a lo largo y a lo ancho del país con la ratificación en el Congreso del veto a la Ley de Financiamiento Universitario (160 votos afirmativos, 84 negativos y 5 abstenciones). Los partidos garantes de la continuidad del veto por acción u omisión (ausentarse) fueron LLA, PRO ,UCR y el peronismo.
La Cámpora naranja
El gobierno va a fondo y necesitamos medidas defensivas del mismo tenor. No es la política de todas las agrupaciones, de hecho La Cámpora no solamente está en contra, sino que trabaja para desarmar cualquier medida de lucha de esas características. Por ejemplo en FADU, donde son conducción, no convocaron asamblea en la previa a la marcha ni participaron de la que sucedió después, que fue realizada solamente por La Corriente, la otra presidencia del Cefadu. En Exactas se negaron a plantear una asamblea de continuidad y tuvieron que responder a la presión de una asamblea autoconvocada porque no querían impulsar nada. En Agronomía ni siquiera querían poner de pie una asamblea porque “no era representativo”. En Psicología y Filo actuaron contra la toma hasta el momento en el que no quedó opción. En Medicina directamente operan en común con Nuevo Espacio, legitimando la Comisión Directiva que impulsó el NEM con el objetivo de descomprimir un movimiento independiente que quiere asamblea para votar la toma. En Económicas buscaron desarmar la asamblea convocada por el activismo paralelizándola con una reunión abierta de todo el kirchnerismo sin carácter resolutivo. En la UNA, junto con las autoridades, llevaron adelante la política de bloquear las tomas de facultades, buscando convencer a estudiantes y docentes sobre no llevar adelante esa política. Cualquier apoyo a la lucha, existente en los papeles y discursos, estuvo marcado por un movimiento estudiantil que tomó la batuta y estaba (y está) dispuesto a llevarse este tipo de obstáculos por delante.
No solamente no tomaron el eje de la toma, sino tampoco el de la lucha. De hecho, más bien trabajaron contra ella. No podría atribuirse este accionar a una negligencia puntual sino a una política general. Máximo Kirchner dejó en claro que no hay que “patalear” por el veto, al que calificó como herramienta constitucional. Como si fuera poco, en una intervención reciente ¡planteó al movimiento estudiantil desmovilizarse para esperar a 2025!
Es esperable esta conducta. Es una politica sostenida y consciente que tuvo su pico con el planteamiento de “hay 2019” en el proceso político de rebelión educativa y por el aborto legal que tuvo lugar en 2018. En el medio de masivas tomas que tuvieron su pico máximo con la toma de Medicina y Derecho de la UBA, ellos planteaban que había que esperar porque se iban a preparar para ganar y el próximo gobierno iba a contener las demandas del movimiento popular. Como advertimos, el gobierno del Frente de Todos, lejos de venir a responder a los reclamos de los trabajadores, los estudiantes, las mujeres, o la juventud perpetró un ajuste de envergadura que se llevó puestas todas nuestras condiciones de vida y que le allanó el camino a quienes hoy nos gobiernan. Esta política de seguidismo del Estado le costó muy caro al movimiento estudiantil.
Por su parte también, su política de defender el “veto”, además, como una herramienta constitucional más que defienden Milei o Máximo Kirchner, que también fue utilizado por Mauricio Macri de forma acabada en su gobierno, muestra que su pose democrática e institucionalista se cae porque desoyen la propia votación del Congreso. Una línea histórica que defendieron todos los partidos patronales. Sin ir más lejos Cristina Fernández de Kirchner utilizó el veto contra la movilidad jubilatoria del 82% móvil.
Ahora el gobierno profundiza el ataque, se reabre el debate de perspectiva: ¿Cómo seguimos?
Veníamos alertando que el método político de negociación que defendía el peronismo y los radicales nos iban a llevar a la derrota, algo que sin ir más lejos le allanó el paso al triunfo del gobierno de Milei. Pero luego se volvió a verificar cuando los decanos decidieron levantar la emergencia presupuestaria en un acuerdo con el gobierno con el telón de fondo de la Ley Bases y tuvimos que impulsar una nueva marcha educativa para poner de relieve las reivindicaciones que nunca llegaron.
Contra la política de la negociación y de expectativas en el parlamentarismo, que aparte de responder a intereses distintos a los nuestros nos trajo hasta acá, hay que llevar la lucha a fondo. En los casos donde las direcciones estudiantiles sean una traba para eso, hay que superarlas mediante la organización estudiantil independiente. Esta metodología contrastará con fuerzas como La Cámpora, que buscarán llevar este descontento hacia una eventual candidatura y para resguardar sus pactos con Milei.
Tomemos todas las facultades del país contra el veto de Milei
Desde la UJS fuimos los primeros en plantear la política de las tomas como medida de lucha profunda luego de haber impulsado iniciativas desde febrero en defensa de la educación: cortes, ruidazos, encuentros, radios abiertas, apoyo a los paros, etc.
La radicalización de la lucha es una necesidad que tomó como propia el movimiento estudiantil. Lejos de ser algo “ajeno a él” o “divisor de las luchas”, fue el factor aglutinador de la pelea contra el veto: “meta toma y asamblea”.
Por el presupuesto, por los salarios, contra el gobierno, se procesará en una lucha política que tiene un norte puntual: el movimiento estudiantil tiene que consolidarse como un movimiento independiente de los gobiernos y de las autoridades porque es el único método que permite llevar a fondo nuestra pelea. Por un nuevo estudiantazo y una huelga general educativa para que se vaya Milei.